Los negociados entre el chavismo y el kirchnerismo
Arrestos y extradiciones a Estados Unidos podrían destapar muchas ollas.
Los señalamientos sobre los negociados del gobierno de Venezuela empiezan a sumarse en la contabilización internacional. La semana pasada se dio la extradición a Estados Unidos de Alex Saab, presunto testaferro del mandatario Nicolás Maduro. También está en pie el requerimiento de la Justicia del gobierno de Estados Unidos de Hugo Carvajal, detenido en España, quien lideró la contrainteligencia militar durante los gobiernos de Hugo Chávez y Maduro.
En una comuicación del Departamento de Justicia de Estados Unidos de hace un par de días, se menciona también, entre los acusados, a José Gregorio Vielma Mora (militar chavista que ocupó varios cargos en el gobierno) y al empresario colombiano Álvaro Pulido Vargas, de ejecutar un esquema que se lucraba con la importación de alimentos y medicinas a Venezuela (muchas de estas provenientes de Argentina).
En octubre un tribunal español aceptó la extradición a Estados Unidos de Claudia Díaz, una exenfermera de Chávez, acusada de asociación delictiva para lavado de dinero, por parte de un tribunal de La Florida. A la lista se suma, en 2018, la condena a 10 años de prisión por lavado de dinero a Alejandro Andrade, un exguardaespaldas de Chávez, por parte de un juez federal de Miami. Un año antes, en 2017, un juez federal de Nueva York condenó a 18 años de cárcel por narcotráfico a dos sobrinos de Cilia Flores, esposa de Nicólas Maduro.
Estos y otros procesos, si bien separados, podrían abrir las puertas de complejo entramado oscuro de los negocios del gobierno venezolano en red con otros actores de la región, según analistas citados por la BBC.
IMPLICADOS EN ARGENTINA. El caso de Hugo Carvajal es que hasta ahora más impacta al kirchnerismo en Argentina. El fiscal federal Carlos Stornelli pidió al juez Julián Ercolini que solicite a España la copia de la declaración de Carvajal, quien afirmó que el gobierno de Chávez envió a 21 millones de dólares para la campaña electoral de Cristina Kirchner, en 2007.
El escrito de Stornelli fue presentado en la causa conocida como “los cuadernos de la coimas”, ya que en ese expediente el arrepentido Claudio Uberti se había referido al envío de dinero con esos fines desde Venezuela. Uberti fue uno de los pasajeros del vuelo privado de Alejandro Guido Antonini Wilson, que arribó al país con 800.000 dólares desde Venezuela en 2007, para la campaña electoral. Ese vuelo de Antonini era el número 21 con veinte entregas previas de un millón de dólares cada una, que pagaban a funcionarios del aeropuerto argentino que los dejaban pasar sin ningún inconveniente, dijo Carvajal en España, según el medio OK diario.
Carvajal dijo que el régimen chavista “financió ilegalmente movimientos políticos de izquierda en el mundo durante al menos 15 años” y, entre los ejemplos mencionados, figura el gobierno de Néstor Kirchner, en la Argentina. Dijo que también envió dinero a Evo Morales, en Bolivia; Lula Da Silva, en Brasil; Fernando Lugo, en Paraguay; Ollanta Humala, en Perú; Zelaya, en Honduras; Gustavo Petro, en Colombia; Movimiento Cinco Estrellas, en Italia, y Podemos, en España.
LA OPERACIÓN. Uberti, que era el encargado de la fiscalización de concesionarios de autopistas, dijo ante el fiscal Stornelli en el caso de los cuadernos de la corrupción que entre 2005 y 2006 Kirchner le pidió dinero a su par venezolano. Chávez accedió y se pusieron en marcha las negociaciones.
La decisión fue que Venezuela suscribiera bonos argentinos. Así fue. Chávez y los suyos compraron los Bonos del Gobierno Nacional (Boden) 2012 durante años. En enero de 2006, Venezuela suscribió un valor nominal de 312,4 millones de dólares y sumó de ese bono poco más de US$1800 millones. Kirchner pretendía, con esas colocaciones, recomponer el nivel de las reservas internacionales, que habían descendido en 9.530 millones de dólares tras el pago anticipado al FMI.
Pero Venezuela no se quedaba con los bonos, sino que los liquidaba en el mercado internacional. Los papeles argentinos eran liquidados y se cobraban en billetes dólares frescos, según la declaración del testigo.
Esos dólares eran vendidos en el mercado paralelo, que estaba muy por encima de lo que reglaba el precio del dólar oficial. La brecha entre los dos valores se cobraba en bolívares. Con ese dinero se volvían a comprar dólares en el mercado oficial a precios muy inferiores.
Uberti relató que solo una suscripción de 500 millones de dólares generó una diferencia de 100 millones. Además de la venta en el mercado paralelo, había otra forma que les resultaba atractiva a los venezolanos: compraban los Boden 2012 a la Argentina y luego los colocaban entre bancos de su país, obteniendo una ganancia financiera. Esos bancos revendían los Boden 2012 a inversores venezolanos y aplicaban una recarga de entre 20 y 25% al valor de compra. Ese es el sobreprecio que pagaban los inversores venezolanos para eludir los controles de cambios impuestos por Chávez.
Los financistas, a su vez, les vendían los Boden 2012 a inversores del extranjero. El circuito finalizaba cuando los extranjeros les acreditaban los dólares por la compra de los bonos a los venezolanos en cuentas de bancos internacionales. De esta manera, los venezolanos sacaban divisas de su país a un alto costo financiero. La mitad del dinero de la operatoria quedó en manos de los bancos e intermediarios. El otro 50% se repartió entre el chavismo y el kirchnerismo.
Se están sumando los señalamientos: Carvajal, Saab, Díaz, los sobrinos de Cilia.
HASTA NUEVO AVISO. El viernes el tribunal español a cargo de las extradiciones dejó en suspenso la entrega de Carvajal a EE.UU. por un “error procesal”. No aclaró cuánto tiempo podría tomar arreglar esto.
En otro frente, la comunidad internacional también está atenta a lo que el presunto testaferro de Maduro, Alex Saab, podría declarar en estos días para atenuar su condena en Estados Unidos.