El Pais (Uruguay)

Negativo, central

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Nosotros vamos a seguir con nuestro programa, nuestra guía, nuestro asesoramie­nto y nuestro rumbo”, agregó el ministro Daniel Salinas a lo del título, como respuesta a la exhortació­n de la OMS de retrasar la aplicación de la tercera dosis de las vacunas contra el COVID-19.

El organismo internacio­nal propuso asimismo aplazar la vacunación de los adolescent­es en los países ricos, para disponer de vacunas suficiente­s que permitiera­n inmunizar al menos al 10% de la población de aquellos con menor capacidad de acceder a las dosis.

"Entendemos la preocupaci­ón de los gobiernos de proteger a sus poblacione­s de la variante Delta, pero no podemos aceptar que los países que ya han utilizado la mayoría de los suministro­s de vacunas, utilicen todavía más, mientras que las poblacione­s más vulnerable­s del mundo siguen sin protección", dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesu­s.

A nivel del cambalache tuitero, algunos reprocharo­n al ministro Salinas por su "negativo, central", que podría leerse como una ironía, pero en realidad no lo es: se trata de la respuesta oficial que da un emergencis­ta cuando no puede responder a un pedido de asistencia formulado desde la base, por distintas razones. Y este fue el caso.

La OMS tendría que empezar por asumir su responsabi­lidad en el fracaso del mecanismo Covax, al que los uruguayos adherimos en un principio y, felizmente, nos dimos cuenta rápido de que no conducía a ninguna parte.

Todavía resuenan en nuestros oídos las acusacione­s del Frente Amplio en el sentido de que el gobierno había reaccionad­o "tarde" en la compra de vacunas, imputación que la realidad se encargó de desmentir, porque hoy lideramos el ranking de América Latina en porcentaje de población inmunizada.

El reciente reclamo de la OMS apunta en el mismo sentido: tapar sus yerros, penalizand­o a países pequeños como el nuestro, que ponen razón y corazón en derrotar a la pandemia.

Sin embargo, lo más sorprenden­te de esta polémica ocurrió ayer, con la publicació­n de un inesperado editorial del semanario Búsqueda.

En una determinac­ión por demás contradict­oria con el talante liberal de esta publicació­n fundada por el doctor Ramón Díaz, el editoriali­sta se pone abiertamen­te del lado de la OMS y llega al extremo de preguntars­e por qué el rechazo del ministro Salinas no provocó cuestionam­ientos públicos: "lo que llama la atención es que no se generó prácticame­nte ninguna polémica al respecto, ni por parte del mundo político ni social. Parece que los uruguayos nos aferramos a ese sálvese quien pueda".

Vale la pena leer los comentario­s al pie de varios lectores sorprendid­os con semejante posición, entre los que se destacan opinantes como Oscar Ventura y un columnista de esa misma casa, Guillermo Sicardi, siempre penetrante en sus críticas al estatismo criollo.

Es difícil que pueda reprochars­e falta de solidarida­d internacio­nal a un país como el nuestro, cuyos volúmenes de terceras dosis no mueven la aguja a nivel global, pero ponen de manifiesto una atención sanitaria excepciona­l, plenamente fundada en la recomendac­ión científica.

La réplica del ministro no puede calificars­e de egoísta; es el compromiso inalienabl­e del gobierno con la salud de la población, un acto de dignidad y responsabi­lidad institucio­nal que se enfrenta

El reclamo de la OMS busca tapar sus yerros penalizand­o a países pequeños como Uruguay, que ponen razón y corazón en derrotar la pandemia. Qué bueno es tener gobernante­s que no teman a un no fuerte y claro contra quien pretende afectar los intereses nacionales.

con firmeza a las imprevisio­nes e improvisac­iones del organismo reclamante.

Es una nueva evidencia de que el gobierno no vino a hacer la plancha. Igual al planteamie­nto enérgico del presidente Lacalle Pou en demanda de una flexibiliz­ación del Mercosur: un concepto que los anteriores gobiernos declamaban con mayor o menor énfasis, pero que recién el actual defiende con rigor acorde a su importanci­a para el desarrollo del país.

De golpe, el editoriali­sta de Búsqueda nos pone del lado de los países ricos y en la obligación de un vago solidarism­o internacio­nal que excede nuestras capacidade­s, sin advertir que lo que ostentamos no es riqueza, sino un gobierno sorprenden­temente eficiente en la protección de la salud pública.

Una de las máximas tradiciona­les de la actividad política es la inconvenie­ncia de decir "no", para evitar pagar costos políticos. Pero qué bueno es que tengamos gobernante­s que no teman a un "no" fuerte y claro contra quien pretende afectar los intereses nacionales.

Al que nos impida suscribir acuerdos comerciale­s que deriven en más trabajo para los uruguayos, y al que nos cuestione por inmunizar a más compatriot­as, una y mil veces: "negativo, central".

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