Bofetada electoral al gobierno K en internas
Al cierre de esta edición el kirchnerismo perdía en 17 distritos principales
■■Las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de ayer domingo en Argentina fueron una bofetada para el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. En la Ciudad de Buenos Aires, Juntos por el Cambio de Mauricio Macri duplicó los votos del kirchnerista Frente de Todos. Y en la provincia de Buenos Aires, el macrismo votó cinco puntos arriba que el kirchnerismo. A nivel nacional, el gobierno K perdió en 17 de las 24 provincias. Las PASO definen los candidatos de los partidos para las legislativas de noviembre, pero son tomadas como un termómetro que marca tendencia.
Con los resultados computados hasta el cierre de esta edición (pasadas las 23 horas de anoche) el kirchnerismo perdía 17 distritos en todo el país. Caía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Salta, Santa Fe y, a esa hora, iba abajo en la provincia de Buenos Aires, un tradicional bastión peronista. Perdía también en las cuatro provincias patagónicas, incluida Santa Cruz, cuna política de los Kirchner.
El Frente de Todos (FDT), liderado por el oficialismo, ganaba en Catamarca, Formosa, La Rioja, San Juan y Tucumán. El kirchnerismo festejaba también los resultados de Santiago del Estero y San Luis, donde ganaron fuerzas aliadas.
Hasta el cierre de esta edición, la derrota más resonante se daba en la provincia de Buenos Aires, en la que con el 72,77% de las mesas escrutadas la lista de Juntos (el mayor de los sectores de oposición) lograba el 38,31% de los votos frente al 33,5% del Frente de Todos (el oficialismo y sus aliados), con Victoria Tolosa Paz como primera precandidata.
En la interna de Juntos para senadores nacionales, Diego Santilli (Es juntos) se imponía con el 59,41% de los votos frente a 40,58% de Facundo Manes (Dar el paso).
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el 92,62% de los votos escrutados, se impuso Juntos por el Cambio con el 48,28% frente al 24,62% del oficialismo, con Leandro Santoro como el primer precandidato.
En la interna de Juntos por el Cambio en la Ciudad la delantera la llevaba con comodidad la exgobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal (68,28%) sobre Ricardo López Murphy (23,42%) y Adolfo Rubinstein (8,28%).
En Santa Cruz, la provincia de los Kirchner, el resultado ya estaba cerrado: le ganó Cambia Santa Cruz al Frente de Todos por casi 12 puntos (38,44 a 26,49). En Tierra del Fuego también: Juntos por el Cambio ganó con 36,47% contra 32,93% del Frente de Todos (con el 97,74% de las mesas escrutadas).
PRIMERAS CONCLUSIONES. En opinión del periodista y secretario de Redacción de La Nación, Martín Rodríguez Yebra, un tsunami de votos opositores sacudió al gobierno de Alberto Fernández en las primarias celebradas con protocolo de pandemia.
Como una crisis en capítulos, el oficialismo recibió desde las 18 horas una sucesión de noticias amargas. A la derrota previsible en la Capital siguió una sangría en Córdoba, caídas en Santa Fe, Chubut, Chaco. Se ponía peor: segundo puesto en Santa Cruz, derrumbe en Entre Ríos. Y el impacto definitivo de un desastre en el bastión kirchnerista de la provincia de Buenos Aires.
Debilitado como nunca, después del golpe a su imagen que significó la revelación de la fiesta en Olivos durante la cuarentena 2020, en la que se celebró el cumpleaños de la pareja de Alberto Fernández, el presidente enfrenta ahora un desafío interno de primera magnitud.
El castigo que le propina el electorado es monumental. Pierde por más diferencia que aquella que él le sacó a Mauricio Macri en las elecciones generales de 2019.
En la Casa Rosada esperaban un resultado magro, no un Waterloo.
Fernández repetía ante quien quisiera escucharlo que las PASO serían un plebiscito a su gestión. Lo decía con espíritu defensivo. Creía que la victoria que le marcaban las encuestas —otra vez incapaces de detectar el humor social— le daría una coraza de poder para resistir los intentos de intervención de su gabinete por parte de Cristina Kirchner y sus fieles. Quedó preso de su voluntad de independencia.
Con los números todavía moviéndose en la app de resultados, ya se celebraba el juicio malicioso sobre la candidata Victoria Tolosa Paz, invención albertista que navegó por la campaña con declaraciones tan picarescas como insustanciales. La libido del peronismo no está para chistes.
Si este resultado se proyecta a noviembre cuando se renovará una parte del Parlamento argentino, el Frente de Todos quedará lejos de su expectativa del quórum propio en la Cámara de Diputados.
Un proyecto como la reforma de la Procuración General, clave para el proyecto kirchnerista de control del Poder Judicial, quedará herido de muerte. A Martín Guzmán, ministro de Economía le esperan dificultades para aprobar el presupuesto, que debe presentar en la semana que empieza.
El Senado, reino de Cristina, sufrirá también una transformación de no mediar un giro en el electorado. La cómoda mayoría actual se esfumaría, de 41 a 35, dos menos del quórum.
Quien tuvo su noche soñada fue Horacio Rodríguez Larreta que salió airoso en Capital Federal con su apuesta por María Eugenia Vidal y dio el batacazo en la provincia de Buenos Aires con el sorprendente triunfo contra el Frente de Todos, liderado por la boleta que encabeza Diego Santilli.
Le toca ahora la misión de reconstruir el espíritu de unidad en Juntos por el Cambio. Pero la lluvia de votos ayuda a curar las heridas que dejó la construcción de las listas, con mudanzas de territorio discutidas y denuncias varias de juego sucio.
Javier Milei fue el gran ganador de la noche, es la tercera fuerza en Capital.