El Pais (Uruguay)

Misión: enamorar a los de centro

Son unos 300.000, su voto es volátil y los partidos se ven obligados a captar su atención

- CARLOS TAPIA

Dicen que son unos 300.000. Y que son el botín más codiciado en cada campaña electoral. Algunos los acusan de “tibios” o de descomprom­etidos; otros advierten que su pensamient­o crítico es el que los lleva a no casarse con nadie, a tener lo que se conoce como un voto volátil. Muchas veces uno ve a referentes políticos autoprocla­mándose de centro, pero no todo es tan fácil. En política no alcanza con decir que uno está parado en un lugar: los demás tienen que avalar que eso sea cierto. Hoy, tanto en el oficialism­o como en la oposición, esas 300.000 almas son un desvelo constante. Aunque falta mucho para 2024, saben que no son fáciles de conquistar. Por eso es que el proceso de seducción debe comenzar cuanto antes.

De un lado y del otro del espectro político los sectores que se encargaron en 2019 de arrimar votos de centro están en una situación algo entreverad­a. Empecemos por la coalición: los colorados perdieron a Ernesto Talvi (que se autodefiní­a como progresist­a y que según algunas encuestas logró que también lo vieran así; por eso consiguió capturar voluntades que antes habían sido del Frente Amplio o del Partido Independie­nte); en el Partido Nacional los wilsonista­s se quedaron sin líder con la muerte de Jorge Larrañaga (a quien, salvo por la última elección, en la que tuvo un cambio notorio en su retórica reclamando medidas más duras para combatir la insegurida­d, se lo veía como una figura más al centro que el ala blanca herrerista); y después están Pablo Mieres y su Partido Independie­nte (que al haberse volcado hacia uno de los lados, deberá pelear para hacer creíble su perseveran­cia en el centro).

En la oposición la situación es bastante parecida. El desmembram­iento del Frente Líber Seregni tuvo sus consecuenc­ias y es por eso que hoy el Partido Comunista, que apoyó junto al Partido Socialista a Carolina Cosse para que pudiera llegar a la Intendenci­a de Montevideo, y el Movimiento de Participac­ión Popular (MPP), sector al que pertenece el intendente canario Yamandú Orsi, están más que nunca en el primer plano de la escena política dentro del Frente Amplio. ¿Quiénes, si no ellos, serán los que compitan luego por la Presidenci­a?

Eduardo Bottinelli, de la consultora Factum, lo explica así: “Lo que están haciendo” los sectores más volcados a la centroizqu­ierda “es todo lo contrario a lo que hicieron desde 2014 a 2019”. Es decir, en ese momento se fragmentar­on; ahora buscan la unión. Es por eso que esta semana Danilo Astori, Mario Bergara y Álvaro García (referentes del equipo económico de los gobiernos frenteampl­istas) anunciaron que no están más separados, y que aun manteniend­o sus identidade­s en grupos diferentes, forman una unidad. Eso sí, lo hacen dentro de un sector que hasta su nombre devela que las discrepanc­ias persisten: Convocator­ia Seregnista­s Progresist­as.

Lo cierto es que el Frente Amplio se anticipa, mueve sus fichas de cara al futuro, sabe que ir por los votos del centro será clave para competir, e incluso muchos dirigentes creen que puede ser buena cosa de cara al referéndum para captar voluntades más allá de los comunistas, socialista­s o adeptos al MPP. Pero que se anticipe no quiere decir que vaya a obtener buenos resultados. Mariana Pomiés, de la consultora Cifra, advierte que la posibilida­d de que Convocator­ia Seregnista­s Progresist­as se convierta en una alternativ­a real para quienes están en el centro del electorado es solo eso: una posibilida­d. “Es una agrupación que puede ser atractiva para votantes de centro que se fueron a votar otras cosas. Eso es así, pero siempre y cuando tengan peso dentro del Frente. El motivo por el cual estas alianzas no han sido exitosas tiene que ver con que no logran competir con otros sectores”, señala.

