“Ahora esperamos un mayor volumen de estudios no COVID”
“Estamos haciendo lo humanamente posible para que todos los exámenes estén en tiempo y forma. Pensamos que vendrá un mayor volumen de estudios no COVID y estamos preparados para recibirlos”, dice a El País Carlos Russi, director del departamento de Laboratorio del Casmu.
Este laboratorio sufrió un brote de COVID-19 en su personal a fines de octubre y principios de noviembre de 2020, que duró unas tres semanas. En ese lapso, el 20% del personal debió mantenerse en cuarentena o alejado del laboratorio como medida de prevención, lo que atrasó un poco el trabajo, pero rápidamente se solucionó, según recuerda Russi.
“El trabajo continuó con bastante normalidad aun con la carencia puntual del personal, se redistribuyó la tarea y mantuvimos una relación estrecha con el Comité de Infecciones Hospitalarias”, señala. En el laboratorio del Casmu trabajan 184 personas, se reciben unos 1.000 pacientes por día (30.000 al mes), de los cuales el 10% no concurrió a hacerse exámenes durante la pandemia, por precaución.
Para el área dedicada a exámenes de COVID-19, durante el pico de la pandemia el Casmu contrató siete médicos validadores y se elevó de dos a 13 el número de licenciados. “El Casmu tiene una población envejecida entre sus usuarios y tenían miedo de contagiarse si iban al centro asistencial o sede. Sabemos que hay pacientes ancianos con patologías previas que no están consultando, por eso nos planteamos que debemos ampararlos más. También vamos a domicilio a tomarles exámenes”, dice Russo. El especialista dice que la demanda bajó porque consultaron menos pacientes no COVID. “Lo único que sufrió cierto retraso fueron las técnicas de biología molecular, como cargas virales de hepatitis, retrovirus y VIH. Esto sucedió por estar básicamente enfocados en los test COVID19, pero se solucionó. Hubo momentos en que nos sobrepasó la cantidad de muestras que manejamos, pero lo hicimos. Ahora estamos con la agenda abierta, no hay topes para atender determinado número de pacientes más allá de los protocolos que indica el MSP”, concluye el experto.
Desde la Coordinadora Nacional de Instituciones de Asistencia Médica Colectiva dicen que un tema que entrará en juego por estas fechas es que varias mutualistas empezaron a otorgar licencias al personal médico en urgencias, emergencias, medicina de internación y medicina intensiva, a raíz de que bajó la cantidad de camas ocupadas por COVID-19. Su vocero, Carlos Cardoso, dice que el sector que representa tiene 1.930.000 afiliados por el Fondo Nacional de Salud (Fonasa), además de los afiliados por convenios colectivos y afiliaciones individuales, lo que suma unas 2.100.000 personas, dos terceras partes de la población nacional.
En los últimos tiempos el sector sufrió unas 50.000 desafiliaciones, producto del alza del desempleo o por pequeñas empresas que todavía no han reabierto sus negocios o han perdido sus derechos de seguridad social a ese nivel.