El Pais (Uruguay)

HAITÍ, MÁS DE 300 MUERTOS

Mientras sufre los golpes del COVID-19, el sismo destruye viviendas y derrumba edificios

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Un terremoto de magnitud 7,2 dispara un escenario dramático.

Un terremoto de magnitud 7,2 sacudió Haití ayer sábado, dejando al menos 304 muertos y derrumbes de edificacio­nes en este país caribeño que aún no se recupera del devastador sismo de 2010, y que padece una severa crisis política y social, agravada por la pandemia del COVID-19. Se estima que la cifra de fallecidos aumentará a medida que remueven los escombros de casas y edificios.

El sismo, que hizo temblar las casas y obligó a la población a buscar protección, se produjo hacia las 9:30 horas de Uruguay y tuvo su epicentro a unos 160 km de la capital haitiana, Puerto Príncipe, de acuerdo con lo que informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).

El terremoto ha dejado al menos 304 muertos, “de los cuales 158 fueron registrado­s en el sur”, informó la agencia de Protección Civil.

También hay “cientos de heridos y desapareci­dos”, subrayó.

Hospitales en las regiones más afectadas por el sismo ya estaban viéndose en dificultad­es para proveer atención de emergencia y al menos tres centros de salud en las localidade­s de Pestel, Corailles y Roseaux estaban totalmente abarrotado­s de pacientes, según Jerry Chandler, director de Protección Civil.

Christella Saint Hilaire, que vive cerca del epicentro, dijo a la AFP que “muchas casas están destruidas” y que “las réplicas siguen produciénd­ose”.

“Las casas y los muros que las rodean se han derrumbado. El tejado de la catedral se derrumbó”, aseguró por su parte Job Joseph, residente de la ciudad de Jeremie, en el extremo occidental de Haití.

En el centro de esa ciudad, compuesta principalm­ente por residencia­s y edificios de una sola planta, se registraro­n graves daños.

Haití declaró el estado de emergencia en respuesta a la catástrofe y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó ayuda “inmediata” para el país caribeño.

“Estoy entristeci­do por el sismo devastador” en Haití, afirmó Biden en un comunicado, subrayando la implementa­ción de “una respuesta inmediata de Estados Unidos” para evaluar los daños y asistir a los heridos.

DESESPERAD­OS. Los habitantes compartier­on imágenes en redes sociales que muestran los desesperad­os esfuerzos para sacar a gente de los escombros de los edificios derrumbado­s, mientras personas gritaban tratando de encontrar un lugar seguro fuera de sus casas.

“El gobierno decidió esta

mañana declarar el estado de emergencia por un mes tras el desastre”, dijo el primer ministro de Haití, Ariel Henry, al tiempo que llamaba a la nación a “mostrar solidarida­d” y no entrar en pánico.

El primer ministro añadió que visitará las zonas afectadas en las próximas horas junto a otras autoridade­s.

La larga sacudida inicial se sintió en gran parte del Caribe, incluso en Santiago de Cuba (a unos 300 km de Saint-louisdu-sud), donde muchos residentes salieron de sus hogares, según Radio Rebelde.

El USGS emitió inicialmen­te una alerta de tsunami, previendo posibles olas de hasta tres metros a lo largo de la costa de Haití, pero poco después la levantó.

Los daños en la ciudad de Les Cayes parecen ser importante­s, incluyendo el derrumbe de un hotel de varios pisos.

Los residentes compartier­on imágenes en las redes sociales de las ruinas de edificios de hormigón, incluida una iglesia en la que aparenteme­nte se estaba celebrando una ceremonia el sábado en la ciudad surocciden­tal de Les Anglais.

“Mi solidarida­d y la de todo el pueblo español con Haití por el grave terremoto que ha sufrido (...) Contáis con el apoyo de España para salir adelante tras este terrible suceso”, dijo el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en Twitter.

También llegaron saludos solidarios desde la vecina República Dominicana y Cuba, entre otros países.

Un terremoto de magnitud 7 en enero de 2010 dejó gran parte de Puerto Príncipe y las ciudades cercanas en ruinas polvorient­as. Causó la muerte de más de 200.000 personas y dejó otras 300.000 heridas.

Más de un millón y medio de haitianos se quedaron sin hogar, dejando a las autoridade­s de la isla y a la comunidad humanitari­a internacio­nal ante un reto colosal en un país que carece de un registro de tierras y de códigos de construcci­ón.

DEVASTADO. Ese terremoto destruyó cientos de miles de viviendas, al igual que edificios administra­tivos y escuelas, así como el 60% del sistema sanitario de Haití.

La reconstruc­ción del principal hospital del país sigue incompleta, y las organizaci­ones no gubernamen­tales se han esforzado por suplir las numerosas deficienci­as del Estado.

El terremoto de este sábado se produce poco más de un mes después de que el presidente Jovenel Moise fuera asesinado en su casa por un comando armado, lo que conmocionó a un país que ya lucha contra la pobreza, una creciente violencia de las bandas criminales y la pandemia de COVID-19.

El juez de instrucció­n designado el lunes para dirigir la investigac­ión judicial sobre el magnicidio de Moise anunció el viernes que abandonaba el caso. La policía dice que ha detenido a 44 personas en relación con el asesinato, incluidos 12 policías haitianos, 18 colombiano­s que supuestame­nte formaban parte del comando y dos estadounid­enses de origen haitiano. El jefe de seguridad de Moise está entre los detenidos en relación con el complot supuestame­nte organizado por un grupo de haitianos con vínculos en el extranjero.

La policía ha emitido avisos de búsqueda de otras personas, entre ellas un juez de la Corte Suprema, un exsenador y un empresario.

La sacudida inicial se sintió en otras zonas del Caribe, incluso en Santiago de Cuba.

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