EL CONVOY SOLIDARIO QUE ORGANIZÓ EL TAXI MADRILEÑO
■ “Las imágenes de los críos llorando que veíamos una y otra vez en la tele nos sacudieron”, explica José Funes, uno de los integrantes del convoy de taxímetros que cruzó Europa para llevar alimentos y traer refugiados. “Nos preguntamos qué podíamos hacer. Allí salió la idea de irnos hasta Polonia y traer con nosotros la mayor cantidad posible de personas”, contó. La solidaridad de su gremio les permitió reunir rápidamente los recursos necesarios. Treinta y dos vehículos salieron de Madrid, entre minibuses de nueve plazas y coches estándar, con 64 conductores. Hicieron 32 horas de un tirón hasta la primera parada en Alemania; luego pusieron rumbo a Paszkow, a unos 25 kilómetros de la frontera polaco-ucraniana. Llevaron 25 mil kilos de comestibles y otras ayudas. Volvieron con 135 personas, 65 niños, tres bebés, sus mamás, varios abuelos, seis perros y un gato. Cuentan a viva voz que hasta el momento ha sido el mayor convoy de vehículos organizado por particulares que cruzó Europa de oeste a este, tratando de sumarse a la cadena solidaria. Fueron preparando la documentación en el camino, previendo la alta demanda en los centros de acogida. José cobijó a una madre y dos jovencitas, de 12 y 14 años. Ya están ubicadas en un lugar seguro, “pero seguimos en contacto, sentimos que sigue siendo nuestra responsabilidad”, asegura, con algo de orgullo y mucho de amor al prójimo.
A José también le preocupan las mafias: “hay que tener mucho cuidado, porque por debajo de esa solidaridad hay un caldo de cultivo para las mafias. Los malos se mueven mejor en el desconcierto y el alboroto”, concluye.