EL HALLAZGO DEL AÑO: UN CUARTO DE MONEDA
■ Carlos Machado fue elegido como el mejor detectorista uruguayo de 2021 por un hallazgo sin precedentes. Un verdadero tesoro: un pedacito de moneda de oro de la época de la Guerra de la Triple Alianza (18641870). Se acostumbraba a fraccionarlas para pagarles a los soldados. En un campo privado, Machado desenterró un cuarto de la misma moneda de la que se habían hallado dos cuartos.
Si bien Machado le consultó al gobierno paraguayo si estaba interesado en adquirir la pieza, no prosperó la negociación. El cuarto de moneda de oro fue comprada por un coleccionista numismático del departamento de Maldonado.
José Ignacio Sosa, otro detectorista, dijo sobre el hallazgo: “La moneda de Carlos es una pieza de numismática de las más exquisitas que puede haber”. búsqueda histórica. Sosa empezó desde muy chico rastreando piedras y fósiles en Treinta y Tres y luego aprendió lo que llamó “el arte de detectar”.
Este, además de incluir el uso del equipo, debe ser acompañado por el “espíritu de deseo de prospectar”.
Pero hay algo que les falta a estos tres buscadores de tesoros y que les gustaría conseguir: un marco legal. “Queremos hacer una asociación de detectoristas, ponernos a disposición (de los académicos y del gobierno) y queremos saber qué hacer ante un posible hallazgo histórico”, resumió Sosa.
Este reclamo se debe a que aumentó la cantidad de detectoristas en los últimos y han aparecido algunos “falsos profetas” que empañan la actividad con hallazgos inventados o que se meten en sitios patrimoniales. También les gustaría tener más contacto con arqueólogos y con distintas comisiones patrimoniales para colaborar.
Lechini señaló: “Respetar los lugares es ley. Los que estamos hace años en el detectorismo sabemos que para entrar a un campo hay que pedir permiso y no entramos a lugares que son patrimoniales; y los pozos se tapan”. Y añadió: “Es verdad que el detector de metales es visto como el diablo por la arqueología. Pero estamos viendo una apertura. Una arqueóloga joven que estaba haciendo un trabajo en el Polvorín del Cerro contrató a unos colegas y a mí para utilizar detectores en el sitio y se encontró material”. Otra colaboración había ocurrido en la ex cárcel de mujeres (antigua plaza de fusilamiento) pero solo a nivel superficial.
PIQUES. Respecto a esos “falsos profetas”, Machado aseguró que hay detectoristas que comparten en sus redes presuntos hallazgos que, en realidad, termina siendo “el anillo de la abuela”. Y eso lo saben solo con ver la foto: “Una persona que hace mucho que está en esto sabe cuando algo nunca tocó la tierra”. Lo saben, por ejemplo, al ver el color o por la profundidad a la que estaba enterrado el objeto. Se calcula que, “por naturaleza”, se sepulta cinco centímetros cada 100 años.
También saben dónde buscar. Si bien se puede ir a la playa cualquier día, hay más potencial de hallazgos de objetos antiguos luego de las tormentas, por ejemplo, de monedas que estaban en el fondo del mar. Antes de salir, Machado consulta la dirección del viento y visualiza hasta dónde llegó el oleaje.
Para salir al campo consultan fuentes históricas que les indiquen algún punto de referencia, por ejemplo, de pasaje de soldados. Así encuentran muchos sitios de campamento donde aparece tierra quemada (por fogones), pedazos de carbón, restos de huesos, monedas, botones, hebillas y fichas de juego (pedacitos de plomo aplastados). A veces aparecen trozos de armas. Sosa relató la escena: “Yo me imagino cuatro tipos en un fogón cuidándose de ellos, cuidándose de los indios, comiendo un pedazo de carne y jugando”.
Lechini sumó: “Esos sitios daban lugar a comercio y menudo. Las cosas se caían y quedaban enterradas. Para mí es fabuloso encontrar un botón del uniforme del Ejército portugués. No vale nada. Pero para mí es riquísimo por su historia”.
“El detector es visto como el diablo por la arqueología (...) pero queremos colaborar”.