¿Por qué se llama Martín García?
■ Desde que fue descubierta por la expedición de Juan Díaz de Solís en 1516, la isla fue un territorio en disputa y si lleva el nombre de Martín García es porque así se llamaba el despensero de aquella expedición, muerto a bordo de los barcos de Solís y enterrado en el suelo que a partir de ese momento llevó su nombre.
Su posición en el cauce del Río de la Plata la convirtió rápidamente en un territorio estratégico para la contienda naval y —como en un TEG de la historia— todos quisieron conquistarla porque plantar bandera en Martín García era tener ventaja táctica sobre cualquier enemigo.
La quiso España y la quiso Portugal. La quiso y la obtuvo Brasil hasta que la flota del almirante William Brown la recuperó para las Provincias Unidas del Río de la Plata
en 1826. La quiso y la obtuvo también Francia en 1838, pero para 1840 ya había sido devuelta y tres años después fue ocupada por las tropas de Juan Manuel de Rosas.
Cárcel, leprosario, fuerte naval, muralla cañonera,
Martín García fue una pieza codiciada por todos y cada uno de los ejércitos que abrieron fuego durante la formación de nuestras naciones, en el incandescente siglo XIX, que la isla cerró recibiendo al indio derrotado por el etnocidio de las campañas del desierto. De todos los que tuvo, está claro que el cacique Pincén fue su primer preso ilustre.
En el arranque del siglo XX, se volvió la cantera de donde salía el adoquín para empedrar las calles de Buenos Aires. Y con las décadas y la desaparición de la guerra naval, se fue también su capital de enclave estratégico. A Hipólito Yrigoyen lo mandó José Uriburu y sufrió horriblemente los mosquitos. Juan Domingo Perón estuvo solo unos días hasta que las masas trabajadoras lo reclamaron en Plaza de Mayo y Arturo Frondizi cerró el itinerario de presidentes encarcelados en la isla.
En 1973 Argentina y Uruguay dejaron selladas las disputas históricas con el tratado de la CARP y hoy Martín García vende, cada fin de semana, su extraordinario paseo de la memoria.