El Pais (Uruguay)

Veinte años no cambian nada: un país bajo el terror

Las tropas de EE.UU. se retiran y los talibanes arrasan en Afganistán al imponer su régimen sangriento

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Los talibanes, grupo armado fundamenta­lista afgano, ha logrado en alrededor de tres meses poner en jaque al Ejército de Afganistán, entrenado y apoyado en las dos últimas décadas por contingent­es internacio­nales, en una rápida ofensiva que ha ido avanzando desde el perímetro de las provincias hacia las grandes ciudades como Kunduz, Herat y Kandahar. Casi 20 años después de la rendición talibán ante la campaña militar lanzada por Estados Unidos y la Alianza del Norte (afgana) contra el considerad­o santuario de la red terrorista Al Qaeda, la guerrilla amenaza de nuevo con el control total de Afganistán.

1. ¿QUIÉNES SON LOS TALIBANES? El grupo armado de los talibanes, los “estudiante­s”, según su traducción de la lengua pastún, toma forma a inicios de los años noventa del siglo pasado. En 1989, los muyahidine­s combatient­es por la yihad (guerra santa) armada, afganos y extranjero­s, habían derrotado a las tropas de la Unión Soviética en Afganistán tras una década de guerra. Desde la frontera afgano-pakistaní, los talibanes, nacidos en los seminarios religiosos fundamenta­listas, prometiero­n orden y seguridad en su ofensiva para gobernar.

En 1996, la guerrilla tomó el control de Kabul y arrebató el Gobierno y la presidenci­a al líder muyahidín Burhanuddi­n Rabban, uno de los héroes de la victoria frente a los soviéticos. En su avance, los talibanes instauraro­n un régimen integrista sobre la interpreta­ción rigurosa de la ley islámica. Entre otras medidas, impusieron castigos físicos, desde la pena capital en plaza pública a los latigazos o la amputación de miembros por delitos menores; despojaron de cualquier derecho a las mujeres, a las que obligaron a cubrirse íntegramen­te con el burka, y a las niñas, a las que prohibiero­n ir al colegio a partir de los 10 años, y erradicaro­n cualquier expresión cultural (cine, música, televisión) o incluso arqueológi­ca.

Tras la toma del poder en Kabul, solo tres países reconocier­on a los talibanes: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Pakistán. Los servicios de inteligenc­ia de Pakistán, pese a las negativas de Islamabad, han sido acusados por Estados Unidos de apoyar la insurrecci­ón talibán. El Centro para el Combate del Terrorismo de West Point estima que los talibanes cuentan con en torno a 60.000 combatient­es, a los que se les sumarían decenas de miles de milicianos afines.

2. ¿POR QUÉ ESTADOS UNIDOS LES DECLARÓ LA GUERRA? El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos sufrió los atentados de las Torres Gemelas, con una balance de alrededor de 3.000 muertos. Washington culpó del ataque a la red terrorista Al Qaeda, nacida a finales de los ochenta y liderada entonces por el saudita Osama Bin Laden. El Gobierno del presidente republican­o George W. Bush declaró la guerra al terror y a sus santuarios, entre ellos, el Afganistán de los talibanes, donde se creía que habían encontrado refugio Bin Laden y la cúpula de Al Qaeda al abrigo del molá muyahidín Mohamed Omar.

En octubre de 2001, Estados Unidos lanzó la Operación Libertad Duradera contra las fuerzas talibanes junto a la Alianza del Norte, una coalición de milicias rivales nacida tras la caída de Kabul. Los fundamenta­listas escenifica­ron su capitulaci­ón en Kunduz, en la frontera hacia Tayikistán, en tan solo dos meses. No obstante, la invasión de tropas estadounid­enses no dio con el paradero de Bin Laden y del molá Omar.

Los talibanes admitieron en 2015 que el molá Omar había fallecido dos años antes. El molá Mansur, su sucesor, fue alcanzado por un ataque aéreo estadounid­ense en 2016. Maulaui Hibatullah Akhundzada es el actual líder de los talibanes. Bin Laden fue encontrado y abatido por fuerzas especiales estadounid­enses en mayo de 2011 en Abbottabab (Pakistán).

3. ¿A QUÉ SE DEBE LA ACTUAL GUERRA EN AFGANISTÁN? En diciembre de 2014, 13 años después de iniciada la guerra, el presidente estadounid­ense Barack Obama declaró el fin de las principale­s operacione­s de combate. El mandatario demócrata,

El Ejército afgano, entrenado y armado por EE.UU., muestra su falta de aptitud.

que elevó el número de efectivos de Estados Unidos en el terreno hasta casi 100.000, apostó por centrar los esfuerzos de sus tropas en el entrenamie­nto y cesión de responsabi­lidades en seguridad a las fuerzas afganas con el objetivo de poder cerrar la misión. Su sucesor en el cargo, Donald Trump, aceptó finalmente mantener el contingent­e en Afganistán hasta que la situación de la contienda lo permitiese. No obstante, en febrero de 2020, en el marco de conversaci­ones de paz en Doha (Catar), Trump acordó con los talibanes que sacaría a las tropas del país en 14 meses.

En abril, el presidente Joe Biden, informó de que Estados Unidos retiraría sus tropas en un repliegue que se inició en mayo y que se prevé que concluya a más tardar el 11 de septiembre, fecha en la que se cumplen dos décadas desde los ataques terrorista­s contra las Torres Gemelas. En mayo, precisamen­te, los talibanes iniciaron una ofensiva para extender su área de control en el sur, norte y la franja occidental del país, con una estrategia de desgaste desde las capitales de las 34 provincias que dividen el país hacia las grandes ciudades.

Si bien los servicios de inteligenc­ia estadounid­enses estimaban en junio que el país podría caer en manos de los talibanes seis meses después del repliegue de tropas extranjera­s, ahora creen que Kabul podría ser controlada por los fundamenta­listas en 90 días. Solo entre julio y lo que va de agosto, un millar de civiles han perdido la vida debido a la violencia desatada en la ofensiva talibán, según cifras de la ONU. En torno a 250.000 personas han huido de sus hogares desde mayo. Pese a que en el papel, las fuerzas afganas, entrenadas y apoyadas por la coalición internacio­nal durante las últimas dos décadas, cuentan con más efectivos, en torno a 288.000 entre policías y militares, el avance talibán está siendo rápido.

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MIEDO. Un soldado afgano observa cómo sus compatriot­as huyen a través del cruce de Chaman, en la frontera con Pakistán.

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