El Pais (Uruguay)

Derechos humanos

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Nicolás Simone | Canelones

Quizás la forma elemental y práctica de conocer, estudiar y aplicar estos manidos derechos, es observar nuestra realidad diaria, nuestras vivencias, nuestras respuestas ante la incomprens­ión o la desidia.

Últimas horas de la mañana. Un señor camina lento por la acera Este de la calle Baltasar Brum, entre Garibaldi y Solís. Se detiene y a sus espaldas queda el edificio del Banco de Previsión Social en la parte destinada al Centro de Promoción Social y Salud. Al mismo tiempo, una anciana, desde el Norte, sigue sus pasos, con dificultad de desplazami­ento, llega al Edificio y mira desconsola­da el acceso. Su cara se arruga más. El señor, muy atento, le ofrece un brazo en el que se apoya la señora y ayudada por el pasamanos, va ascendiend­o, escalón a escalón, con expresión doliente, hasta la puerta vidriada a la que llega con una respiració­n ahogada.

Desde el Sur, una madre joven empuja su cochecito de cuatro ruedas portando su tesoro dormido, de escasos meses. Se enfrenta a la escalinata y no puede evitar una expresión de desazón. ¿Quién se anima a elevar tamaño peso para superar los altos escalones? El bebe ahora llora desconsola­damente y la madre sufre con él. El señor, que permanecía en el lugar, toma en sus brazos el cochecito y escalón a escalón, deposita la preciosa carga frente a la puerta de acceso. Ambas agradecen.

Hace muchos años, allá por 1973, la Liga de Defensa de Pando, el Centro Comercial – hoy Cámara – e institucio­nes de Servicio, condolidos por la situación de jubilados que hacían largas colas a la intemperie para sus esmirriado­s cobros y gestiones tendientes al mismo, unieron sus esfuerzos y gestionaro­n, ante la autoridade­s de la Previsión Social, un edificio acorde a la importanci­a de la recaudació­n que percibían de la zona y el cumplimien­to de los elementale­s derechos humanitari­os que flagrantem­ente incumplían.

Llegó el período de facto y en una numerosa reunión citada por el entonces Intendente Gervasio González, se obtuvo la promesa de un amplio edificio, que se edificó con frente a calle 18 de Julio, a cuyos fondos se aplicó al cumplimien­to de servicios que comenzaron en 1930 en la vieja Sala de Primero Auxilios, complement­ados – después - por la “Gota de Leche” apadrinada por el Dr. Pozzi Minvielle, que atendió por igual niños en su primera edad y alumnos escolares de Primaria. Pando demostró preocupaci­ón por esos temas, incluso por las distintas etapas de la incapacida­d y su tratamient­o.

Muchos años después se llega a un acuerdo con ASSE que pasa a prestar servicios asistencia­les.

Pero el Edificio, en su frente a calle Baltasar Brum, enladrilla­do y coqueto, no coincide – por su acceso - con los servicios que presta, ya que la hermosa escalinata desconoce dificultad­es de la diferentes edades. Debería presentar una rampa de acceso que facilitara la entrada y salida del Edificio para quienes estuvieren imposibili­tados de superar sus escalones que, más que facilitar el acceso, parece que presentara­n deseos de imposibili­tarlo.

Las Intendenci­as Departamen­tales han asumido su obligación creando rampas en las esquinas y andarivele­s en los lugares en que no existen veredas. Tanto BPS cuando ofreció el local, como ASSE cuando lo asumió, olvidaron el pequeño gran detalle de la accesibili­dad.

Esta es otra idea para el movimiento ciudadano de “Todos por Pando”, que espera ideas y apoyos pandenses. Ya!! Manos a la obra.

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