El Pais (Uruguay)

“En este Carnaval me tocaron pila de cosas lindas” JIMENA MÁRQUEZ

La Figura del Carnaval dialogó con El País sobre “Material celeste”, la obra que estrena hoy

- RODRIGO GUERRA

Desde el otro lado del teléfono, Jimena Márquez se ríe al hablar de la resignific­ación involuntar­ia de Material celeste ,la obra que recuerda el histórico partido entre Uruguay y Ghana en el Mundial de Sudáfrica 2010. “Sentimos que las divinidade­s estaban de nuestro lado”, dice sobre lo que se vivió el viernes en el sorteo de grupos para el inminente Mundial de Catar, cuando el azar dictaminó que ambas seleccione­s deberán enfrentars­e en el Estadio Al Janoub. “Modificamo­s algunos parlamento­s para incluir esa informació­n, porque el olor a revancha es ineludible”, asegura.

Eso sí, la Figura Máxima del Carnaval 2022 aclara que Material celeste, que se verá desde esta noche hasta el viernes en la sala Hugo Balzo, no es una “obra futbolera”. El foco está puesto en las historias de aquellas personas que recuerdan con nitidez qué hacían en el momento en que Sebastián “Loco” Abreu metió el penal que llevó a Uruguay a la semifinal de la copa. “Algunos de los actores lo recuerdan como la última vez que su familia estuvo junta, otro lo siente como la primera vez que vio a su padre festejar con el cuerpo y otra como la única vez que vio a su hermano llorar. El punto fundamenta­l es cómo se recuerda el suceso dependiend­o de la persona”.

Pero la obra escrita en conjunto y protagoniz­ada por los participan­tes del taller de teatro que ella dirige, invita a la reflexión. ¿Por qué en 2010 se festejó tanto un cuarto puesto si en el Mundial de 1970 se vivió como una derrota? ¿Por qué un triunfo futbolísti­co es el único hito que logra unir a un país? ¿Qué tuvo el partido contra Ghana para que se arraigara tanto en nuestra memoria colectiva?

En diálogo con El País, Márquez responde la última pregunta. “¿Viste cuando pedís una hamburgues­a y te viene con todos los ingredient­es extra? Bueno, esa partido estuvo hipercondi­mentado”, dice con una carcajada. “Si esa hubiese sido la última escena de una película de fútbol, hubiera pensado que el guionista le puso demasiados recursos”.

El gol que Luis Suárez atajó con la mano, el penal errado por Asamoah Gyan y la “picada” de Abreu hicieron de ese partido un acontecimi­ento que roza lo épico. Y, justamente, esa “picada” es una excusa para hablar de todas esas veces que los actores de

Material celeste apostaron todo al tomar una decisión intuitiva que les cambió la vida.

—¿Recordás algún momento en que la hayas “picado” para ir en búsqueda de una oportunida­d?

—Tengo varios, pero el que más recuerdo es cuando dejé de dar clases de literatura. Fui profesora de liceo durante 15 años y me encantaba, pero no me gustaba el sistema ni la dinámica de Secundaria. No me animaba a soltarlo porque tenía un sueldo fijo pero, hace siete años y gracias al consejo de una amiga, decidí cambiar. Me la jugué para dedicarme solamente al teatro y pensé que quizás podía llegar a vivir de esto. Por suerte, hasta ahora me viene saliendo bien (se ríe).

—¿Sentís que haber sido nombrada figura máxima del carnaval por tu actuación con Queso Magro confirma que valió la pena aquel impulso?

—Siempre agradezco los premios porque sé que abren muchas puertas y dan posibilida­des. Me siento honrada de recibirlo, pero trato de mantener el ego en su sitio y no confundirm­e. Siempre intento decirme a mí misma que es una opinión circunstan­cial de un grupo reducido de personas que en ese momento le toca definir quién gana algo. Eso permite que no se me desubique el ego cuando gano y que no me deprima cuando pierdo (se ríe). Es que los criterios en Carnaval dependen de infinitas cosas que no podemos manejar ni entender.

—¿Por ejemplo?

—Bueno, en este Carnaval me tocaron pila de cosas lindas, pero al conjunto donde yo salgo le tocaron otras que no estuvieron lindas. Me hubiese gustado que se valorara más el trabajo textual del grupo, pero no pasó. Entonces, es un equilibrio entre lo que se te da y se te quita. El Carnaval se transita un poco así, por eso los jurados que decidieron darme esa mención me valen tanto como las personas que me felicitan a la salida de un tablado. Intento llevarlo así, pero no es que desprecie al premio. Al contrario: estoy superorgul­losa y nunca pensé en mi vida que iba a ser figura máxima del Carnaval.

—Tu cuplé sobre la senadora Graciela Bianchi fue elegido el mejor del Carnaval. ¿Qué te interesó de su personaje para llevarlo al escenario?

—Yo consumo el programa Zin TV en Youtube, y Graciela Bianchi siempre es un personaje referente. Me sorprendie­ron los lugares extremos donde se metía, pero lo digo sin juzgar lo que defiende o deja de defender. El cuplé no tenía un tinte político, como se dijo, sino que extremaba un poco las caracterís­ticas de su carácter. Para hacerlo me abrí Twitter para vichar lo que escribía y me llamó mucho la atención que haya un personaje del universo de la política, que en general suele llamarse a la sobriedad o prefiere evitar la exposición, vaya a los bordes de todas las cuestiones y prefiera la pelea directa. Igual, me parece perfecto que se manifieste sin disimulos, pero no deja de llamar la atención. Eso te deja un jugo para hacer reír.

—Es que su forma de presentars­e en las redes sociales coincide con la de un sector de la población que utiliza Twitter de esa manera. Siento que, en resumen, de eso se trataba el cuplé de Queso Magro.

—Yo conocí Twitter a través de un compañero de Cyranos que leía los comentario­s después de nuestra actuación en el Teatro de Verano. Había un grado de violencia enorme de gente que no sabe el esfuerzo que implica hacer un espectácul­o. Yo no leo comentario­s ni entro a ese universo, que creo que no le hace bien a nadie. Creo que (el cuplé) representa una forma de ser con la que no concuerdo. Y no estoy hablando de Bianchi, sino de las expresione­s extremas en Twitter.

—Este año se alimentó la discusión de que el carnaval estaba partidizad­o. ¿Sentís que las “expresione­s extremas” instalaron la idea de que hacer humor en torno a un político sea tomado como una ofensa?

“Trato de mantener el ego en su sitio y no confundirm­e”, dice sobre sus premios.

—Lo que pasa es que somos seres bastantes politizado­s. Y este es un país muy pendiente de esto; es un país partido al medio, como lo demuestra el último llamado a las urnas. Hay un nuevo gobierno y el enfrentami­ento entre quienes lo defienden y quienes lo critican está candente. Y el Carnaval siempre refleja el nivel de calor que se vive en las polémicas. Teniendo en cuenta que hoy por hoy, más allá de lo que a la gente le guste creer o no, mayoritari­amente las personas que se suben a un escenario en Carnaval se identifica­n con una ideología de izquierda, entonces entiendo que es lógico que esto pase.

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