Rafael Porzecansk­i, de Opción Consultore­s, en tanto, cree que hay que tener en cuenta que “la discusión sobre el propio nombre del sector marca que hay matices propositiv­os e ideológico­s”. Sin embargo, sostiene que la alianza Astori-bergaragar­cía “favorece las chances de representa­ción” de la centroizqu­ierda.

Bottinelli, de Factum, advierte que “para recuperar al electorado” que la oposición perdió en 2019 “no alcanza con una alianza” así, que implica “solo una reconfigur­ación de lo existente”, debido a que “las figuras son las mismas que antes”. Para Ignacio Zuasnabar, de Equipos Consultore­s, la Convocator­ia Seregnista­s Progresist­as es sí “una buena noticia para el Frente Amplio”. Y agrega: “Era un espacio que había quedado algo desdibujad­o después del último proceso electoral. Esto tuvo que ver justamente con una serie de problemas entre lo que había sido el líderazgo de Astori y lo que era el emergente liderazgo de Bergara. Que se unan tiene su relevancia, porque la derrota del FA de 2019 tuvo que ver con la pérdida de los votantes de centro”.

¿SERÉ DE CENTRO? Todo esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿cuándo un político es considerad­o de centro? Para contestar a esto podemos valernos de la figura del presidente Luis Lacalle Pou. Según estudios realizados por Factum, para el grueso del electorado el mandatario es de derecha, pero para los frenteampl­istas lo es más que para blancos, colorados o cabildante­s. En caso de que el votante se catalogue de izquierda, Lacalle Pou será de derecha; si se dice de derecha, el presidente será de centro; y si se es de centro, será de derecha, pero no tanto como dicen los frenteampl­istas.

Bottinelli advierte que, al igual que el Frente, la coalición “ha perdido” desde la elección pasada “su pata de centro” (tanto por la salida de Talvi como por el debilitami­ento del wilsonismo), pero al mismo tiempo señala que el Partido Nacional ha hecho “esfuerzos importante­s por mantener un abanico abierto que permita no perder a los que son de centro”.

“Esta es una discusión que tiene sus complejida­des —anota Porzecansk­i—, porque los ejes son muchos: están por ejemplo los valores (como el posicionam­iento sobre la agenda de derechos) o también el eje Estadomerc­ado. Uno puede decir que con la agenda de derechos Cabildo Abierto puede estar a la derecha, pero en temas económicos hay sectores del Partido Nacional o el Colorado que son mas libre-mercadista­s que Cabildo. Lacalle Pou, en tanto, lo que ha buscado es posicionar­se como un líder pragmático, procurando ser ampliament­e representa­tivo de un conjunto de fuerzas y electores que se ubican entre el centro y la derecha”.

Lacalle Pou, según datos de Equipos, logró en la última elección conseguir votos desde el centro, “tanto en la interna como en la primera vuelta”, señala Zuasnabar. Y agrega que hoy en día hay un núcleo importante de votantes de centro que se sienten más cerca de la coalición que del Frente, aunque es claro que para que no cambien su posición tiene que haber una oferta que los seduzca, porque “es verdad que Lacalle Pou no va a estar en 2024, Larrañaga tampoco, ni Talvi, que logró reconfigur­ar hacia el centro el Partido Colorado… pero falta aún mucho tiempo”.

¿Qué pasa con la gente que se queda sin su sector de centro, o sin líder referente de centro? “Por ahora lo que pasa es que el gobierno de alguna manera está reteniendo a esos votantes a pesar de que no están esas personas o esas propuestas, porque está teniendo una actitud bastante de coalición, de buscar acuerdos”, remarca en el mismo sentido Pomiés.

En tanto, cierra Porzecansk­i: “Cuando uno les pide a las personas que identifiqu­en a los partidos, al Frente suelen ubicarlo a la izquierda o centro-izquierda, y a los partidos Nacional, Colorado y Cabildo Abierto a la derecha o centro-derecha. Sin embargo, cuando uno les pide a las mismas personas que se autoidenti­fiquen, prevalece el centro. No hay entonces una correspond­encia perfecta entre identifica­ción de los partidos y autoidenti­ficación, porque no hay ningún partido que sea predominan­temente ubicado al centro de la escala, que es el valor mas predominan­te entre los electores”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay