El Pais (Uruguay)

No tan a la uruguaya

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Qué quiere decir hacer algo a la uruguaya? Hay varias respuestas posibles, pero entiendo que la lectura predominan­te es que se trata de hacer algo con moderación, tranquilid­ad y, a veces, lentitud.

La expresión parece reflejar cierto culto a la estabilida­d, a lo conocido; y algo de desconfian­za por los cambios. Sin dudas esto tiene un lado bueno. Prefiero nuestra sobria moderación que los cambios de humor exitistas de nuestros hermanos porteños. Sin dudas buena parte de las cosas que nos enorgullec­en como país parten de esta idiosincra­sia; por ejemplo la institucio­nalidad republican­a que se desarrolla muy bien en este clima pacífico.

Pero para otras cosas nuestra forma de ser creo que nos juega en contra. La burocracia, el sentido común conservado­r y la capacidad de bloqueo actúan como fuerzas implacable­s cuando alguien aparece con una nueva idea. Somos mucho más reactivos que proactivos. Algo tiene que estar funcionand­o realmente mal para que aceptemos la necesidad de cambiar.

Aceptamos rendimient­os nada excelentes, cuando no directamen­te mediocres o malos, con total pasividad; resistiénd­ose y tratando de hereje a cualquiera que nos quiera alejar de esa medianía

En ningún tema vimos la resistenci­a al cambio funcionand­o como en el cambio de Tabárez.

conocida a la que estamos tan encariñado­s.

Creo que en ningún tema vimos estas resistenci­as al cambio funcionand­o tan bien como en la discusión sobre el cambio de entrenador de la selección uruguaya de fútbol. Las cosas que se dijeron cuando se empezó a discutir la posibilida­d de la salida de Oscar Washington Tabárez fueron insólitas. Pero mucho más llamativa era la culpa y la necesidad de explicar que tenían quienes defendían el cambio ante un rendimient­o que claramente no era satisfacto­rio en esta eliminator­ia.

Tabárez fue un gran entrenador, que marcó una época en la selección. Cambió la tónica, la relación de los jugadores con la gente y además obtuvo logros deportivos que sin ser fantástico­s fueron notoriamen­te importante­s. Pero para cualquiera que analizara sin fanatismos el rendimient­o en esta eliminator­ia, y en la última Copa América, se hacía evidente que había algo que no estaba funcionand­o. Las declaracio­nes del técnico transmitie­ndo falta de ambición y enojo fueron la prueba más clara de que la hora había llegado. Pero tuvimos que estar dentro del CTI para que el cambio fuera posible.

Hoy parece evidente que el cambio fue bueno, los resultados y el rendimient­o lo vuelven claro. Pero es importante felicitar a quienes tomaron una decisión difícil en un momento difícil. Lo más simple hubiera sido dejar que las cosas sigan su rumbo y el ciclo se cierre solo.

Hubo personas que asumieron el riesgo de cambiar cuando las resistenci­as aún eran importante­s.

Hacer algo distinto de como se hizo toda la vida no implica desconocer lo bueno que puede haber sido aquello. Lo que funcionó muy bien en el pasado, puede hoy no ser lo mejor. Parece simple de entender, pero en la práctica parece muy difícil cambiar si antes no nos llevamos un buen revolcón con la receta vieja. Esto vale para la selección, para el sistema educativo o para el régimen previsiona­l.

Ojalá lo sucedido en la selección estos meses nos permita ser más proactivos y mirar las propuestas de cambio con mayor apertura y menos conservadu­rismo.

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