Figuran solo para la tercera dosis, aunque debían recibir una cuarta
Mil inmunodeprimidos quedaron fuera de la “lista blanca”; MSP repara error
Una extraña enfermedad ataca los vasos sanguíneos de Silvia. Lo supo hace más de una década cuando la sorprendió un infarto de hígado. A Inés, en cambio, esa misma patología le ha causado al menos 17 microinfartos cerebrales y un ACV que le hace arrastrar la lengua al hablar. A Adriana le comprometió su campo visual al punto que su ojo no logra captar un trozo de la realidad. A María, quien tiene otra de esas raras afecciones, en cada arranque le vienen diarreas o manchas rojas en la piel.
Las cuatro tienen enfermedades raras. Las cuatro toman —sin excepción— medicamentos que deprimen su respuesta inmune. Las cuatro se asisten en diferentes prestadores de salud de Uruguay. Las cuatro deberían recibir una tercera y una cuarta dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19. Sin embargo, a las cuatro solo les fue confirmada la cita para la tercera dosis, como si no se tratara de personas inmunodeprimidas.
Así como hubo miles que, pese a no considerarse en esa categoría, recibieron la confirmación para que les sea administrado un esquema completo de Pfizer (una tercera y una cuarta dosis), desde hace unas semanas el Ministerio de Salud Pública (MSP) viene respondiendo las quejas de inmunodeprimidos diagnosticados que no figuran en la “lista blanca” y a los que solo les dieron cita para la tercera dosis.
Los inmunosuprimidos fueron priorizados para las dosis de refuerzo. Una primera lista, que se conformó con la información que enviaron los prestadores de salud antes de la apertura de la agenda, contemplaba a unas 40.000 personas en esa categoría. Pero en la última semana, según supo El País, mediante quienes trabajan en el sistema de vacunación, la lista fue ampliada en casi 1.000 personas más porque faltaba incluir algunos casos.
El ministro de Salud, Daniel Salinas, dejó en claro que “todo tiene solución” y exhortó a aquellas personas inmunosuprimidas que “no pierdan el turno” para la tercera dosis pese a que no hayan recibido la confirmación de una cuarta dosis. Los prestadores de salud que asisten a esos usuarios deberían entregar la nueva información y, una vez que la persona se dé la tercera dosis, tendrá que volver a agendarse para recibir la cuarta.
Esto supondrá un cambio en el sistema informático. Porque como entre la tercera y la cuarta dosis hay una ventana de 28 días (y por eso se asignan las fechas juntas), ahora el sistema deberá interpretar que la cuarta dosis va asociada a la tercera de una misma persona.
Pese a que su capacidad para generar anticuerpos es más baja que la del resto de la población, los inmunosuprimidos no habían sido priorizados en la vacunación en Uruguay hasta junio. Recién entonces el MSP publicó una serie de patologías o criterios que debían considerarse como de cierta ventaja en el orden de la fila. Y luego fueron el primer grupo al que priorizó la comisión asesora de vacunas para las dosis de refuerzo.
Tras un estudio en trasplantados de hígado o riñón se constató que solo a tres de cada 10 se les habían encontrado anticuerpos circulantes en la sangre luego de pasada la segunda dosis contra el COVID-19.
El problema administrativo es que, a diferencia de los trasplantados o los dializados que figuran en un registro, no todos los pacientes de otras enfermedades inmunosupresoras integran listas específicas. De ahí que el problema del armado de las listas siga generando inconvenientes.