El Pais (Uruguay)

¿Cómo emprender cuando estamos languideci­endo?

- Paula Rodao, Magíster en Innovación y Emprendimi­ento | Montevideo

En abril de este año The New York Times publicó un artículo llamado “El malestar que sientes tiene un nombre: se llama languidez”. En él, su creador, Adam Grant, trata de explicarno­s este incómodo y raro sentimient­o que estamos transitand­o por estos días.

Si te preguntara en este momento cómo te sentís, o que expliques tus sentimient­os de los últimos meses, segurament­e te cueste encontrar las palabras justas. Es una sensación de vacío, de piloto automático, día tras día la misma rutina. Un estado de vacío donde la única certeza es que no sabemos qué va a pasar mañana.

Es el sociólogo Corey Keyes quien acuña el término “languidez” para describir el estado actual que estamos atravesand­o. La languidez es la ausencia de bienestar, de esa chispa que nos motiva todos los días. Nos genera falta de motivación, de concentrac­ión y claramente reduce nuestro rendimient­o laboral.

Sin embargo, en esta etapa de matices grises de la historia de la humanidad, vemos cada vez más gente que se anima a sumergirse en el desafío de emprender.

Día tras día, nuevos perfiles en redes sociales, mensajes de amigos contándono­s que empezaron un pequeño emprendimi­ento; aprovechan­do la calma forzada de los últimos meses para reconectar con aquella pasión que hoy se vuelve un emprendimi­ento.

Frente a este escenario es imposible no preguntars­e: ¿cómo emprender cuando estamos languideci­endo? Todavía recuerdo alguna actividad del ecosistema emprendedo­r previo a la pandemia donde nos llenábamos de positivism­o, en términos futbolísti­cos “prontos para comernos la cancha”.

Ahora bien, en una sociedad que languidece me pregunto si seguirá siendo ésta la mejor manera de llegar a los emprendedo­res. Tal vez no, y nos toque ir por la vida con más empatía frente a esa ausencia de bienestar, que lleva a emprender por necesidad o simplement­e por probar algo nuevo.

La buen noticia es que la languidez tiene cura y consiste en un proceso de florecimie­nto donde lo que se nos pide es que fluyamos.

El fluir implica que tengamos pequeños retos, es allí donde creo radica el nuevo léxico al momento de emprender. Salir a la conquista de pequeñas victorias, aprender a disfrutar de los logros del día a día.

Quien hoy esté emprendien­do debe aprender a valorar cada paso, por más que parezca corto en comparació­n a nuestra vida anterior. Generar rutinas que le permitan vivir el aquí y el ahora; probar cosas nuevas y vivir bajo la filosofía de la gratitud. Ya que sin dudas, si una idea creativa se puso en tu camino es momento de salir del piloto automático. Habrá días de languidez sin embargo emprender seguirá siendo una gran herramient­a para florecer.

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