Llueven las críticas a Bolsonaro, pero sin impeachment por ahora
Jueces, políticos y analistas coincidieron en condenar sus actitudes “antidemocráticas”
Ayer hacían cola en Brasil para cuestionar al presidente Jair Bolsonaro, por su prédica contra el Poder Judicial y el Congreso en los actos del martes durante el día de la Independencia.
Por ejemplo, Luiz Fux, presidente del Suprema Tribunal Federal (STF), acusó a Bolsonaro de “despreciar” las resoluciones de los jueces, lo que constituye “un atentado a la democracia” y un “crimen de responsabilidad” a ser analizado por el Congreso.
La apertura de un proceso de impeachment contra el mandatario debe ser autorizada por el presidente de la Cámara de los Diputados, Arthur Lira.
Sin embargo, Lira emitió un mensaje de “pacificación” entre los poderes y no mencionó la posibilidad de un juicio político. “El único compromiso inaplazable e incuestionable que tenemos en nuestro calendario está fijado para el 3 de octubre de 2022”, dijo, en referencia a las elecciones presidenciales.
Lira censuró la insistencia de Bolsonaro en criticar el sistema de voto electrónico que Brasil adoptó en 1996 y que desde entonces no ha sido objeto de ninguna denuncia de fraude.
Bolsonaro, quien propuso al Congreso un proyecto para la adopción en paralelo del voto en papeletas, ya rechazado por los diputados, dijo este martes que las presidenciales de 2022 serán, de ese modo, una “farsa”.
El presidente anunció el martes, durante un acto en San Pablo, que rechazará las decisiones del juez del STF Alexandre de Moraes, quien abrió contra él una investigación por difundir noticias falsas.
“Este Supremo Tribunal Federal nunca aceptará amenazas a su independencia ni intimidaciones al ejercicio regular de sus funciones. Nadie cerrará esta Corte. Nos mantendremos en pie, con sudor y perseverancia”, agregó Fux.
Por su lado, el procurador general, Augusto Aras, destacó las manifestaciones del martes como un “ejemplo de una sociedad plural y abierta”, pero rechazó los ataques al orden constitucional citando una referencia a la carta magna de Ulysses Guimaraes, un destacado opositor a la dictadura: “Disentir, sí. Incumplir, jamás. Afrontarla, nunca”.
El presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, también condenó el “autoritarismo” y los “ímpetus antidemocráticos” de Bolsonaro. Sin citar al mandatario, Pacheco señaló que Brasil atraviesa una “crisis real”, que es un “punto común” a todos los brasileños.
“La solución no está en el autoritarismo. No está en los ímpetus antidemocráticos, no está en cuestionar la democracia”, dijo Pacheco.
En las marchas del martes, Bolsonaro no logró la marea a su favor que él mismo preveía reunir para conmemorar el Día de la Independencia, aunque en Brasilia y San Pablo reunió a decenas de miles de seguidores en las calles.
“A pesar de su aislamiento, el presidente ha demostrado que todavía es capaz de movilizar a una minoría ruidosa”, escribió en el diario O Globo el periodista Bernardo Mello Franco.
El hecho de que los manifestantes no fueran violentos y no invadieran el STF o el Congreso como se temía, en una versión brasileña del asalto de enero al Capitolio en Washington, supuso un alivio.
Pero, de los dos discursos del martes de Bolsonaro, los analistas destacan el “tono golpista” y los ataques al STF.
Bolsonaro lanzó “casi una declaración de guerra al Tribunal Supremo”, dijo Edson Sardinha, director de redacción del sitio web Congresso en Foco.
“Desde que fue elegido presidente en 2018, Bolsonaro ha buscado constantemente avivar las crisis. Es su modo de gobernar, y su forma (...) de retener a su base electoral”, apuntó Gaspard Estrada, director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y del Caribe de la escuela Sciences Po.
“Bolsonaro no va a dejar el poder fácilmente: al mantener este comportamiento golpista, está dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso crear caos en Brasil, para permanecer al frente del país”, estimó Estrada.
El mandatario está en una situación muy delicada. Su índice de popularidad cayó en julio al 24%, su nivel más bajo desde que llegó al poder en 2019, y según las encuestas perdería las elecciones, incluso en primera vuelta, frente a su gran rival, el expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. También está cercado por varias investigaciones judiciales.
Los militares tienen una fuerte presencia en el gobierno de Bolsonaro y en los altos niveles de la administración, pero no están dispuestos a embarcarse en tal aventura, según la mayoría de analistas.
“El presidente no tiene el poder necesario para llevar a cabo un golpe de Estado, un golpe militar. No tiene el apoyo necesario”, dice Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas en San Pablo.
Bolsonaro no tiene el apoyo de militares para dar un golpe, dicen analistas.