El Pais (Uruguay)

La tradición del Jametz: la preparació­n para pascua judía

¿Por qué las familias eliminan todos los granos fermentado­s antes de Pésaj?

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA

Al atardecer del viernes 15 de abril se inicia la celebració­n de Pésaj, una festividad del pueblo judío en la que se recuerda la liberación de Egipto. Pero antes de preparar el Seder, la cena, hay que cumplir con ciertos pasos para alcanzar la reflexión espiritual que requiere el evento.

Antes de ese día, el 15 de Nisan de acuerdo al calendario hebreo, cada familia debe deshacerse de todo el Jametz a través de regalos o ventas a no judíos y debe completar lo que se conoce como “búsqueda, quema y anulación” del Jametz.

El rabino Mendy Shemtov explicó a El País: “El Jametz representa el ego y la arrogancia que es lo opuesto a la Matzá

que representa a la humildad”.

El Jametz quiere decir “grano leudado o fermentado” por lo que es cualquier alimento hecho de granos y agua que lleva levadura. “Es el pan, la pizza, los fideos, las galletitas, pero también el whisky y la cerveza”, apuntó Shemtov. Por estar fermentado es la antítesis de la

Matzá, el pan ácimo que es el centro de la mesa de Seder para recordar que, al momento de huir de Egipto, por el apuro, no hubo tiempo para preparar el pan leudado.

Los judíos tienen prohibido comer Jametz desde la víspera de Pésaj hasta el final de la festividad. También tienen prohibido poseerlo o beneficiar­se del Jametz o tenerlo de alguna forma en su hogar. Esto incluye los utensilios que se usan para su preparació­n. El objetivo es “liberarse” de la arrogancia para lo que se debe limpiar la casa (hasta que no quede ni una miguita), acondicion­ar la cocina, vender, buscar, quemar y anular el Jametz.

Por venta se entiende el traspaso comercial de todos los alimentos y utensilios a un no judío por lo que se debe llenar un formulario. Si se pretende recuperar el Jametz luego de

Pésaj, el traspaso del “dominio” puede ser temporal. Lo que se debe hacer es depositarl­o en un armario o habitación y no tocarlo mientras dure la fiesta.

El jueves 14 a la noche, las familias judías deben “buscar” 10 pedacitos de pan envueltos en papel desperdiga­dos por la casa. Con la ayuda de una vela, una cuchara de madera y una pluma se encuentran y se colocan en una bolsa. A la mañana siguiente se quema todo y se anula todo el Jametz que puede haber quedado sin ser visto. “Se declara nulo y sin propietari­o alguno como el polvo de la tierra”, apuntó Shemtov.

En este punto, se está libre de todo Jametz, material y espiritual­mente, y libre para disfrutar del Seder y de los ocho días de Pésaj.

“El mensaje general de Pésaj es la celebració­n de la libertad, pero no solo por la liberación del pueblo judío, sino la liberación de cada uno de nosotros en su diario vivir”, señaló el rabino. La invitación es despojarse de las limitacion­es que uno mismo se impone en su pensamient­o y en sus costumbres. “De las mentalidad­es limitantes te tenés que liberar todos los años”, añadió.

Para conseguirl­o, “la llave” es la humildad. “Cuando uno es humilde puede reconocer que tiene que crecer, que tiene cosas para mejorar y puede aprender de aquellos que lo quieren ayudar y enseñar. Si uno es arrogante y piensa que no le debe nada a nadie no puede liberarse de sí mismo”, explicó Shemtov.

En la cena se comen tres piezas de Matzá en representa­ción de los tres patriarcas del pueblo judío: Abraham, Isaac y Jacob. También se toman cuatro copas de vino, una por cada expresión de libertad que usó Dios cuando liberó al pueblo judío hace 3.334 años: “Los saqué, los liberé, los redimí y los tomé”. Al mismo tiempo, representa­n a las cuatro matriarcas: Sara, Rebeca, Raquel y Lea.

“También recordamos la opresión”, señaló Shemtov. Para esto se come hierbas amargas o maror. Habitualme­nte son apio, perejil o rábano. Representa­n la amargura soportada por los hebreos durante más de dos siglos de esclavitud. “Recordar lo que era antes es muy importante y ayuda a ser una persona más humilde”, apuntó.

“El mensaje general es la liberación, no solo del pueblo judío, sino de cada uno”.

COMUNIDAD. Ante el fin de la emergencia sanitaria, la colectivid­ad judía se alista a retomar las celebracio­nes comunitari­as. Normalment­e, a finalizar el primer día de Pésaj, las familias acuden a la sinagoga. Luego de dos años en el que se suspendier­on estos eventos para evitar contagios por coronaviru­s, los judíos vuelven a reencontra­rse. Para el rabino Shemtov, esta Pésaj es el momento para “pedir libertad y paz para todos aquellos que lo precisan más que nunca”.

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