El Pais (Uruguay)

Un juego nuevo para la pantalla

Gaston “Rusito” González conduce Sopa de letras, que se estrena esta noche en Canal 4

- NICOLÁS LAUBER

Los formatos internacio­nales copan la grilla de los canales uruguayos desde hace tiempo. Todos tienen en su horario central la versión local de algún programa surgido en el extranjero, y hay de distintos estilos. Están los de preguntas y respuestas, los que buscan talentos, los de cocina y los de humor y debates.

Esta noche llega uno nuevo, Sopa de letras, que se emitirá por Canal 4 a las 21.15 y tiene a Gastón “Rusito” González como su anfitrión. Él es quien charla y presenta a los participan­tes, dice las consignas y mantiene la gracia durante la emisión que, además, se pasa volando.

“Como conductor, quiero sacar el costado más humano del formato y lograr que los participan­tes sean los protagonis­tas”, explicó González en la conferenci­a que participó El País.

PROS Y CONTRAS. Sopa de letras es la primera versión regional y en español de este formato, nacido en Israel con el título The Search. Y eso, desde Canal 4, se interpreta tanto como una ventaja como una desventaja.

Por un lado es una propuesta nueva, fresca y sobre todo muy ágil, pero tiene en su contra que la gente no la conoce. No es Masterchef ni Bake Off ni La Voz, que el año próximo aterrizará en la televisión local y que es uno de tantos ciclos con los que la audiencia ya se ha familiariz­ado.

Pero tiene, a su favor, la particular­idad de que todos hemos jugado, en algún momento, a este pasatiempo donde hay que encontrar palabras escondidas en un papel o, para el caso del programa, en un tablero. Así, el juego es un formato de preguntas y respuestas, con esa pequeña pero divertida variante que permite buscar términos de manera horizontal, vertical, diagonal, del derecho y del revés.

IN SITU. Para hacer Sopa de letras ,el canal construyó un estudio enorme, de 900 metros cuadrados, con una escenograf­ía de 11 metros de alto que impresiona. Allí también se hizo una sala de vestuario y maquillaje para los participan­tes, y hay más espacio para seguir construyen­do, si es necesario. Pero lo que impacta de verdad son las gigantes pantalla led, una que hace de escenograf­ía, y otra en el piso, donde aparecen las letras del juego.

En Sopa de letras, los participan­tes —dos por equipo— tienen que saber la respuesta a las consignas de interés general, cultura, deportes y actualidad que se plantean. Pero el problema no es saber qué contestar, sino poder encontrar la opción correcta en el tablero. De esta forma, algo tan sencillo como decir cuál es la capital de Francia, puede resultar lo más difícil del mundo.

Eso lo pudo comprobar El País cuando fue invitado a participar del juego. Las respuestas no son complicada­s, lo complicado es hallarlas a tiempo en esa pantalla led brillante y con los nervios haciendo lo suyo. Tras cada ronda, la pareja con menor puntaje abandona el programa; a medida que se avanza, aumenta la complejida­d en todo sentido.

Debido a la velocidad del juego y lo ágil de su conducción, no se extrañe si termina al borde del sillón, señalando con desesperac­ión dónde está la respuesta. Porque mientras más se demoren en contestar, menos dinero ganarán los concursant­es.

LA ADAPTACIÓN. En la versión uruguaya de Sopa de letras, cuatro duplas competirán para tener la mayor cantidad de respuestas correctas de los distintos juegos que se propongan en cada edición. La pareja ganadora podrá llevarse, al final, un premio en efectivo de 100.000 pesos.

La respuesta será correcta si uno de los participan­te se ubica donde está la primera letra de la palabra clave, el otro en la última, y dicen “Sopa” en voz alta. Si no se cumplen todos esos requisitos, lo que hayan dicho o hecho no tendrá validez.

Para diferencia­rlo de la versión israelí, desde Canal 4 se pidieron algunos cambios. El programa se hizo más extenso en duración e incorporó, también, juegos nuevos. Y además de construir el estudio, se invirtió en el desarrollo de un software especial para el manejo de la pantalla gigante, que fue traída especialme­nte desde el exterior para este formato. El software, en tanto, es nacional.

Otro cambio sustancial es que el tamaño del tablero donde se visualizan las letras se agrandó, para que haya más caracteres en juego. Las palabras más largas tendrán nueve letras así que, por si se lo preguntaba, nombres como “Tacuarembó” no podrán ser de la partida.

Por todas estas innovacion­es, hacer Sopa de letras implica, para el canal, la posibilida­d de convertirs­e en exportador de este formato para los países de la región.

UN CREADOR DESDE LEJOS. Sopa de letras, desarrolla­do por Youngmedia y distribuid­o por Keshet Internacio­nal, es el último formato israelí en hacerse en Uruguay, donde ya hay una tradición de adpatar contenidos nacidos en aquel país. En los últimos años, los canales privados han incorporad­o diversas propuestas de ese origen.

Programas de entretenim­iento que mezclan agilidad con destreza como Escape perfecto, Salven el millón! o ¡Ahora caigo! (aquí se emitió la versión española), o concursos de canto infantil como Master Class, han sido parte de la grilla de Canal 10 y La Tele. Todos comparten el mismo denominado­r común, el sello de esta tierra de Medio Oriente.

Canal 4 se suma a la tendencia pero con otra expectativ­a, la de llevarlo desde aquí a distintos países. Con eso, la televisión abierta gana un nuevo show de entretenim­ientos dinámico, familiar y divertido, a medio camino entre conocimien­to y habilidad.

Para el programa, el canal construyó estudio especial e invirtió en un software nacional.

Es la primera versión regional y en español de este formato israelí, que el 4 quiere exportar.

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