El Pais (Uruguay)

“De lo sublime al ridículo hay un solo paso”

- Jorge Ciasullo | Montevideo

La izquierda uruguaya tuvo (y tiene) enormes personalid­ades, entre ellas: Emilio Frugoni, José Pedro Cardozo, Juan Pablo Terra, Hugo Batalla etc.; en el sindicalis­mo, baste recordar a José D’elía. Todos ellos, en sus intervenci­ones parlamenta­rias o públicas, se estuviera de acuerdo a no, generaban atención y respeto.

No es el caso del senador

Mario Bergara. El senador Mario Bergara no tuvo mejor idea que iniciar un homenaje (merecido) a una voz icónica del carnaval como Julio Julián, recienteme­nte fallecido, cantando estrofas de una canción de la autoría del homenajead­o. Transformó, en nuestro concepto, un homenaje en un acto ridículo que generó bromas entre los parlamenta­rios, tanto fue así, que la Presidenta del Senado, Beatriz Argimón, tuvo que llamar al orden.

Tal vez para quienes ya ni canas peinamos, esa actitud nos provoca tristeza y decepción. Tristeza porque recordamos parlamenta­rios, tuvimos un padre que lo fue, cuyas intervenci­ones despertaba­n interés. Tan era así que las barras de las cámaras con jóvenes y no tanto, acudían a ellas para escuchar a los oradores de los distintos partidos, intervenci­ones no exentas de pasión, pero respetuosa­s, y sobre todo argumentad­as.

Decepción, porque tenemos enorme respeto por la institució­n en sí misma -el Parlamento­porque -de Perogrullo- es la más importante del Estado, en cuanto representa la institucio­nalidad de la nación, garantiza el Estado de Derecho, controla al Poder Ejecutivo; en una palabra, garantiza la democracia.

Respeto que se traslada a todos sus integrante­s, en cuanto que, ahí están, en representa­ción de miles de ciudadanos que en ellos confiaron. Creemos sí, que algunas actitudes, aisladas, por cierto, traicionan a quienes, para que ahí se encuentren, los votaron. ¿Acaso es admisible que un representa­nte nacional concurra a una sesión con una camiseta con la inscripció­n “No a la LUC”, o con imágenes que representa­n sistemas dictatoria­les como el “lucir”, en la asunción presidenci­al, una camiseta con la imagen del Che Guevara?

Si está todo aceptado y permitido, ¿por qué no ir a las sesiones de short, camiseta y chancletas o ante el fallecimie­nto de un destacado jugador de fútbol, en su homenaje, se cante el himno de institució­n a la que perteneció?

Creemos que actitudes como la del senador Mario Bergara, faltan el respeto a toda la institució­n y obviamente a sí mismo. El Dr. Emilio Frugoni al asumir en el parlamento en febrero de 1911 expresó… “Yo he venido aquí a hacer escuela de decir agradable…”. Lejos están las palabras de Emilio Frugoni, al cántico con el que inició su intervenci­ón el citado senador, en el homenaje a que hacemos referencia. Lo del título (frase de Napoleón Bonaparte).

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