El potencial uruguayo en la economía del conocimiento
La competitividad del software no se traduce en patentes, según experto
Que Uruguay “no puede apostar a la cantidad, sino a la calidad”, que la ventaja comparativa del país “está en la inteligencia y en el uso del conocimiento”, que es por esa vía que se puede aprovechar “las oportunidades que el mundo de hoy le ofrece a las economías chicas”, fueron algunos de los comentarios destacados como inmersos en la sociedad Uruguay. Pero entonces, ¿qué tiene que hacer el país si quiere insertarse en la economía del conocimiento?
En el evento organizado por la Academia Nacional de Economía (Acadeco), “Crecimiento y protección de conocimiento: evidencia empírica del Tratado de Cooperación en Materia de Patentes”, se trató la situación actual de Uruguay en cuanto al sistema de patentes de propiedad intelectual, así como el rumbo que debería tomar el país para desarrollarse en este área que envuelve la innovación, nuevas tecnologías, entre otros.
Al dar apertura al evento, el ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira señaló sobre las patentes de propiedad intelectual que “todo el mundo” reconoce como “importantes, pero en Uruguay no hablamos mucho. Como que las miramos un poco de costado porque nos incomoda, porque genera preocupaciones, porque se las ve como potencialmente conflictivas, pero al mismo tiempo es un tema ineludible”.
En tanto, el orador central del evento fue Antony Taubman, director de Propiedad Intelectual en la Organización Mundial de Comercio (OMC), quien señaló que “la innovación, la creación y diseminación de nuevas tecnologías, no es un lujo, es necesario”.
Al mirar el índice global de innovación, se encuentran “reflexiones interesantes” sobre la situación de Uruguay, dijo Taubman y agregó que el país “está en una posición prometedora, tiene un potencial significativo”, pero “cuando se trata de crecimiento económico e innovación, está justo en el medio de la trama”.
“Por un lado, esto demuestra que tiene éxitos significativos, pero igualmente muestra que tiene la capacidad de avanzar en esa línea y terminar como parte de un desarrollo económico impulsado por el conocimiento”, afirmó.
Luego planteó que al revisar las estadísticas de patentes,y lo hizo “una y otra vez para no equivocarse”, encontró que en
Uruguay “tiene un potencial significativo”, según Antony Taubman.
Uruguay la actividad de patentes en sí misma, especialmente en la innovación local, es notablemente baja para el nivel de capacidad innovadora y el nivel de desarrollo que tiene el país.
En este sentido, señaló que hay investigadores que encuentran la necesidad de mudarse a otros países para trabajar en sus proyectos de innovación.
Por otro lado, también destacó la importancia del sector de software uruguayo y lo competitivo que es, lo cual no se ve “traducido” en el área de las patentes.
Al momento de hacer comentarios, tanto el expresidente del Banco Central y actual presidente del Institut Pasteur de Montevideo, Ricardo Pascale, y el exdirector de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Carlos Mazal, destacaron la importancia de que Uruguay se una al Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT, por su sigla en inglés), al cual hay adheridos 156 países.
En este sentido, Pascale destacó que “en Uruguay tenemos una inversión de Innovación y Desarrollo (I+D) muy, muy baja, en torno al 0,4% del Producto Interno Bruto”.
Asimismo, afirmó que “para la economía en su conjunto, como si fuera una cadena, el conocimiento impulsa la innovación y esta a la productividad”, en donde “la ausencia de innovación lleva a negocios estancados y a pérdida de empleos o empleos muy mal remunerados”. Añadió que la adhesión al PCT “daría una señal muy importante a la comunidad internacional”.
Por su parte, Mazal dijo que en 2017 se propuso la adhesión al tratado, pero que no obtuvo “ni media sanción”.
“Fracasó porque hay algún interés que no mira la situación actual, el contexto actual y regional en el que se encuentra Uruguay. Hoy estamos intentando una salida que nos permita competir con el mundo. El presidente se la ha jugado, pateó el tablero, e intentamos encontrar ese camino”, agregó.
“LECCIONES” DE LA OMC. Por otro lado, Taubman señaló que la economía de las ideas “nos dice que ya no es suma cero”, es decir que lo que uno gana es porque otro lo perdió, sino que uno se beneficia de la “existencia” del otro y viceversa.
El director de Propiedad Intelectual de la OMC destacó los “importantes derrames de conocimiento de los flujos tecnológicos entrantes, a medida que las economías están interconectadas”, siendo estos la “base para un crecimiento y desarrollo tecnológico sostenido”.
Asimismo, señaló que para los países emergentes ha sido una barrera su capacidad de absorción, aunque de acuerdo a estudios comparativos, Uruguay está “extremadamente bien avanzado en capital humano y capacidad de absorción, lo que ofrece una oportunidad considerable”.
Explicó que la propiedad intelectual está en “paquetes” de conocimiento, de “know how” (saber hacer), de tecnología, que “se comercializan en ellos mismos, en la base de una economía en sí mismos”.
“Es decir, la concesión de licencias de propiedad intelectual se encuentra junto al comercio tradicional de cosas físicas, en cosas que vienen en cajas, en contenedores”, concluyó.