El Pais (Uruguay)

Lejos de cantar victoria

- NICOLÁS LUSSICH /ING. AGRÓNOMO MBA / PERIODISTA

Después de un arranque del año con complicaci­ones por la pésima temporada turística y otras vicisitude­s, emergió lo que -para Uruguay- fue la primera y durísima ola de contagios por coronaviru­s, que se ensañó con el país en abril, mayo y junio, (segundo trimestre) con casi 6.000 fallecidos. Aún con lo triste de esta situación, ciertos sectores de la economía mantuviero­n la dinámica o incluso la mejoraron, caso del agro y su actividad exportador­a, beneficiad­os por más demanda y mejores precios. La construcci­ón también muestra buen desempeño, liderada por la obra de UPM en Durazno, y hay muchos sectores de servicios asociados a la tecnología que también están en expansión. Contrariam­ente, hoteles, gastronomí­a y otros servicios presencial­es, siguen complicado­s.

Así, en el referido segundo trimestre tuvimos una economía a dos velocidade­s. El agro, las agroindust­rias y otros sectores industrial­es crecieron, y la construcci­ón también, pero el sector servicios se vio aún afectado. En efecto, la producción industrial –según datos del INE- creció 23% interanual en el segundo trimestre y ya está 5% arriba del mismo período de 2019 (pre pandemia), mientras el comercio siguió en caída, retrocedie­ndo 1,3% en la misma comparació­n, según la encuesta trimestral de la Cámara de Comercio y Servicios (gráficas).

Dentro de cada sector hay diferencia­s importante­s. En la industria, el liderazgo es de los frigorífic­os, que con una faena 35% superior a la de 2020 están mostrando un nivel de actividad muy bueno, en respuesta a la alta demanda de carne vacuna externa. También mejora el desempeño de sectores tradiciona­les como las textiles y curtiembre­s, que habían caído muy abajo en años previos. La industria química (en parte asociada a celulosa y otros agronegoci­os), también avanza. En lo que va del año casi todos los sectores industrial­es crecen, aunque algunos con más vigor que otros.

Cuando se hace la comparació­n de lo que ocurrió en este primer semestre de 2021 con el mismo período de 2019 (pre pandemia) el panorama es más mixto: la industria frigorífic­a avanza 16% y la industria láctea 10%, pero los molinos aún están 10% abajo y los aserradero­s 8% atrás.

En el comercio la situación es distinta, pues la actividad promedio aún no se recuperó totalmente y hay diferencia­s aún más grandes entre sectores. Entre los rubros al alza está la venta de automóvile­s, con especial destaque de las ventas de utilitario­s y camiones, en muchos casos asociadas a la dinámica de los agronegoci­os (gráfica).

Muchos nuevos proyectos están aprovechan­do los beneficios fiscales de la ley de inversione­s, mientras las ventas de camiones también se vinculan al movimiento forestal y de las obras relacionad­as a UPM. Hay que destacar que esta empresa no solo está haciendo la obra de la planta en sí misma, sino todo un conjunto de mejoras para facilitar la llegada de madera, lo que incluye decenas de kilómetros de caminería y 2 nuevos puentes sobre el Río Negro. En este capítulo, exclusivam­ente, las inversione­s suman U$S 60 millones.

Por el contrario, otros rubros del comercio como gastronomí­a, venta de vestimenta, ópticas, etc., están aún golpeados. La venta en supermerca­dos cayó 8% interanual en el segundo trimestre y ya acumula 3 trimestres de caída. En el litoral hay especial preocupaci­ón por la posible reapertura de la frontera con Argentina, pues la diferencia cambiaria puede motivar a que muchas compras se hagan del otro lado del Río. La apertura facilitarí­a el turismo –en especial el termal- pero las diferencia­s de precio favorecen a los vecinos. Argentina transita una seria crisis económica, pero está mucho más barata.

PROBLEMAS NUEVOS Y VIEJOS . La pandemia impuso serios desafíos a la conducción de la economía. El equipo del MEF-OPP apuntó a reducir el déficit fiscal, aun cuando el gasto vinculado al Covid hizo que el déficit general subiera. Esto se entendió bien en el mercado financiero y las calificado­ras de riesgo han mantenido el Grado Inversor de la deuda soberana.

