El Pais (Uruguay)

El Presidente en Olivos

-

Fue y volvió en el día. Pero quizás haya sido el viaje más importante del presidente Lacalle Pou desde que asumió, y pese a que la pandemia ha limitado sus movimiento­s. El cruce del Río de la Plata para encontrars­e con el presidente argentino, Alberto Fernández, en la residencia de Olivos fue una movida clave en una política exterior que busca abrir nuevos mercados mediante acuerdos comerciale­s bilaterale­s que sean ventajosos.

Si hace 30 años (cuando se creó el Mercosur) Uruguay veía en los países vecinos un mercado ideal donde colocar sus productos, hoy no es tan así. Sus principale­s clientes están por fuera del marco regional. Algunos de ellos son muy buenos clientes, otros prometen serlo en un futuro, pero para que esos negocios fluyan, el país necesita tratados específico­s con cada uno de esos países para así comerciar con más ventajas.

Por eso Uruguay insiste en que las pautas que rigen en Mercosur deben ser más flexibles. Sin dejar de pertenecer al bloque, quiere alcanzar acuerdos bilaterale­s de libre comercio con otros países.

Cuando el presidente Lacalle Pou planteó el tema en la cumbre del Mercosur en marzo, contó con el apoyo de Brasil y en cierta medida con el de Paraguay. Pero su colega argentino lo rechazó con énfasis: “si somos un lastre que se tomen otro barco”, dijo. Lacalle no se había referido a Argentina sino al Mercosur y no había dicho que era un lastre sino que esperaba que el bloque no se convirtier­a en uno.

Uruguay y Brasil presentaro­n una propuesta conjunta a ser debatida por los cuatros socios pero al ver que el tiempo pasaba, Uruguay anunció que sin salir del Mercosur, igual buscaría hacer acuerdos bilaterale­s por su cuenta.

Con el encuentro del viernes pasado, el presidente Lacalle Pou intentó que Argentina al menos entendiera su posición.

Hoy Uruguay tiene un intercambi­o mayor con terceros países (en especial con China) que con los del Mercosur. Por su reducida población, Uruguay no puede pensar en solo cubrir el mercado interno; produciría muy poco, sería costoso y no generaría la riqueza necesaria para crear empleo y darle calidad de vida a su población. Por eso necesita comerciar hacia afuera y por eso es fundamenta­l hacerlo mediante tratados de libre comercio que le permitan colocar sus productos en condicione­s competitiv­as.

Por lo que trascendió en los medios (que es poco), la cena en Olivos puede calificars­e de positiva. Se habló en buenos términos, el presidente Fernández entendió la encrucijad­a en que está Uruguay (por cierto muy distinta a la de Argentina), y todo hace pensar que cederá en su intransige­ncia según como evolucione­n los hechos.

Esto demuestra que era vital que Uruguay hiciera esa visita. En una situación donde no es bueno irse del Mercosur, pero tampoco ayuda estar dentro de él, el gobierno debía buscar la comprensió­n Argentina y evitar una situación de fricción con nuestro vecino.

Ni bien terminó el encuentro, el canciller Francisco Bustillo emprendió un viaje por Armenia, Turquía, Georgia y España con el objetivo de buscar nuevos mercados. El gobierno no está dispuesto a perder tiempo en su ofensiva comercial.

Y vaya si en los anteriores años se perdió tiempo. Es verdad que el presidente Tabaré Vázquez en la segunda presidenci­a y su canciller Rodolfo Nin Novoa, entendían la importanci­a de abrirse

Era vital que Uruguay hiciera esa visita. En una situación donde no es bueno irse del Mercosur, pero tampoco ayuda estar dentro de él, el gobierno debía buscar la comprensió­n Argentina y evitar una situación de fricción con nuestro vecino.

al mundo. Pero el Frente Amplio, como partido, le salió al cruce siempre que pudo. Impidió un tratado con Estados Unidos (durante el primer lustro frentista). Luego, sin un solo argumento sólido dio la orden al gobierno de abrirse de las recién iniciadas negociacio­nes por el TISA cuando Uruguay podía haber avanzado mucho más antes de tomar una decisión final. Y estuvo reticente hasta último momento en dar su aval parlamenta­rio al tratado firmado por Vázquez y la presidenta chilena Michelle Bachelet. Con los pocos frentistas que no tenían dudas sobre el acuerdo con Chile y los votos de la oposición, el acuerdo se hubiera aprobado igual. Pero todo indicaba que Vázquez no se animaba a dar ese paso y solo recién cuando el Frente cedió, de muy mala gana, fue votado.

Como puede comprobars­e, esto de poner palos en la rueda es una vieja práctica de los frentistas, que la aplicaron incluso con sus propios gobiernos.

El actual gobierno, con Lacalle Pou al frente, con su canciller y con toda la coalición detrás, se embarcó en buscar mercados, firmar tratados y ampliar el comercio y con ello aumentar la producción y el bienestar de los uruguayos. En este tema ya no hay vuelta atrás.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay