El Pais (Uruguay)

Un clásico que siempre se cruza con su público ESPERANDO LA CARROZA

Volvió a Netflix esta comedia argentina con China Zorrilla y Luis Brandoni

- NICOLÁS LAUBER

En el número 1232 de la calle Echenagucí­a, en el barrio Versalles de Buenos Aires a pocas cuadras del Polideport­ivo Velez Sarsfield, todavía se encuentra la propiedad que sirvió como escenario principal de Esperando la carroza ,la comedia argentina que dirigió Alejandro Doria sobre el texto de Jacobo Langsner y que ayer se sumó al catálogo de Netflix.

Gracias al éxito que ha tenido la película en estos años, el lugar se volvió un sitio de peregrinac­ión para los fanáticos de esta comedia que desnuda las miserias de personas comunes y corrientes. Hoy, la casa tiene una placa en la puerta que señala que allí se filmó la película argentina más recordada de todos los tiempos.

Es que no hay otro título que haya logrado tocar fibras tan íntimas (y mostrar las miserias) de la idiosincra­cia rioplatens­e como esta comedia que traspasó generacion­es y continúa sumando fanáticos. Todos se saben de memoria líneas como: “¡Qué miseria!”, “¡Tres empanadas”, “Me cagó el loro” o “Yo hago puchero, ella hace puchero. Yo hago ravioles, ella hace ravioles”.

Son citas que están estampadas en remeras, se volvieron memes y hasta llegaron a ser ringtones con frases de esta comedia constumbri­sta sobre una familia de clase media, tirando a baja.

El guion, ingenioso y todavía gracioso, sumado a un elenco notable compuesto por figuras importante­s del cine argentino (solo faltaban Alfredo Alcón o Norma Aleandro para completar la selección ideal), convirtier­on a la película en un clásico que se mantiene vigente.

Estrenada en 1985, la comedia fue la adaptación cinematogr­áfica de la obra cuya primera adaptación había sido en Uruguay, en 1962 a cargo de la Comedia Nacional. Cruzó el río y llegó a los teatros de Buenos Aires en 1975 de la mano del director Villanueva Cosse, padre de la actual intendenta de Montevideo.

En la película, el caserón era donde vivían la venenosa Elvira (China Zorrilla), su marido Sergio Musicardi (Juan Manuel Tenuta) y su malcriada hija Matilde (Andrea Tenuta). Y en aquel domingo de calor abombante reciben para almorzar a Antonio (Luis Brandoni), hermano de Sergio, y su esposa Nora (Betiana Blum), quienes tienen una mejor situación económica que proviene se supone por negocios turbios que hizo Antonio durante la dictadura argentina.

Claro que lo que parecía ser un domingo más, se convierte en una hecatombe cuando llega Jorge ( Julio de Grazia), hermano de Sergio y Antonio, y su esposa Susana (Mónica Villa) quien está toda la película al borde del ataque de nervios. Los recién llegados traen malas noticias: Mamá

Cora (Antonio Gasalla), la matriarca, ha desapareci­do.

La ausencia de la octagenari­a (quien se había peleado con Susana y decidió irse a pasear unas horas), sumado a la aparición del cuerpo de una anciana cerca de las vías del tren son motivos suficiente­s para que la parentela de por muerta a la matriarca. Y de inmedianto comienzan a llegar más parientes, cada uno más compungido que el anterior, a la casa de Elvira, quien armó un velorio en su casa.

Con cada vez menos paciencia ni roce hacia sus familiares, la situación se vuelve insostenib­le en la casa de Sergio y Elvira donde un gentío cada vez mayor entra para velar a Mamá Cora. Gran sorpresa se llevan propios y ajenos cuando la anciana llega a su propio velorio y los Musicardi se dan cuenta que estaban velando, en realidad, a una anciana húngara.

“En Esperando la carroza, Langsner muestra la pequeñez humana, pero no lo hace desde un lugar de rechazo, sino desde el humor y con ternura, como diciendo: ‘Mirá lo que somos, fijémonos si lo podemos cambiar’. De eso se trata”, dijo Betiana Blum a La Nación, cuando se cumplieron 35 años del estreno de la película.

CARROCEROS. Las frases y situacione­s que muestra la película se convirtier­on en todo un fenómeno cultural que no ha parado de sumar adeptos. Incluso Mamá Cora se convirtió en un personaje recurrente de Gasalla, quien lo supo explotar en televisión junto a Susana Giménez. Y la película se volvió un éxito tan grande que hasta los fanáticos, los Carroceros, tuvieron su propio documental que está en el catálogo del streaming de Cinemateca Uruguaya.

Este documental de Mariano Frigerio y Denise Urfeig está compuesto por entrevista­s a los protagonis­tas, y a los fanáticos de Esperando la carroza para indagar sobre las razones, las obvias y más ocultas de este fenómeno del Río de la Plata.

El regreso de Esperando la carroza a Netflix es una buena oportunida­d para intentar responder estas preguntas y sobre todo reírse un buen rato.

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Los Musicardi durante una de las tantas discusione­s familiares que plantea la película.
FAMILIA. Los Musicardi durante una de las tantas discusione­s familiares que plantea la película.

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