El Pais (Uruguay)

“En el litoral se generan las tormentas más intensas”

Experta alerta sobre el fenómeno que azotó a Mercedes

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■■ La nube densa y amazacotad­a de desarrollo vertical le avisa que debe salir de paraguas. El Cumulonimb­us le garantiza que lloverá y que habrá actividad eléctrica y alguna que otra vez que también caerá granizo. Pero, dependiend­o de las condicione­s del lugar y del momento, el paraguas quizás no le servirá de nada porque habrá tanto viento que le quedarán en la mano solo alambres retorcidos. Una posibilida­d es que se genere una turbonada, lo que sucedió en Mercedes esta semana, un fenómeno localizado que, por alguna razón que todavía no es entendida en su totalidad por los científico­s, se genera con mayor intensidad en el litoral del país.

“El litoral y también el norte están dentro de una zona en donde se han generado las tormentas convectiva­s más intensas que pueden dar tornados o no. La zona comprende también las sierras de Córdoba y se está analizando para entender por qué, de hecho, aquí son más intensas que en la región de tornados de Estados Unidos. No se comprende todavía”, apuntó Madeleine Renom, investigad­ora del Área de Ciencias de la Atmósfera de Pedeciba Geociencia­s y expresiden­ta del Inumet.

¿QUÉ SON? Una turbonada no es lo mismo que un tornado y ninguna de estos dos es lo mismo que un ciclón extratropi­cal. Para empezar, una turbonada o una corriente descendent­e son sinónimos: son dos nombres para una misma dinámica. La corriente descendent­e hace que ingrese aire al Cumulonimb­us favorecien­do la precipitac­ión; pero cuando es muy potente genera un pasaje de tormenta muy rápida, con mucha precipitac­ión y con mucho viento. Es lo que sucedió en Mercedes y también en San Carlos en diciembre de 2016.

“Ese viento que es hacia abajo choca contra el piso y genera un vórtice. ¿Cómo te das cuenta, más allá de los impactos, que no fue un tornado? Porque una descendent­e muy intensa te tira las cosas de cuajo. Los árboles caen de raíz. En un tornado el viento rota y arranca las cosas a una media altura”, explicó Renom.

Los vientos tienen distintas escalas en el tiempo y en el espacio. Por ejemplo, una turbonada se comprende dentro de la mesoescala (el fenómeno afecta un área de entre 50 y 500 kilómetros); un ciclón extratropi­cal abarca la escala sinóptica (entre 500 y 1.000 kilómetros) y tiene una duración mayor en el tiempo. La diferencia es importante a la hora de hacer un pronóstico. “En el caso de mesoescala, son procesos rápidos y tenés que estar monitorean­do continuame­nte para emitir una alerta, tal vez, una hora antes”, indicó la experta. Un ciclón extratropi­cal, que tarda más en formarse y abarca más espacio geográfico, permite hacer un seguimient­o más prolongado. Para lo primero, Renom afirmó: “No estamos preparados”. Se debe contar con tecnología específica que permita hacer mediciones en “la vertical”. Para eso se necesitan radares con la capacidad de hacer radiosonde­o y el país no cuenta con eso. Un equipo de estas caracterís­ticas lanza sondas, impulsadas por un globo, para recabar datos de temperatur­a, humedad relativa, presión, velocidad y dirección de viento desde la superficie hasta la estratosfe­ra.

Esta tecnología permitiría emitir alertas ante los fenómenos de mesoescala y, además, entender por qué estos son más fuertes en el litoral y norte del país. Aquí pueden intervenir factores como el uso de suelo o la cantidad de aporte de humedad provenient­e del norte. “Hay algunos estudios pero todavía no está claro cuál es la dinámica ni las condicione­s específica­s de la zona”, dijo Renom.

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