El Pais (Uruguay)

Gente o manada

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Parece probable que 135 artículos de la Ley de Urgente Considerac­ión —LUC— serán plebiscita­dos por ser suficiente­s las firmas reunidas a tal efecto. La ley fue elaborada por cientos de personas organizada­s en equipos especializ­ados, dentro del Partido Nacional. Tuvo amplia difusión pública por meses antes de las últimas elecciones nacionales. Recibió múltiples correccion­es efectuadas primero por los demás partidos en el seno de la coalición republican­a gobernante y luego por el Parlamento. Responde a un compromiso asumido ante el pueblo, que desde el primero al último de los integrante­s del gobierno nacional éticamente entienden debe cumplirse.

Es una ley que protege a la población. Es pabellón nacional. Los primeros en votar con las dos manos su derogación parcial serán los delincuent­es empezando por los narcotrafi­cantes. La norma cuida a los policías y a la gente. Hace letra viva el derecho a la legítima defensa, fuera y dentro del hogar. Permite exigir documentos en la vía pública y que la autoridad de los agentes del orden sea civilizada­mente respetada. La seguridad pública —socavada durante los gobiernos frentistas— se considera en Derecho Público un cometido esencial del Estado de los que hacen sea lo que es, junto con la defensa nacional y la administra­ción de justicia. El tema pesó en la decisión ciudadana en los últimos comicios nacionales.

La LUC ya lleva un tiempo prudente de aplicación y como viene de expresar el Presidente de la República, cabe preguntar ¿pasó algo raro? De las cosas que pasaron una fue que bajaron los delitos. Y lamentable pero inevitable­mente hay más presos. Y se recuperó la autoridad en todo el territorio nacional. De esto habla la notable caída del delito de abigeato (robo de ganado) en el medio rural.

El deterioro de la educación pública —¿laica, gratuita y obligatori­a?— en la era ¿“progresist­a”?, ha sido tremendo. Deserción escolar, niños que ingresan al liceo y no entienden lo que leen, ni comprenden matemática­s son parte de una situación generaliza­da. Allí está la raíz primera de la desigualda­d social. Con miles de compatriot­as que no serán capaces de insertarse en actividade­s que impulsen su progreso laboral, en la era de la informació­n y el conocimien­to, de nuevas tecnología­s que se reproducen exponencia­lmente todos los días. En esto no es menor la acción de sindicalis­tas que creen las aulas son un medio para catequizar “ideológica­mente” antes que enseñar. Aquí se ubica otro escenario

La LUC ya lleva un tiempo prudente de aplicación y cabe preguntar ¿pasó algo raro?

que la LUC quiere cambiar a partir de una nueva organizaci­ón directriz. Con la inevitable resistenci­a de sindicalis­tas que antes que educadores son furibundos militantes sectarios.

La libertad de los trabajador­es no huelguista­s que quieren trabajar en ocasión de paros y ocupacione­s que no comparten, y la libertad del ciudadano para manejar su dinero, sin bancarizac­ión obligatori­a, suman entre los beneficios controvert­idos de la LUC.

Con tupamaros y comunistas a la cabeza la oposición quiere generar descontent­o y capitaliza­rlo. Así juntaron firmas y procederán si hay plebiscito. Con aullidos difundidos por periodista­s adictos que les darán cámaras y micrófonos para motivar a la manada: ¡bajarán sueldos y jubilacion­es!, ¡“gatillo” fácil!, ¡educan para el mercado!, ¡expulsarán a inquilinos sin juicio!, ¡reprimirán huelgas y manifestac­iones! ... y ¡nacerán niños con dos cabezas y perros sin dientes! Todas mentiras de patas cortas. Para la manada.

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