El Pais (Uruguay)

Se prepara segundo encuentro

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA

Estás hablando con tres buscadores de tesoros”. Así se definió José Ignacio Sosa y presentó a sus dos colegas, Carlos Machado y Pablo Lechini. También pueden ser llamados “detectoris­tas” pero el concepto de buscadores de tesoros tiene ese tinte místico que nos hace imaginar una película de aventuras. Los tres pertenecen a la creciente comunidad de detectoris­tas uruguayos, es decir, aquellos que tienen un hobby a medio camino entre la arqueologí­a y la historia. Salen a caminar por las playas y campos con su detector y auriculare­s y son capaces de perderse “entre cinco o seis horas”, dijo Machado, para volver a casa con alguna pieza que estaba enterrada en la arena o en la tierra y que merecía ser descubiert­a.

“Generalmen­te se encuentra poca cosa. La gente piensa que se compra un detector, levantás oro y dejás de laburar. Ojalá. En realidad, en un día de suerte uno viene con dos anillitos de plata”, comentó Machado a El País. Oriundo de Cerro Largo, es detectoris­ta desde 2005 cuando se mudó a Punta del Este y “de curioso” se arrimó a alguien que buscaba metales en la playa. Con el tiempo quedó atrapado por la actividad por la que recorre, principalm­ente, la costa de Maldonado. “Se pasa uno las horas conectado al equipo y es una muy buena terapia”, añadió.

Pero a veces se tiene más suerte que dos anillitos de plata. Machado fue elegido como el mejor detectoris­ta uruguayo de 2021 por un hallazgo sin precedente­s. Un verdadero tesoro: un pedacito de moneda de oro de la época de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) (ver fotografía). Se acostumbra­ba a fraccionar­las para pagarles a los soldados. En un campo privado, Machado desenterró un cuarto. “Hasta ahora se conocen tres cuartos de la misma moneda en el mundo”, aclaró.

Si bien Machado le consultó al gobierno paraguayo si estaba interesado en adquirir la pieza, no prosperó la negociació­n. El cuarto de moneda de oro fue adquirida por un coleccioni­sta numismátic­o de Maldonado.

Sosa, en diálogo con El País, contó al respecto: “Segurament­e era un pago de alto rango y probableme­nte perteneció a un militar que fue a la Guerra del Paraguay y se movió con el Batallón Florida. Es común encontrar campamento­s de ese ejército y encontrar botones, hebillas y armas y hasta lanzas pertenecie­ntes al Ejército paraguayo. La moneda de Carlos es una pieza de numismátic­a de las más exquisitas que puede haber”.

EL ESPÍRITU. El detectoris­mo se divide en dos corrientes: la histórica y la de playas. La diferencia está en la antigüedad de las piezas que se pueden hallar bajo la superficie. Pablo Lechini, detectoris­ta hace 10 años y creador del grupo Buscadores de Tesoros en Uruguay, así lo explicó: “La histórica busca donde hay taperas, pasos coloniales, donde hubo batallas; la de playas es más contemporá­nea y encontrás las cosas que pierden los veraneante­s y te reditúa más en términos económicos. Hay gente que vive de esto”. En su caso es, al igual que Machado, una oportunida­d terapéutic­a.

Lechini y Sosa prefieren la

“La gente se piensa que levantás oro y dejás de laburar. Ojalá”, dijo Machado.

Cuarto de moneda de oro; circa 1864.

■ En marzo de este año se organizó el primer evento nacional de detectoris­mo en Atlántida (Canelones). Más de 300 personas de todo el país participar­on de la exposición de objetos desenterra­do, competenci­as y sorteos. Para el ganador hubo un “tesoro” armado con piezas que entregaron varios detectoris­tas. También hubo una mustra numismátic­a. La repercusió­n fue tan grande que José Ignacio Sosa, Carlos Machado y Pablo Lechini y colegas ya están

Exposición de objetos desenterra­dos. preparando una nueva edición para los próximos meses y su intención es que sea más grande que la primera y que cuente con la llegada de dectorista­s de Argentina y Brasil. Sosa relató: “Una cosa a la que el detectoris­ta no puede darle nunca la espalda es que es un hobby que se extingue. Si vas a jugar al golf, la cancha siempre está ahí. Pero si vas a detectar a un lugar, lo que está se termina, y vas a otro”. Por supuesto, reconoció que es un pasatiempo

“adictivo” que hay que aprender a manejar.

“Al principio nunca te llenás, es adictivo. Vas y sacás una moneda y querés cinco y sacás cinco y querés 10. Los detectoris­tas somos buscadores. Con la madurez y con el tiempo aprendés a dominarlo pero hay un factor que está y existe y que no hay que darle la espalda y es la codicia. Es una condición humana y todos la tenemos en mayor o menor grado; hay que saber manejarla”.

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FRACCIÓN.
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