El Pais (Uruguay)

Estaba en un bar, cargando el celular

Hugo Pereira fue detenido cuando estaba tomando una bebida y cargando su celular

- GUILLERMO LORENZO Dejó $ 1.900 de propina al mozo; la Policía lo estaba esperando afuera.

Hugo Pereira, el narco que se escapó del excomcar, fue dos veces a un bar céntrico de Montevideo mientras estuvo prófugo. En su primera visita pidió cargar el celular y cenó en el lugar. La segunda vez volvió a pedir que le cargaran el dispositiv­o y pidió una bebida fría. La Policía ya venía estudiando sus movimiento­s y lo sorprendió en la puerta del bar Las Palmas, ubicado en 18 de Julio y Gaboto. Pereira pagó con un billete de $ 2.000 y le dijo al mozo que se quedara con la propina: casi $ 1.900. Luego salió y la Policía lo arrestó. El abogado de Pereira, Aníbal Martínez Chaer, confió que la intención de su defendido era entregarse.

Hugo Pereira se acercó al mostrador del conocido bar Las Palmas. Le pidió a un mozo si le podían poner a cargar el celular porque no tenía dónde hacerlo. Después se sentó en una de esas tantas mesas que hay en el bar ubicado en el corazón del Centro de Montevideo, en 18 de Julio y Gaboto. Pidió algo para comer y se fue.

En el bar lo conocían porque hace muchos años era cliente, pero dicen que hace tiempo no lo veían. Desconocía­n que se trataba del hombre que el 14 de agosto se escapó caminando del ex Comcar.

Al día siguiente volvió al bar. Necesitaba cargar el celular una vez más. Mientras esperaba que el aparato completara su batería, pidió una bebida fría y se sentó en la mesa número 2, la que está más cerca de la puerta. A su derecha tenía el mostrador y a su izquierda, un ventanal que da hacia la calle Gaboto.

Esperó un rato y llegó el momento de pagar. Sacó un billete de 2.000 pesos y cuando el mozo le fue a dar el cambio de casi $ 1.900, Pereira le dijo “quedátelo”.

Tras los ventanales del bar el delincuent­e con 15 antecedent­es penales ya veía que había varios móviles policiales afuera, pero se mantuvo tranquilo.

La escena que suscitó la atención de quienes pasaban ayer por 18 de Julio y Gaboto estaba a punto de comenzar. Patrulla, sirenas y policías parados frente el reconocido bar. Le pidieron la cédula, dijo que no tenía; le preguntaro­n el nombre y les contestó: Hugo Henry Pereira Medina. Lo esposaron sin que opusiera ninguna resistenci­a.

Así caía Pereira tras 12 noches oculto en la sombras de Montevideo. Antes de salir del local, Pereira intentó comunicars­e con su abogado, el doctor Aníbal Martínez Chaer. Luego fue detenido y conducido a Punta de Rieles.

PROBLEMA DE CORAZÓN. Pero la Policía no había ido al bar céntrico de casualidad. Los investigad­ores lo venían siguiendo de cerca y esperaron el momento justo para recapturar­lo. Supieron que estaba en el bar Las Palmas y entonces se montó el operativo.

“Después de dejar la propina salió y ya estaban los patrullero­s. Estuvo media hora acá más o menos”, contó uno de los trabajador­es del bar a El País. “Hace años que (Pereira) venía y se comportaba muy bien”, dijo uno de los propietari­os del bar y agregó: “Era un señor siempre correcto y bien vestido”.

La esposa del hombre de 60 años, señalado como un importante narcotrafi­cante de Colonia, se había contactado hace unos días con Martínez Chaer. “Hugo se fugó”, le dijo al penalista en una breve comunicaci­ón. Según dijo el abogado a El País, ayer habló por primera vez con su defendido. En la conversaci­ón estuvo sobre la mesa que el objetivo era entregarse y que la Justicia tuviera en cuenta uno de los motivos que, según el penalista, derivó en la fuga: un problema en el corazón.

“Él tiene un problema de salud grave del corazón. Tiene cuatro pases a cardiólogo y no le dan la medicación debida”, explicó Martínez Chaer, y agregó: “Yo iba a tratar de hacerlo ver por un médico del ITF (Instituto Técnico Forense), porque no lo han hecho. Lo vio el médico general de la cárcel y le dijeron que tenía que ir al cardiólogo urgente, pero hasta ahí llegó”.

Hace pocos días Pereira había recibido la visita de su esposa en la cárcel y el delincuent­e se había quebrado. Llorando, dijo que se iba a morir en el ex Comcar y no podría ver a su hija crecer.

Las causas de por qué fugó y quién lo ayudó a salir están en etapa de investigac­ión. El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, informó anoche a través de Twitter algunos avances que no coinciden con las hipótesis iniciales. “Luego de tomarle declaració­n a la persona privada de libertad recapturad­a anoche, este dijo que su fuga se dio por el alambrado perimetral detrás de los módulos 6 y 8. Agregó que salió con ropa civil y una mochila para cambiarse, encontránd­ose la ropa usada y el alambre roto”, escribió. Y agregó: “Todo lo señalado por el recluso ha sido comprobado, por lo que descartamo­s que se haya fugado por la puerta y tampoco uniformado. Se continúa con la investigac­ión”. Al posteo agregó fotos de las pertenenci­as halladas en la zona de la fuga.

Heber había dicho el pasado martes que sospechaba que hubiera habido complicida­d en la fuga y que podía haber funcionari­os sumariados.

Pereira ahora está en la cárcel de Punta de Rieles mientras que el Instituto Nacional de Rehabilita­ción (INR) estudia en qué centro penitencia­rio deberá cumplir el resto de su pena. El delincuent­e estaba alojado en el ex Comcar desde julio de 2020, cuando fue condenado por liderar una banda dedicada a la venta de droga en Colonia.

“Operación Guaraní” fue el nombre del procedimie­nto por el cual se desbarató la banda que Pereira lideraba y por el cual fue enviado a prisión. En ese operativo también había caído su hermano, señalado como otro de los líderes de los negocios ilícitos de droga en el departamen­to.

En el centro penitencia­rio más poblado del país, Pereira trabajó dentro del “casino de oficiales” de la cárcel, un lugar donde los presos cocinan y les sirven la comida a los policías que trabajan allí. Ahora deberá enfrentar a la Justicia por haber cometido autoevasió­n. Este delito, que pena la fuga, está incluido en la Ley de Urgente Considerac­ión (LUC) y establece un castigo penitencia­rio de entre 12 meses y cinco años de cárcel para quien lo cometa.

Luego de pasar dos noches en un bar céntrico, dar una propina desmedida y protagoniz­ar una escena de película, ahora Pereira espera por un fallo judicial que determine su pena y por un tratamient­o médico que considere sus problemas de corazón.

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BAR CÉNTRICO. Investigad­ores estudiaron los movimiento­s y lo detuvieron en 18 de Julio y Gaboto.

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