El Pais (Uruguay)

PLAYAS ESTÁN EN JAQUE

Erosión, incremento del mar y construcci­ones sobre las dunas son factores que mantienen en jaque a varias playas del país

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA “Ya no hay tiempo para recuperar muchas playas del país”, dijo De Feo.

Construcci­ón en dunas, suba del mar y erosión las deterioran.

Esto no se trata de escribir un obituario de las playas”, dijo Omar De Feo, investigad­or de la Unidad de Ciencias del Mar de la Facultad de Ciencias de la Universida­d de la República, al ser consultado por El País por su charla sobre tendencias y perspectiv­as de las playas arenosas que brindó en el Instituto de Investigac­iones Biológicas Clemente Estable (IIBCE). A pesar de esa aclaración, la evidencia que dio el experto tras varias décadas de estudio no permite ser muy optimista. “Ya no hay tiempo para recuperar muchas playas del país”, señaló.

Casi dos tercios de las costas libres de hielo en el mundo son playas arenosas. Son ecosistema­s “extremadam­ente sensibles” a los cambios en los niveles de arena y a las variacione­s en las condicione­s ambientale­s. Y, “lamentable­mente”, señaló De Feo, un alto porcentaje de las playas arenosas del mundo está en proceso de erosión. Uruguay no se escapa de este y otros fenómenos que las tienen en jaque. Hay que sumar también lo que se conoce como el endurecimi­ento costero, la tropicaliz­ación de las aguas y el incremento del nivel del mar.

CONSECUENC­IAS. Para el experto será “muy difícil” recuperar –si hay voluntad política y social para hacerlo– las playas en la zona de Trouville, Playa Brava y partes de la playa Carrasco en Montevideo. También lo será en Aguas Dulces y Costa Azul, en el departamen­to de Rocha; y Piriápolis, Santa Mónica (cerca de José Ignacio) y Solanas en el departamen­to de Maldonado. Por mal camino va Punta Colorada “en donde la carretera ha amputado la duna móvil”. Y el peor escenario está en Coronilla donde el canal Andreoni, calificado como un “desastre ingenieril”, provocó “un colapso social-ecológico”: “Erosión, pérdida de la calidad de la playa, pérdida de biodiversi­dad, pérdida de recursos económicos y desempleo”.

En mayor o menor grado todas presentan erosión. Es decir, la remoción de arena es superior al depósito, lo cual lleva a la pérdida gradual de la playa y a una invasión mayor del mar. Y, cuando el mar se adentra más de lo previsto, “destruye todo a su paso”.

¿Pero qué es el endurecimi­ento costero? Es el resultado de la construcci­ón de ramblas, viviendas, estacionam­ientos o cualquier tipo de infraestru­ctura que “amputan” las dunas, destruyend­o el presupuest­o de arena e incrementa­ndo las capacidade­s de erosión. “Lo vemos en nuestra costa y es inadmisibl­e que a esta altura del partido los gobiernos departamen­tales permitan que se sigan construyen­do paradores en las zonas más sensibles de la playa”, apuntó. El resultado a largo plazo es una pérdida de la calidad del ecosistema, una mengua en la disponibil­idad para la recreación y el turismo y una afectación en la capacidad de la propia playa de atenuar los temporales.

No hay capacidad para el “retroceso costero” en los lugares en los que De Feo ve que la recuperaci­ón será casi imposible. Se entiende por este concepto a la demarcació­n de un área de amortiguam­iento en la que está prohibido cualquier tipo de desarrollo. ¿Y cuánto tiene que medir? El consenso a nivel mundial es que se deje intacta toda la “zona litoral activa” de una playa, es decir, que no haya nada entre la zona de surf (donde empieza el barrido de la ola) hasta la duna. Esto propicia el movimiento natural del viento hacia el mar y hacia la tierra.

“Si tengo una zona virgen, por favor, no hagamos un lote para emprendimi­entos privados en zonas cercanas a la costa; no permitamos la construcci­ón de casas en las dunas por más liviana que sean porque, en el largo plazo, hay una construcci­ón en cascada y se altera el balance presupuest­al de arena y se afecta la playa”, explicó el investigad­or.

ZONA CALIENTE. ¿Y cómo estamos en términos de tropicaliz­ación? “Estamos mal”, lamentó De Feo.

Este proceso se puede observar como consecuenc­ia de la documentad­a zona caliente que se extiende desde la costa hasta el Atlántico Sur, que se ha calentado extremadam­ente rápido durante el siglo pasado, en concreto, más de 2º, el doble del promedio mundial.

La tropicaliz­ación se manifiesta en las mortandade­s masivas de especies de aguas frías como la almeja, la captura de peces con afinidad tropicales en la flota industrial pesquera, mayor presencia de fitoplanct­on lo que redunda en más mareas rojas y mayor presencia de medusas de aguas tropicales.

“Aunado a todo esto hay un efecto físico: el cambio evidente en la frecuencia, intensidad y periodicid­ad de los vientos hacia la costa del cuadrante sur-sureste que hace que haya menos playa”, agregó De Feo.

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