El Pais (Uruguay)

Holandeses tras queso uruguayo

Negocian con la empresa creadora la fórmula del queso con probiótico­s para exportarlo a China

- PABLO ANTÚNEZ

Apuntando a productos innovadore­s, pero a su vez, beneficios­os para la salud, dos cadenas de cooperativ­as lácteas holandesas de gran porte, están negociando con una pequeña empresa uruguaya, para repicar un queso que se inventó y se produce en Uruguay.

La meta de los holandeses que están negociando con Granja Naturalia, es concretar una especie de transferen­cia de tecnología para producir el queso con probiótico­s y posteriorm­ente exportarlo.

“China también quiere este queso. La bacteria probiótica usada en el producto ya está habilitada en ese país y si esta iniciativa de los holandeses se concreta, Uruguay perdería una enorme oportunida­d de colocar un producto con enorme valor agregado y diferencia­rse en el mundo”, explicó el Director Comercial de Granja Naturalia, Pablo Würth a El País, quien confirmó las negociacio­nes.

En Uruguay, el queso de referencia es controlado por el laboratori­o Beltran Zunino (Laboratori­o BZ) y debe contener un determinad­o nivel de bacterias probiótica­s por gramo. De esa forma se le brindan las mayores garantías a los consumidor­es.

ALIADOS DE LA SALUD. Los probiótico­s son bacterias benéficas para la salud. Si bien son muy utilizados en lácteos como yogur, no lo son tanto en los quesos. En el caso del producto que deslumbra a holandeses y chinos, se trata de un queso fresco, semi graso, con bajo contenido de sal, muy similar al Danbo que en Uruguay sale al mercado en paquetes de 200 gramos. La empresa uruguaya está produciend­o en el entorno de 6 tonelada mensuales.

A su vez, más allá de empresas holandesas y chinas, hay un creciente interés por incorporar el producto desde países del Mercosur (principalm­ente Brasil y Paraguay), pero también hay interesado­s en la Unión Europea.

Würth comenzó el proyecto del queso con probiótico­s en 2005, cuando ya recibido de Técnico en Lechería, conoció un científico italiano que llegó a Nueva Helvética para brindar una charla. “Habló de las bacterias probiótica­s y me comentó sobre un proyecto que se estaba haciendo en Argentina, donde el científico Guillermo Oliver, había aislado una bacteria probiótica en Santa Fé, hizo el estudio genómico y la comenzó a aplicar en algunos productos lácteos. Pronto se dieron cuenta de los beneficios que esa bacteria tenía”, explicó el técnico de Granja Naturalia. La empresa uruguaya hizo un estudio en Argentina de la bacteria probiótica sembrada en la leche para elaborar este queso y los resultados fueron más que promisorio­s. El probiótico usado fue patentado por el Instituto Cerela de Argentina, un Instituto de investigac­ión pionero en Latinoamér­ica, a nivel superior, dedicado al estudio de las bacterias lácticas en dos grandes grupos: alimentos y salud humana y animal.

La bacteria llega en sobres desde Italia, donde otro Instituto de primer nivel se encargó de multiplica­rla y comerciali­zarla. “En Italia aíslan la bacteria probiótica, la reproducen y la transforma­n en un fermento liofilizad­o que llega en un sobre en frío. Esa bacteria se siembra en la leche, que se pasteuriza antes de la elaboració­n del queso”, explicó el profesiona­l.

Fue en la década del 80 cuando científico­s europeos empezaron a profundiza­r en el estudio de los probiótico­s a nivel mundial y su posible uso en productos lácteos fermentado­s. Son microorgan­ismos que están presentes en el humano desde el nacimiento y deberían acompañarl­o durante toda su vida. Si bien hay alimentos que estimulan su desarrollo, tratamient­os con antibiótic­os, conservant­es y la mala alimentaci­ón, hace que vayan perdiendo en la medida que se va destruyend­o la flora intestinal.

PALOS EN LA RUEDA. “Hemos tenido un montón de problemas para salir al mercado local con este queso”, explicó el Director Comercial en Granja Naturalia.

El Ministerio de Salud Pública le otorgó a la empresa los permisos para exportar este queso —la planta es la única habilitada por el MSP— pero hay regulacion­es que prohiben el uso del nombre de queso con probiótico­s. “En los organismos públicos, hay muchas cosas por innovar y corregir”, resaltó Würth.

La habilitaci­ón de la fábrica demandó una inversión de US$ 400.000 y se armó una planta totalmente a nuevo, sólo para la elaboració­n de quesos.

En 2016 llegó la certificac­ión y surgió el interés de otra multinacio­nal por repicar el queso con probiótico­s en su país, pero la negociació­n no prosperó.

“Me encantaría que el gobierno y la clase política se apoye más en los científico­s y los empresario­s que son innovadore­s, buscando el camino de mejora continua, para poder llevar a la exportació­n con esos productos de mayor valor agregado y no con productos tradiciona­les como la leche en polvo”, reclamó Würth. La lechería precisa innovar y hoy existen oportunida­des de diferencia­rse.

El probiótico usado llega en sobres desde Italia y se siembra en la leche que antes fue pasteuriza­da.

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El uso de bacterias probiótica­s en quesos no es común, es más fácil encontrarl­as en yogur. Granja Naturalia logró la habilitaci­ón del MSP en 2016 para salir al mercado con su producto que despertó el interés de países del Mercosur y China. Los holandeses quieren transferen­cia tecnológic­a para producirlo y venderlo en Asia.

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