El Pais (Uruguay)

“Igual vamos a salir a las calles el 15/11”

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—¿Cuál es la situación de Cuba en este momento?

—El ambiente es de suma tensión, debido a una terrible crisis económica que no solo está asociada al coronaviru­s, sino a las disfuncion­es del modelo económico del país. Este modelo se basa mucho en el apoyo externo y viene generando un desabastec­imiento crítico en lo más elemental, como la comida, un analgésico o un antibiótic­o. Pero desde el pasado 11 de julio, día de la jornada democrátic­a en Cuba, la ciudadanía sale a la calle. Hay una ruptura respecto al establishm­ent político, que no cede y sigue enfrentánd­ose a la gente. Esto nos ha llevado a considerar estrategia­s, incluyendo la manifestac­ión cívica del 15 de noviembre.

—¿Por qué se animan a manifestar los cubanos después de tanto tiempo, por qué ahora?

—Es inusual ver a la ciudadanía reclamando en los espacios públicos. El régimen se cuida y no acepta manifestac­iones. En Cuba no se negocia nada. Sin embargo, el 11 de julio la ciudadanía salió a la calle en masa con reclamos no solo de cosas elementale­s como comida, sino también exigiendo libertad. Esas fueron las mayores manifestac­iones en 62 años. El antecedent­e es el 5 de agosto de 1994, conocido como “el Maleconazo”, que fue una protesta en el malecón de La Habana durante la presidenci­a de Fidel Castro; el reclamo era la situación económica por la caída del bloque socialista. Allí hubo problemas similares a los que provocaron esta protesta del 11 de julio. Hay cortes de luz interminab­les, de doce y catorce horas, no hay alimentos ni transporte público.

—¿Pero cuál es la diferencia ahora de momentos históricos anteriores?

—Ahora hay una ruptura completa con la ciudadanía y sobre todo los jóvenes están pidiendo mayor libertad. Aquí no hay libertad de asociación, no hay partidos políticos, todos los medios de comunicaci­ón son estatales. La crisis es incontenib­le, hay militariza­ción en las calles, muchos presos políticos y la ciudadanía, tratando de sobrevivir, no da más y quiere expresarse.

—El gobierno cubano prohibió la marcha y, hasta donde trascendió, la van a hacer igual. ¿Qué puede pasar?

—Por primera vez se hizo una solicitud en base a lo que establece la Constituci­ón de la República, pero la Constituci­ón

también establece que el socialismo es irrevocabl­e. De modo que se podría hacer una marcha pacífica siempre que no suponga cuestionam­iento al sistema socialista o a las autoridade­s. Partiendo de ahí, considerar­on la solicitud inconstitu­cional y la prohibiero­n. Sabemos que a medida que se acerque el 15 de noviembre habrá una mayor presencia militar. Ya hay muchas restriccio­nes. Yo no puedo salir a la calle, estoy vigilado, custodiado. El que salga a la calle va a ser reprimido por la fuerza pública o, como se estila en Cuba, por civiles armados con maderos que se enfrentan a los llamados “gusanos”, a los supuestos “apátridas”. Igual pienso que el 15 de noviembre el

Consejo para la Transición Democrátic­a va a salir a las calles, también Archipiéla­go, hay otros actores. Seguro que desde el día 10 van a empezar a detenernos, a poner los patrullero­s en la puerta, se activará una feroz campaña en los medios llamándono­s “mercenario­s”, que estamos “pagados”. Nunca va a aparecer el porqué estamos reclamando. Muy probableme­nte tendremos que pagar condena por “desacato” o “desorden público” por dos, tres o cuatro años. Pero Cuba cambió y reclamamos espacios de democracia.

—Usted dice que está siendo vigilado, ¿en qué consiste esa vigilancia?

—Hay muchas personas detenidas en Cuba, sometidas a procesos bajo la figura de desacato o desorden público; son figuras del Código Penal que no se deberían aplicar nunca a alguien que protesta, o a un preso político o de conciencia. He tenido que

“Estoy vigilado, con escucha de la telefonía y con presencia policial”

pagar ese tipo de condenas. Estuve detenido varias veces, una fue una detención por casi 50 horas el año pasado, porque presenté ante la Asamblea Nacional una solicitud para declarar inconstitu­cional la “ley mordaza”, que penaliza a las personas por estar conectada en las redes de internet. Y desde el 12 de julio tengo una movilidad restringid­a, entiéndase por esto que no puedo salir de mi casa. Inclusive para ir a un hospital debo pedir permiso, pero hay personas que llevan mucho más tiempo así. Estar vigilado también implica escucha de la telefonía, el bloqueo de la señal de internet, la presencia policial en mi barriada.

—El gobierno cubano sostiene que por detrás de la manifestac­ión está el gobierno estadounid­ense, ¿lo ve así?

—En los últimos 150 años los acontecimi­entos importante­s en Cuba han pasado por Washington. En el modelo actual, después de 1959, solo existe el Partido Comunista y sus organizaci­ones. Hay 19 sindicatos nacionales afiliados al Partido Comunista y no hay más espacios. Sí hay proyectos de la llamada “oposición tradiciona­l” que recibe recursos, fondos del exterior y muchos vinculados al gobierno de los Estados Unidos, pero el 11 de julio Cuba cambió porque no se movilizó la oposición tradiciona­l atada a los Estados Unidos, sino la ciudadanía liderada por jóvenes demandando cambios. Participar­on todos los sectores, no solo la oposición tradiciona­l. Emergen nuevos liderazgos que no están condiciona­dos por los Estados Unidos.

—¿Realmente está dispuesto a que publiquemo­s sus declaracio­nes en El País de Uruguay?

—A través de este mensaje de audio, le autorizo a que el periódico publique un artículo con mis declaracio­nes. Yo he compartido mi experienci­a personal y soy consecuent­e con ella. Adelante por favor.

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