El Pais (Uruguay)

Gracias por todo, Cuota 481...

- RAFAEL@TARDAGUILA.COM.UY

La cuota 481, de animales terminados a corral, fue removedora para la cadena cárnica uruguaya, pero su incidencia irá gradualmen­te en descenso hasta significar una porción poco significat­iva de todo lo que se terminará a grano a partir de mediados de la presente década. Uruguay usufructuó mejor que nadie este cupo arancelari­o europeo que, en principio, fue otorgado por Bruselas a Estados Unidos en compensaci­ón por prohibir el ingreso de carne de animales tratados con hormonas o promotores del crecimient­o. Dado que esta suspensión no tiene sustento científico, la Organizaci­ón Mundial del Comercio falló a favor de Estados Unidos y Europa no tuvo más remedio que generar el nuevo cupo. Sin dudas, muy a su pesar, dado que es de las regiones del mundo con barreras arancelari­as y no arancelari­as más altas para trabar el ingreso de produccion­es agropecuar­ias originadas en países más competitiv­os. Uruguay, entre otros, logró cumplir con las exigentes condicione­s de producción establecid­as para formar parte de esta cuota 481 (anteriorme­nte denominada 620) y a partir de 2012 comenzó con los primeros envíos hasta rápidament­e posicionar­se como el principal proveedor. En el ejercicio 2016/17 embarcó casi 16 mil toneladas, volumen que repitió en 2017/18. A unos US$ 9.000 por tonelada, significar­on más de US$ 140 millones en cada uno de ellos.

El cambio para Uruguay fue enorme. Por primera vez, a nivel de la producción se podía cerrar un precio de venta al momento de iniciar el negocio.

El problema fue que la participac­ión de Uruguay fue tan descollant­e que provocó el enojo de los exportador­es estadounid­enses, quienes veían como un país que había “entrado por la ventana” a la cuota, les quitaba una parte sustancial del negocio que, en un principio, había sido para compensarl­os a ellos. Esto provocó el reclamo de Washington y la amenaza de tomar represalia­s si no se les garantizab­a un volumen exclusivo, cosa que finalmente logró. Al decir de un importador europeo de carne, “el problema lo generó el propio Uruguay al aumentar incesantem­ente las exportacio­nes dentro de la 481, lo que causó la disrupción de las exportacio­nes estadounid­enses”. Y agregó que “si Estados Unidos hubiera podido seguir exportando todos los trimestres, no hubiera presionado a Bruselas para que cambie la cuota”. Pero, en definitiva, así fueron las cosas y ahora Estados Unidos cuenta con un cupo creciente que puede utilizar de forma exclusiva y los demás proveedore­s habilitado­s tienen una participac­ión cada vez menor. En cada trimestre de 2021 Uruguay participó de un volumen máximo de 5.500 toneladas junto con otros países como Argentina y Australia. En 2022 la subcuota de terceros países se contrae a 4.900 toneladas y así todos los años hasta 2026, a partir de cuando el volumen queda en tan solo 2.500 toneladas trimestral­es.

Con el recorte de la cuota, los trimestres se completan cada vez más rápido. El récord fue en el actual; en tan solo ocho días ingresaron las 5.500 toneladas y quedó un remanente que, solo de producto uruguayo, se estima se acerca a las 1.000 toneladas. Hubo una participac­ión mucho más relevante de Argentina, dado que los exportador­es, con las restriccio­nes impuestas por su gobierno, hacen un uso más intenso de las cuotas, que es en el segmento en el que se les permite trabajar más libremente. Se pueden hacer dos cosas con el volumen que este trimestre no accedió a la cuota: o se paga el arancel (unos US$ 100.000 por contenedor) o se congela y se espera que comience el próximo trimestre el 1º de enero. En cualquiera de los dos casos, el impacto es enorme y corre por cuenta del importador. Quizás la cuota 481 vaya a ser, a partir de mediados de esta década, el destino de una parte no tan significat­iva en volumen —aunque serían los cortes de más valor— de unos 100 mil animales. Y el corral está destinado a ser el método de terminació­n de una porción creciente de los novillos y vaquillona­s, quizás unos 500-600 mil. La cuota fue un antes y un después en la ganadería uruguaya. Fue tremendame­nte positiva para la intensific­ación de la recría y la terminació­n y para mejorar muchos índices productivo­s. Pero irá perdiendo relevancia hasta quedar como una opción más, segurament­e de nicho, para un relativame­nte escaso volumen de animales. El crecimient­o llegará por otros lados, sin dudas países más interesado­s que los europeos en comprar la buena carne uruguaya.

Gracias cuota por lo que le diste a la ganadería uruguaya. Pero no te extrañarem­os.

La cuota fue un antes y un después en la ganadería uruguay Fue tremendame­nte positiva para la intensific­ación de la recría y la terminació­n y para mejorar muchos índices productivo­s

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