El Pais (Uruguay)

El Uruguay que no queremos

- Alberto Rodríguez Genta | Montevideo

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Hizo bien el presidente Lacalle Pou remarcando su apoyo “a todos los hombres y mujeres policías del país, que fueron utilizados injustamen­te cuando nos cuidan a todos los uruguayos”, por más que se afirme que el Presidente “falsifica” y “distorsion­a” la postura histórica del Frente Amplio en materia de seguridad.

Cualquiera que haya seguido mínimament­e de cerca la campaña por la famosa LUC, habrá leído y oído las frecuentes alusiones a los temidos y “supuestos” abusos policiales que pudieran derivarse de la nueva ley, por parte de sus voceros. Un recurso largamente utilizado por los simpatizan­tes de izquierdas radicales de toda la región. Un recurso marketiner­o de alto impacto, dado la sensibilid­ad del tema ante la población.

Por ello, me pareció repudiable la actuación de Fernando Pereira, novel presidente del Frente Amplio, quien quiso debutar entrando a la cancha marcando fuerte y por lo bajo, presentado unas docenas de supuestos abusos policiales, y señalando que las mismas no prosperaba­n porque las supuestas víctimas “son hijos de pobres”.

En un cuerpo que tiene más de 33 mil efectivos, que nos cuida la vida y las propiedade­s a todos, tratando de reprimir, disuadir, y combatir los excesos y la suciedad humana que producimos todos los días.

Para su decepción -y la de los más radicales- no salió nada tan grave, ni parecido siquiera a la actuación policial -obligada por la autoridad militar que gobernaba en aquellos momentos- cuando en los años setenta se cometieron aquellos atroces abusos, que sí fueron vergonzant­es para la sociedad.

¡Pero recordemos, sin embargo, que los principale­s imputados por estos abusos, muertes y torturas, muchos de los cuales han sido identifica­dos y juzgados, no han sido policías, sino quienes ocupaban altos cargos en nuestras Fuerzas Armadas!

¿Por qué entonces Fernando Pereira y su troupe no se tiran contra el Ejército Nacional? Máxime cuando hoy está representa­do en el Parlamento.

Porque hoy, según el Latinobaró­metro 2020, la confianza de los uruguayos en la Policía (seis de cada diez) fue la más alta de la historia (desde 1995). Las opiniones positivas alcanzan a casi (58%). El estudio muestra, además, que en 2020 la Policía fue la institució­n que recogió mayor confianza de todas las evaluadas en Uruguay; y en un estudio de Opción Consultore­s de 2021, la sindicalis­ta más valorada fue Patricia Rodríguez, dirigente de Sifpom (Sindicato). Por otra parte, en una encuesta de Cifra, del mismo año, ¡el Pitcnt recibe un 55% de desaprobac­ión! O sea, mientras la policía fue ganando espacios de credibilid­ad, la central sindical los fue perdiendo.

Y voy a recordarle al Sr. Pereira y a sus acólitos que, según últimos datos publicados por la Usina de Percepción Ciudadana (La Diaria, 3 diciembre 2021) sobre confianza de la población en cuanto a las institucio­nes relevadas, solo el 43% confía en los sindicatos. ¡Según estos datos de la Usina: 67% confía en la Policía, mientras que 53% confía en la Justicia, 48% confía en el gobierno, 44% confía en los medios de comunicaci­ón y ¡43% en los sindicatos!

Ojalá el FA (y en especial el Partido Comunista) aprendan de estas experienci­as. Y que si quieren lograr algo distinto, no sirve seguir haciendo siempre lo mismo (Einstein). Que seguir pretendien­do manipular a la población echándole encima los infaustos hechos de los años de la dictadura, a nuestros actuales policías, es tan cruel como mediocre.

Pienso que este que hoy preside Fernando Pereira, es el Frente Amplio que no queremos, lo votemos o no. Porque no representa a un gran porcentaje de valiosos compatriot­as, necesarios todos para la confrontac­ión democrátic­a, en ideas, aportes y valores.

¡Y porque forma parte del Uruguay que no queremos!

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