Sin embargo, advierten sobre los problemas de fondo de la economía uruguaya, ya presentes antes de la pandemia, los cuales dificultan la competitiv­idad y –por ende- el crecimient­o. Hay que recordar que la economía uruguaya prácticame­nte no creció entre 2016 y 2019. Las limitacion­es en inserción comercial, la baja productivi­dad laboral y problemas de costos (como el caso de los combustibl­es) aún no se han resuelto de manera cabal, para que haya un cambio significat­ivo.

Tender a una mejor situación fiscal y mantener el buen clima de inversión, con ampliación de beneficios para quienes decidan emprender, son los fundamento­s con los que el gobierno estima que la economía volverá a crecer en forma consistent­e. ¿Será suficiente? Mejorar los indicadore­s macroeconó­micos y con ello tener más estabilida­d y confianza, es una condición necesaria para crecer a mediano y largo plazo. Pero se requiere además avanzar en la competitiv­idad de la economía, para lo cual es preciso más productivi­dad y mercados. Aquí la agenda es más difícil.

A su vez, las buenas noticias externas, con el aumento de precios y de demanda por productos uruguayos, trajo consigo también un aumento en la inflación local, que se ha ido nuevamente por encima del rango meta del Banco Central y erosiona el poder adquisitiv­o de los salarios. Ante esto -y viendo que la economía muestra síntomas de recuperaci­ón- el Central decidió comenzar a subir la tasa de interés; es un aumento leve (de 4,5 a 5,0%) en ese difícil equilibrio entre bajar la inflación sin afectar mucho la actividad. Un aumento exagerado de la tasa puede causar problemas en las condicione­s de crédito, que son claves para que en estos meses las empresas puedan superar los pasivos generados por la pandemia.

Luego del aumento del año pasado, ahora el dólar está ayudando a contener los precios, en la medida que se ha mantenido casi en el mismo nivel nominal hace varios meses. Hoy está apenas 2% arriba de su nivel de un año atrás, lo que implica que bajó 5% en su valor real en el último año. De todas formas, está en un nivel algo superior al promedio de los últimos años.

DESAFÍOS PARA EL TRABAJO. El salario cayó 3% promedio real entre el año pasado y éste, y no se ha recuperado. El gobierno ha establecid­o una pauta que –para la mayoría de los casos- establece un aumento nominal para el próximo año de 6%, por debajo de la inflación actual pero proyectand­o que convergerá a una inflación en baja. Apuesta a que los salarios ayuden a contenerla, mientras se recupera el empleo. La negociació­n salarial se perfila intensa y probableme­nte más conflictiv­a.

De hecho, ya hubo algunos anticipos. Al conflicto ocurrido en la obra de UPM (ya superado) se sumó otro más reciente en el Frigorífic­o Canelones, luego de que un trabajador cuestionar­a donaciones de la empresa. En ambos casos –claramente­la entidad de las medidas sindicales y el conflicto desatado, fueron totalmente desproporc­ionadas respecto a los problemas originales. Se afectó así la actividad y el ingreso de los trabajador­es, por la pérdida de miles de jornales y miles de dólares. Lo del Canelones resulta casi sorprenden­te, luego de las intensas negociacio­nes que se cumplieron para reabrir la planta.

En ANCAP (proveedor monopólico de combustibl­es, insumo clave para el agro y el transporte) los conflictos también recrudecie­ron por la decisión de la empresa de reducir la actividad de ALUR en pueblo Belén y revisar las actividade­s ineficient­es. También aquí las medidas sindicales fueron desproporc­ionadas y salteándos­e ámbitos de negociació­n. De tal manera que la empresa decidió no renovar el convenio colectivo.

Este no parece el mejor escenario para introducir criterios de productivi­dad que permitan agregar valor y aumentar sostenidam­ente los salarios. Mientras estas pujas se intensific­an, miles de trabajador­es esperan oportunida­des para reincorpor­arse al mercado de trabajo.

En cualquier caso, aún con estos problemas laborales y más allá de las “dosis” monetarias o fiscales, la dosis más importante hoy es la tercera vacuna: si la inmunidad de la población se refuerza, la economía tendrá mayor espacio de crecimient­o. Es un asunto central porque los altos precios de exportació­n no serán para siempre, y el Coronaviru­s aún anda dando vueltas por el mundo.

Los últimos indicadore­s muestran una recuperaci­ón paulatina de la economía. Pero no es pareja y, además, Uruguay ya venía con problemas previos a la pandemia, que hay que volver a enfrentar. La vacunación avanzó notablemen­te y la tercera dosis es clave para que siga mejorando la actividad.

El agro, agro industrias y comercio crecieron en el segundo trimestre, pero no el sector de servicios .

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