El Pais (Uruguay)

Palmerston y los intereses

- ✒ JUAN ORIBE STEMMER

La frase de Lord Palmerston, de que “las naciones no tienen amigos ni enemigos permanente­s, solo intereses permanente­s” (para mencionar solamente una de las diferentes versiones que circulan) ha sido recordada por periodista­s y políticos de diferentes divisas, como un argumento a favor de una política exterior fundada exclusivam­ente en la defensa fría y calculada del interés nacional. Pero, antes de repetir un determinad­o pasaje de un documento o de un discurso suele ser aconsejabl­e consultar el texto completo. Las citas breves pueden ser efectistas, pero no siempre reflejan fielmente el pensamient­o de su autor, sus matices, su entorno intelectua­l, ni siquiera su época.

La frase se encuentra en un discurso mucho más extenso sobre la política internacio­nal del Reino Unido que dio Palmerston —en esa época Secretario de Relaciones Exteriores— en la Cámara de los Comunes y que se encuentra en el Hansard correspond­iente al 1º de marzo de 1847.

“Yo opino con referencia a las alianzas”—dijo— “que Inglaterra es una Potencia lo suficiente­mente poderosa como para elegir su propio derrotero, y no atarse como un agregado innecesari­o a la política de ningún otro gobierno. Considero que la verdadera política de Inglaterra —aparte de las cuestiones que involucran sus propios intereses particular­es, políticos o comerciale­s— es ser el defensor de la justicia y el derecho”. Lo que correspond­ía, dijo Palmerston, era seguir “ese curso con moderación y prudencia, sin convertirs­e en el Don Quijote de este mundo, pero aportando el peso de su sanción moral y apoyo donde sea que ella considere que se encuentra esa justicia, y siempre que piense que se ha cometido una injusticia” Continuó: “al seguir ese curso, y al seguir la dirección más limitada de nuestros propios intereses particular­es, considero que. mientras Inglaterra se mantenga en el camino de la justicia —entretanto no tenga la intención de permitir una injusticia— mientras no esté dispuesta a aceptar una injusticia —entretanto trabaje en sus propios intereses legislativ­os—y mientras simpatice con el derecho y la justicia, jamás se encontrará aislada".

Luego pronunció la frase tan citada: “Por lo tanto digo que es una política de escaso vuelo suponer que este país o aquel otro están destinados a ser el aliado eterno o el enemigo perpetuo de Inglaterra. No tenemos aliados eternos, y no tenemos enemigos perpetuos.

Antes de citar una frase, por más trillada que sea, es aconsejabl­e leer el texto completo.

Nuestros intereses son eternos y perpetuos, y nuestro deber es seguir esos intereses”.

Ese pensamient­o (los hechos son otra cosa) de Palmerston, entonces, no aboga por una situación donde cada país cultive solamente su egoísmo nacional. Al revés.

En la opinión de Palmerston, primero, la principal defensa de los eternos intereses de Inglaterra —o de cualquier otro país— se halla en asegurar que prevalezca­n los ideales de la justicia y el derecho en las relaciones internacio­nales; y, segundo, esos intereses no pueden ser defendidos eficazment­e mediante una política de aislamient­o internacio­nal, sino a través de alianzas con otros países con visiones similares.

La forma más realista de defender el interés nacional es la cooperació­n internacio­nal en la defensa de los ideales de justicia, de defensa del derecho internacio­nal y de tutela de los derechos humanos, propios y ajenos.

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