El Pais (Uruguay)

LA CLAVE ESTÁ EN CÓMO SE EDUCA A LA MASCOTA

- ANALÍA FILOSI

Los labradores o los bóxer son divinos para los niños, un caniche es ideal para una persona mayor, no vayas a tener un pastor alemán o un pitbull si querés un perro de compañía… y los consejos podrían seguir.

¿Hasta dónde es verdad que hay determinad­as razas para determinad­as edades o personas? ¿Hay perros más buenos y otros más agresivos?

Como muchas cosas en la vida, es relativo.

Es cierto que genéticame­nte existen razas más preparadas para cumplir una función, como por ejemplo cazar o cuidar un rebaño, pero es cierto también que eso ha ido cambiando con los años y responde mucho a la crianza que se le da al animal.

“Hay razas que años después siguen manteniend­o algunas caracterís­ticas, pero eso ha ido variando con el correr del tiempo, no solo en su comportami­ento sino también en su aspecto físico. Un cimarrón de hoy lo comparás con uno de hace años y tienen sus buenas diferencia­s físicas”, explicó a El País la veterinari­a y docente Rosa Gagliardi, quien tiene un posgrado en genética animal.

Por ejemplo, a los labradores les encanta el agua y fueron criados para la caza, pero en la actualidad son muy buenas mascotas.

“Es muy injusto hablar de una raza que tenga mal temperamen­to, hasta los pitbull, que tienen tan mala prensa, hay muchas familias que conviven con ellos y nunca tuvieron un problema. Un rottweiler o un pastor alemán pueden tener mala fama porque los vemos en películas de terror, de misticisim­o o de bandas de perros asesinos y la cosa no es tan así”, dijo por su parte el criador y presidente del Concuenta, sejo de Jueces del Kennel Club Uruguayo, Jorge Nallem.

CONDICIONE­S. Lo que hay que empezar es por desterrar la idea de que existen razas para determinad­as edades de los individuos; el tema va más por los gustos y las necesidade­s de cada persona a la hora de elegir una mascota.

“Si alguien tiene una casa con fondo y lo que necesita es un perro de guardia, lo más seguro es que elija un animal grande aunque el dueño sea un adulto mayor. Pero en ese caso le va a ser más difícil controlarl­o. De repente sale al jardín y el perro lo puede tirar haciéndole fiestas”, advirtió Nallem.

Gagliardi, por su parte, mencionó el caso de los cimarrones, que si bien en una época tuvieron mala fama, son muy buenas mascotas.

El problemas es que al ser animales de 40 kilos complican a la hora de manipularl­os.

Si por otro lado lo que la persona busca es un perro que le haga compañía, sea por la edad que tiene o porque vive sola, lo ideal es una raza de tamaño chico, que permita levantar al animal o dormir con él si lo quiere.

“Por ejemplo, un chihuahua, un salchicha miniatura… todas esas razas que son de 3, 5 o 6 kilos son ideales. Pero de repente a la persona no le interesa estar agarrando el perro; lo cuida y lo quiere, pero no le gusta ese contacto”, señaló el criador relativiza­ndo ese aspecto.

Un elemento que importa muchísimo es el espacio con el cual se

incluso si se vive en una casa o en un apartament­o. Es lógico que los perros grandes necesitan más espacio, sino por lo general la pasan mal.

“Un ejemplo de una raza que es divina, que realmente son excelentes perros y que muchos dicen que es la más inteligent­e de todas, son los border collie. Son divinos de carácter, pero los ponés en un apartament­o y se estresan muchísimo. No es que no puedan estar ya sea con niños o con gente grande, es que necesitan espacio”, aclaró Gagliardi.

TEMPERAMEN­TO. Para Nallem no existe eso de que hay razas más amigables que otras.

“Hay razas que tienen mejor temperamen­to o que son más belicosas, pero va mucho en cómo sea educado el perro por la familia, su entorno y que sea socializad­o desde chico”, destacó el criador.

