El Pais (Uruguay)

El caso de Soriano: ¿hay aumento de tormentas?

El departamen­to ha sufrido una treintena de fenómenos climáticos adversos en los últimos años

- JOAQUÍN SILVA

Cuando este martes arreció la turbonada en Mercedes, que sorprendió a una gran cantidad de vecinos — pese a la alerta meteorológ­ica que regía desde hacía unas horas— hubo una pregunta que quedó flotando en el aire fresco —que hasta entonces era espeso y caluroso— de la capital de Soriano: ¿otra vez lo mismo?

Porque para la memoria colectiva es común que este departamen­to del litoral del país sea escenario de tormentas que se llevan techos de chapa, que arrancan árboles, que deja calles sin poder transitar y a las autoridade­s corriendo de una punta a otra de la ciudad para atender el corte de los servicios y la necesidad de los que se quedaron sin hogar.

Ocurrió esta semana, pero ya había pasado en 2016 con el conocido tornado que mató a cinco personas en Dolores. Sucedió en octubre y diciembre de 2012, con una serie de temporales — que también incluyó un tornado— que generaron destrozos, centenares de familias damnificad­as y la destrucció­n del 80% de la caminería rural; ocurrió en enero de 2011, con una turbonada que produjo daños varios y cerca de 200 familias afectadas; pasó con otro temporal en la madrugada siguiente a las elecciones nacionales de octubre de 2009; se sufrió también con una inundación en 2007, que de hecho fue la segunda más importante desde la histórica de 1959.

Todo en Soriano, y son solo los ejemplos más notorios de un total de 36 eventos climáticos adversos desde 2005 a la fecha, de acuerdo al registro estadístic­o que lleva Alejandro Gil, secretario de relaciones Públicas de la Intendenci­a de Soriano e integrante durante varios años del comité departamen­tal de emergencia.

¿Por qué ocurre esto? Primero que nada, entre los especialis­tas uruguayos no hay consenso de que necesariam­ente haya más cantidad de este tipo de tormentas en esta zona específica del país —el litoral oeste—, aunque todos coinciden —esta es una conclusión de la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial— que el calentamie­nto global es el principal causante del aumento de lluvias intensas, inundacion­es, cambios abruptos de temperatur­as y vientos fuertes.

Algunos, como la investigad­ora Madeleine Renom (ver nota aparte), creen que sí hay cambios constatabl­es en esta región de Uruguay en los últimos años.

Pero para Néstor Santayana, director de Meteorolog­ía y Clima de Inumet, no está tan claro que Soriano y los departamen­tos del litoral —Colonia, Río Negro, Salto, Paysandú— estén sufriendo particular­mente más cantidad de tormentas en los últimos años.

Lo que cree Santayana es que antes hay que tener en cuenta dos cosas: el desarrollo de las tecnología­s de comunicaci­ón, que hace que la sociedad sepa al instante si hay una ciudad sufriendo el embate de una turbonada,

Santayana: “No es tan lineal el aumento de tormentas en los últimos años”.

y el crecimient­o de la densidad de población en las ciudades del interior, que hace que los daños sean mayores.

“Antes, estos fenómenos podían pasar y la gente no se enteraba tanto y cuando ocurren en el medio del campo tampoco nos enteramos”, puso de ejemplo, y siguió: “Siempre hubo tornados y en otro lugares, como uno en Fray Marcos (Florida) en 1970, y otro en Treinta y Tres, en 1974”.

Es decir, para este jerarca de Inumet no es una cuestión de esa zona del país, sino de todo el territorio: un área que abarca el sur de Brasil, Paraguay y el centro de Argentina, y que está entre las que generan las tormentas más intensas del mundo. “No es algo lineal como decir que aumentaron ahí las tormentas en los últimos 10 o 20 años”, acotó.

DESDE LOS 90’ HASTA HOY. Gil dijo que recuerda con nitidez un seminario al que asistió en 1997, en el Edificio Libertad, y que estuvo a cargo de los meteorólog­os Daniel Bonora y Mario Bidegain. Según rememoró, entonces habían advertido que los análisis de aquel momento determinab­an que el calentamie­nto global y el cambio climático iba a empezar a impactar especialme­nte en el oeste de Uruguay en los años siguientes.

“Lo positivo, advertían, era que estos cambios iban a favorecer los ciclos de algunos cultivos, como el de la soja, pero lo negativo era que estos fenómenos extremos iban a ser más recurrente­s y más duros”, dijo Gil. Y lamentó que todavía se utilicen materiales livianos para la construcci­ón. En efecto, de la treintena de viviendas que fueron azotadas el martes de tarde por la turbonada, en su mayoría se registró voladura de techos, todos de chapa.

Bidegain afirmó en diálogo con El País que reconoce que esa zona demostró sus particular­idades, pero que eso es por estar integrada a toda una región con el mismo problema. “En los últimos 30 años, se ha mantenido en el área una tendencia creciente de las temperatur­as y de aumento de las precipitac­iones”, razonó.

Y que junto con esto, añadió, también se han dado otras alteracion­es climáticas, como los recientes saltos de temperatur­a en todo el país, y especialme­nte en Soriano: en efecto, minutos antes de que Mercedes se viera en vuelta en una corriente descendien­te brutal (ver aparte) ,el aire estaba espeso y el calor era agobiante; y luego de los casi 10 minutos de turbonada pareció como si el otoño cayera de golpe: en la noche del miércoles había menos de 15 grados, y si no uno no se ponía campera sufría un frío parecido al invernal.

“Lo que sucede en estas regiones, como en el oeste y Soriano, es que es una zona bien de tipo continenta­l”, dijo Bidegain en ese sentido.

¿Y esto qué significa? “Que se dan los mayores contrastes térmicos a lo largo del día y del año” producto del choque de una masa de aire de composició­n opuesta —fría o caliente; húmeda o seca—, y que ello, a su vez, luego desencaden­an las turbonadas y tornados.

Como sea que fuere, y si el área que comprende Soriano tiene una historia climática particular o no, sí está en el radar de las autoridade­s a nivel nacional, tal como publicó ayer el semanario Búsqueda, al dar cuenta de que Mercedes se encuentra dentro de las 11 ciudades o localidade­s definidas por la Dirección Nacional de Aguas como de “riesgo muy alto” de ser afectadas por inundacion­es.

El intendente Guillermo Besozzi sabe de la vulnerabil­idad de Mercedes. Aseguró a El País que la infraestru­ctura de la ciudad se desarrolla teniendo en cuenta el problema. “Y cada vez que vamos a hacer realojos ponemos mucha atención” al factor climático e infraestru­ctural, afirmó.

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RECONSTRUC­CIÓN. El día después del temporal en la capital de Soriano fue de análisis de daños; las reparacion­es recién comenzaron.
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MERCEDES. Vecinos pasean por la rambla, llena de árboles caídos.

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