Cáncer, primera causa de muerte en menores de 70
Ante la pandemia prevén que haya un aumento de casos y en etapas más avanzadas
El cáncer es la principal causa de muerte en Uruguay entre quienes tienen menos de 70 años. Esta es una realidad a la que se llegó en el último tiempo y que, como en casi todos los países del mundo, se suma al problema del atraso en la detección temprana de la enfermedad, debido la suspensión por muchos meses de las consultas presenciales.
A esto hay que sumarle que otro efecto indirecto que podía generar la emergencia sanitaria —el que hoy es una hipótesis probable aunque no confirmada—, es que el crecimiento de la expansión del cáncer entre los uruguayos se acelere aún más.
A estas conclusiones llegó Lucía Delgado, ex profesora grado 5 del Servicio de Oncología Clínica de la Facultad de Medicina y ex directora del Programa Nacional de Control de Cáncer. En su alocución durante las Conferencias de Invierno en Oncología que se hicieron el sábado pasado, Delgado advirtió que la expansión del cáncer en Uruguay también está por desplazar a las enfermedades cardiovasculares como primera causa de muerte en el país, sin poner ya como límite los 70 años de edad —que es la muerte precoz para la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El cáncer es en el mundo la segunda causa de muerte, pero en muchos países ya es la primera desde hace décadas. En Estados Unidos, por ejemplo. Y en Uruguay ya está cerca de ser la primera, porque 8.000 y pocos fallecen por año de cáncer”, dijo la oncóloga, que compartió algunos de los hallazgos de un trabajo publicado en conjunto con Rodolfo Vázquez, titular hasta hace poco de la Cátedra de Medicina Preventiva y Social, y Natalia Camejo, profesora adjunta Servicio de Oncología Clínica.
A esto se suma la alta letalidad con la que Uruguay carga desde hace años, lo que fue recordado por El País días atrás, al informar sobre el arribo en los próximos meses de una misión internacional —un programa coordinado por Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la OMS—, la que evaluará todo el sistema de salud con el objetivo de mejorar la eficiencia en el combate contra esta enfermedad.
La letalidad hoy determina que casi seis de cada 10 uruguayos que se enferman de cáncer mueren por esta causa —por encima de países de la región y muy lejos de cifras del primer mundo—, según datos de la OMS de 2018.
Pero esta realidad, más el hecho de que Uruguay tiene una elevada incidencia de esta enfermedad en términos mundiales, “se puede cambiar”, alentó Delgado.
LO QUE DEJA EL COVID-19. De acuerdo a cifras manejadas en la exposición de Delgado, a nivel mundial se puede prevenir entre 30% y 50% de los cánceres solamente reduciendo los principales factores de riesgo, como el tabaquismo, el excesivo consumo de alcohol y llevar dietas no saludables.
Pero, “¿qué pasó con la pandemia?”, se preguntó. Primero, lo que ya se sabe. Por el descenso de las consultas (ver apoyo), incluso las de rutina, el registro de esta enfermedad descendió entre un 23% y 24%.
Además se postergaron algunas cirugías y tratamientos especiales. Pero también los hábitos saludables —hacer deporte y comer sano—, que previenen la enfermedad, sufrieron naturales alteraciones, producto mayormente del confinamiento.
Y hay otro cambio más del que, como el anterior, aún no se conoce con precisión el impacto: el aumento de la pobreza,
“uno de los principales factores de riesgo para el cáncer y otras enfermedades no transmisibles”.
La investigadora citó en ese sentido datos de la OMS y del Banco Mundial relativos a la crisis económica global de 2008, que la asociaron a “un exceso de aproximadamente 260.000 muertes relacionadas con el cáncer en los países de la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo”.
Delgado explicó en esa línea que en Uruguay todavía hay algunos “copagos” necesarios a la hora de someterse a tratamientos convencionales, como por ejemplo la realización de resonancias magnéticas, un costo que no todos pueden asumir.