Un cambio decisivo
Hace ya mucho tiempo, un amigo que se había recibido de profesor de historia en el IPA se presentó a una beca para hacer un posgrado en una universidad europea. No le fue fácil y debió superar innumerables escollos para ser admitido. Otros colegas suyos no tuvieron igual suerte.
¿Cuál era el problema? Que el título otorgado por el IPA, si bien terciario no era reconocido como una licenciatura.
Era una época en que buena parte del cuerpo de profesores del IPA también enseñaba en la Universidad. Fueron docentes de reconocido prestigio académico en las facultades de Humanidades, Derecho o Ingeniería que formaban profesores y también daban clases en el Segundo Ciclo de Secundaria, los entonces llamados Preparatorios.
Aún así, el título no era reconocido y desde entonces estudiantes y egresados reclaman una solución. Hasta ahora la única salida la ofrecen algunas universidades privadas que con necesario ajustes a sus cursos de profesorado, otorgan el grado de licenciado.
En estos días se produjo en cambio que puede calificarse de histórico. El ministro de Educación y Cultura Pablo da Silveira puso en marcha una resolución por la cual maestros y profesores pueden aspirar a un título de grado universitario si a su formación docente agregan un plus de cursos que les habilita esa aspiración. De no hacerlo no pierden la posibilidad de enseñar porque cumplen con los requerimientos de la ANEP. Simplemente agregan, con supervisión del MEC, ese plus nada menor.
Esto tendrá un impacto inmenso por cuanto de a poco empezarán a egresar docentes con una formación más sólida y ello tendrá efectos en como trabajan con sus alumnos en escuelas y liceos. Uno de los problemas que tiene la enseñanza es el nivel de sus docentes.
El tan aguardado cambio se acompasa con el modelo universitario que rige en buena parte del mundo y que facilita el cruce con instituciones en los más diversos países. Primero se alcanza el grado (o sea la licenciatura) y luego se aspira a la maestría. Si la persona quiere dedicarse al ejercicio profesional puede hacer más de una maestría especializada o, en caso de optar por la investigación y la docencia universitaria, aspirar a un doctorado.
Carreras que eran tecnicaturas terciarias pasaron a ser en los últimos años, licenciaturas otorgadas por las diferentes universidades uruguayas. Ello es común en profesiones dedicadas a la salud (aunque no solo ellas): enfermeras, fisioterapeutas, nutricionistas, fonoaudiólogos. Algunos continuaron su formación en otras universidades. Hay enfermeros y nutricionistas que son doctores. No doctores médicos, sino que obtuvieron un doctorado (un PHD) en alguna especialidad.
La opción se abre ahora para maestras y profesores y demandará también otra actitud por parte de quienes entren a los centros de formación docente. Este agregado hará toda un diferencia y permitirá que quienes completen su grado, den clases con otra perspectiva, desde una más sólida formación y con otra cabeza.
Esto hacía mucha falta en un sistema de enseñanza que hace tiempo quedó estancado y deteriorado, tal como se ve en las pruebas PISA y las evaluaciones que hace el Ineed. Cada vez son más los jóvenes que salen mal formados. Lo cual limita sus perspectivas laborales o para avanzar en sus oficios y profesiones. En algunos casos, ni están siquiera preparados para desarrollar un simple oficio. Esta realidad está pegando más duro en los sectores sociales vulnerables, lo cual los ata a un destino sin salida.
El gobierno apostó a mejorar la educación. La pandemia lamentablemente obligó a salvar lo posible en estos dos primeros años donde los cursos se dieron a media marcha a causa de una emergencia sanitaria dramática. Pero algo se salvó.
De todos modos, con la Ley de Urgente Consideración se modificó la llamada la “gobernanza”: se mantuvo el Consejo Directivo Central de la ANEP como mecanismo colegiado con representación de los docentes, pero las tres ramas (primaria, secundaria y técnica) pasaron a ser unipersonales, apostando a una gestión más eficiente. Asimismo se pusieron en marcha, todavía en fase experimental, los Centros Espínola con la idea de transformar el concepto de cómo debe ser la educación secundaria y técnica. Se inició el plan para consolidar la formación de los futuros docentes. Y habrá que considerar en el futuro mejoras en Primaria, donde parecería haber más problemas de lo que se dice. ¿Cuántas de las dificultades en los liceos no se arrastran desde la escuela, sin que estas hayan sido detectadas?
Las cosas finalmente empiezan a moverse. Es de esperar que den resultado. Peor sería estar frenados por temor al fracaso. Los efectos de lo que se empieza hoy se verán mucho más adelante. Pero la eterna postergación se estaba volviendo ya en algo imperdonable.
Hay ideas, hay decisión, hay interés en que esto tenga éxito. En otras palabras, se empezó.