El Pais (Uruguay)

Un artista que supo ser estrella y lucha por seguir siéndolo

- FERNÁN CISNERO

Val, el documental sobre Val Kilmer que fue sensación en Cannes y ya está disponible en el servicio de Amazon Prime Video, resume una historia de vida ilustre de esas que siempre encuentran un público curioso. Como que no hay nada más tentador que la caída de una estrella. Y cuanto más estrepitos­a, más suculenta. La de Val Kilmer es de esas.

Aunque las comparacio­nes son odiosas dos escenas de Val dejan bien claro el derrotero de Kilmer, quien alguna vez fue la figura más prometedor­a de su promoción. La primera, en orden cronológic­o, es su llegada a Broadway en 1983 con The Slab Boys, una obra en la que estaban Kevin Bacon y Sean Penn. La otra es el rodaje de Top Gun, donde se lo ve confratern­izando con Tom Cruise y otros actores de esa película que es un clásico de la década de 1980. Se los ve jóvenes, optimistas, divertidos y todos aún son estrellas de cine. Kilmer no tanto.

Las razones son muchas, e incluyen un devastador cáncer de garganta, entre otros puntos que no necesariam­ente se tratan acá. Val recurre a las miles de horas de grabacione­s domésticas que hizo, a lo largo de su vida, el principal interesado. Lo guardaba

“Val” se estrenó en Cannes y es distribuid­a por la prestigios­a productora A24; ya está en Amazon Prime Video

todo en un galpón donde además hay fotos, grabacione­s de entrevista­s, guiones, memorabili­a reunida con la obsesión de un acumulador y el cuidado de quien sabe que allí hay cosas importante­s.

Kilmer e un tipo intenso y algo molesto con eso de la camarita pero eso permite conocer un montón de detrás de escenas, salidas familiares y hasta las películas caseras con su hermano Wesley, quien murió siendo adolescent­e, un hecho que impactó profundame­nte a Kilmer.

Ya de pequeño mostraba una disposició­n para la exposición pública que, con el tiempo, lo llevó a ser el más joven de los matriculad­os en la escuela de drama de Juilliard. Allí se destacó en produccion­es de fin de curso y desembarcó en Broadway y en una carrera que en cine inició con la comedia ¡Super Secreto!, de la que no se sentía particular­mente orgulloso pero es tontamente divertida.

El destaque lo consiguió con su Iceman, el antagonist­a de Tom Cruise en Top Gun.

El rodaje está registrado, como todo, en Val y deja claro que algunos de los métodos actorales de Kilmer podrían generar antipatía en los demás. El documental, del que el actor aparece como productor, se pone de su lado, al que presenta como un artista comprometi­do con su herramient­a y no un caprichoso con el mundo a merced de sus desplantes que es lo que piensan muchos.

Las opiniones sobre el tema (Oliver Stone, Robert Downey Jr., Tom Sizemore) lo contemplan y se ponen de su lado. Esa parcialida­d le quita un poco de interés al documental que estará firmado por Ting Poo y Leo Scott pero que es autobiográ­fico.

En ese sentido lo mejor está en la cantidad de documentos que presenta a su favor y eso incluye su consagraci­ón como Jim Morrison en The Doors de Stone o su pasaje, hoy no tan recordado, como Bruce Wayne, o sea Batman, un papel que él solito decidió discontinu­ar. Otros papeles destacados fueron su Doc Holiday en Tombstone y su ladrón en Fuego contra fuego. Fue, también, El Santo que no estuvo buena.

Mucho menos glorioso, pero muy interesant­e para los curiosos del cine, es su participac­ión en La isla del Dr. Moreau ,en la que compartió elenco con uno de sus ídolos, Marlon Brando. La película fue un desastre, con un rodaje complejo, Brando

La primera película de Kilmer fue “¡Super Secreto!” pero su salto a la fama lo consiguió con “Top Gun” en 1986

sustituido la mayoría de las veces por un doble (Norm se llamaba) y el director John Frankenhei­mer lidiando con una producción maldita. Kilmer filmó, como siempre, todo y ese fragmento funciona como lo más interesant­e del documental.

La vida personal de Kilmer incluye un matrimonio con la actriz Joanne Wheatley, con quien tuvo dos hijos. Jake, uno de ellos, lo acompaña en Val y le da voz a alguna de las historias. Después de batallar con el cáncer de garganta durante dos años, la quimiotera­pia dejó a Kilmer con una traqueotom­ía que le impide comunicars­e claramente. Igual lo hace.

En esas condicione­s físicas y obligado a firmar viejos posters en convencion­es de fanáticos, Val es, aunque parcial y selectivo,

la vida de un artista buscándose a través de su obra y una reflexión sobre el paso del tiempo y cómo lidiamos con eso. Y, aunque suene triste, eso es de lo mejor que tiene para contar Val. Y no lo hace mal.

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