Un perro puede ser amoroso con la familia, con los niños o con las personas mayores, pero de repente llega un grupo de muchos niños juntos que no son los que él conoce y se enoja. O puede ocurrir que un niño sea muy brusco en la forma en que juega con él y eso puede tener malas consecuenc­ias.

“Pero todas esas cosas no las piensa el perro, las tiene que pensar el dueño”, apuntó Nallem.

Gagliardi, en tanto, comentó que hay razas más rezongonas o que no tienen tan buen carácter, pero si se trata de un perro de tamaño chico siempre va a ser más fácil de controlar por el dueño.

“Hay caniches que son divinos, pero hay algunos que pueden ser un poco imbancable­s y a veces bastante agresivos. Unos perros que en su momento habían dicho que eran algo bravos eran los cocker, pero se pueden manejar porque son perros medianos tirando a chicos; no son malos”, puso como ejemplos la veterinari­a.

Muchos recuerdan cuando la película de Disney 101 Dálmatas puso de moda a estos perros y todos querían tener uno. Pues no era la mejor idea, sobre todo para los niños. Según Gagliardi tienen su carácter, no son demasiado sociables y necesitan espacio.

La veterinari­a explicó que hay que tener presente que los perros tienen su jerarquía de dominancia, como ocurre con los lobos en una manada.

Si en una casa hay más de un perro, enseguida se nota que hay uno que manda y el otro es más sumiso, incluso es muy gracioso ver que muchas veces el que tiene el control es el de menor tamaño.

Pero si hay un solo perro en un lugar en el que viven varias personas, el perro establece esa jerarquía dentro de los humanos. Es así que vemos como solo le hace caso a un miembro de la familia, mientras que con los otros integrante­s de la casa hace lo que tiene ganas.

“Entonces podemos decir que hay perros que tienden a ser más dominantes, pero si la persona les pone los límites los maneja bien. El problema es que hay gente que le da pena y no lo hace, como cuando los deja subirse a la cama”, señaló Gagliardi.

Para la veterinari­a la clave está en tratar de conocer al animal y al mismo tiempo ser autocrític­o. “Decir ‘con tal o cual animal yo no podría’”, destacó como consejo a la hora de elegir la mascota ideal.

■ Si bien los perros traen ciertas caracterís­ticas en sus genes, la clave está en educarlos, ponerles límites. El criador Jorge Nallem explicó que desde que nacen hay que tratar de socializar­los, que estén en contacto con gente. “Que no esté en un lugar cerrado, oscuro y sin ningún sonido porque evidenteme­nte cuando salga de ahí se va a asustar y va a ser más difícil que tome el ritmo de un perro para una familia”, detalló. Desde el momento en que llega a la casa hay que educarlo con responsabi­lidad y no dejarlo hacer lo que quiera. “Es como el niño, tiene que entender que tiene que convivir con el resto”, apuntó. No hay que pegarle, pero debe entender lo que puede y lo que no puede hacer. “Si le

Hay perros chicos con fuerte temperamen­to y perros grandes que son muy amigables.

No existen buenos o malos perros, la clave está en lo que busca el dueño y la educación.

ponen la comida, un niño se acerca y el perro lo rezonga, es el momento de decirle ‘esto de ninguna forma’ porque sino entiende que está bien y sigue haciéndolo”, señaló Nallem. También remarcó la importanci­a de contar con tiempo para dedicarle. “Si no tenés tiempo para peinar un perro una vez por semana, no tengas un perro con pelo largo”, ejemplific­ó el criador. Tampoco hay que rezongarlo si no le dimos el espacio que necesita y anda por la casa tirando cosas.

BORDER COLLIE ■ Es una raza que está de moda en Uruguay. Es inteligent­e, de muy buen carácter, muy buena relación con sus dueños. El inconvenie­nte es que necesita espacio; si vive en un apartament­o se estresa.

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Hay que enseñarlo.

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