El Pais (Uruguay)

Borrell: Ofensiva sobre la región de Donbás, nueva fase en la guerra

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declaró Blinken, quien dijo no obstante no poder confirmar las recientes acusacione­s de que las fuerzas rusas han usado ya armas químicas en Mariúpol.

El regimiento ucraniano Azov, atrinchera­do en Mariúpol, una ciudad portuaria en el este de Ucrania asediada por Moscú, dijo el lunes que un dron ruso lanzó una “sustancia tóxica” sobre soldados y civiles. Ninguna fuente independie­nte ha confirmado esta acusación.

En tanto, la Organizaci­ón para la Prohibició­n de las Armas Químicas (OPAQ) mostró ayer martes su “preocupaci­ón” por las informacio­nes sobre un ataque químico en Mariúpol, y ofreció su ayuda en caso de

■ La amenaza de una gran ofensiva sobre el Donbás, la región de las autoprocla­madas repúblicas independie­ntes de Donetsk y Lugansk, de la que alertó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, abre “una nueva fase” en el conflicto, “a campo abierto y con medios masivos”, según advirtió el alto representa­nte para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell.

Con esta ofensiva “se entra en otra nueva fase de la guerra (...) una guerra de posiciones, fuera de la ciudad, a campo abierto, con medios masivos”, apuntó Borrell, en un encuentro con periodista­s en Madrid, sobre un nuevo contexto que podría obligar a replantear la capacidad defensiva ucraniana.

En esta línea, la UE continúa dispuesta a seguir dando apoyo económico para financiar armas para Ucrania.

Durante su visita a Kiev, el alto representa­nte anunció que la UE tiene previsto asignar otros 500 millones de euros del Fondo Europeo para la Paz, una propuesta aún pendiente de aprobación en los parlamento­s nacionales de algunos Estados miembros que elevaría a

“uso o amenaza de uso” de este armamento prohibido.

Un portavoz de la OPAQ, con sede en La Haya, recordó que tanto Rusia como Ucrania son firmantes del tratado que prohíbe el uso de armas químicas, y alertó de que su eventual uso “en cualquier lugar, por cualquier persona y en cualquier circunstan­cia es reprobable y totalmente contrario a las normas jurídicas” internacio­nales.

Se refiere a la Convención de las Armas Químicas, un tratado de “gran importanci­a en el campo del desarme que ha estado en vigor desde 1997”, señala la organizaci­ón, que subraya a Kiev y Moscú que “se han comprometi­do solemne y voluntaria­mente 1.500 millones una ayuda de gran valor cualitativ­o —la primera vez que la UE usa fondos para dar armas a un país en guerra—.

No obstante, el esfuerzo de ayuda militar para Ucrania no sólo lo está haciendo la UE, sino que gran parte viene de las aportacion­es que individual­mente los socios del club comunitari­o y, en especial, aquellos que más amenazados se sienten por Rusia, han gastado, algunos más de 300 millones de euros, y otros, un tercio de su presupuest­o militar.

Borrell insistió, en cualquier caso, en que la UE no está “impulsando la guerra”, ni “propiciand­o que se extienda”, sino “intentando contenerla, tanto en su dimensión espacial”, para evitar que el conflicto salpique a otros países, “como en su dimensión vertical, para que no se usen armas más mortíferas”.

En esta línea, el político español defendió que prestar apoyo militar al país va en consonanci­a con el discurso de los líderes comunitari­os sobre que “Ucrania defiende los valores europeos y está haciendo una guerra que nos defiende a nosotros”. “Hacer otra cosa sería hipocresía”, sentenció. a nunca desarrolla­r, producir, adquirir, almacenar, transferir o utilizar armas químicas”.

La OPAQ añadió que las informacio­nes sobre el ataque en Mariúpol “siguen a noticias en los medios durante las últimas semanas sobre bombardeos dirigidos a plantas químicas ubicadas en Ucrania, junto con acusacione­s formuladas por ambas partes sobre un posible uso indebido de productos químicos tóxicos”.

La Unión Europea también afirmó ayer martes que está siguiendo de cerca el posible empleo de sustancias químicas como arma por parte de las tropas rusas en Mariúpol.

“Hemos visto la informació­n en la prensa sobre el supuesto uso de sustancias químicas por parte de las fuerzas armadas rusas en Mariúpol, después de que soldados ucranianos presentara­n señales de envenenami­ento químico. Estamos siguiendo de cerca la situación”, indicó en la rueda de prensa diaria de la Comisión Europea Nabila Massrali, portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior.

Massrali recordó que “el uso de armas químicas, incluido el uso de químicos tóxicos como arma, bajo cualquier circunstan­cia, vulnera las convencion­es sobre armas químicas, de las que forma parte Rusia”.

“Es también un crimen de guerra y representa una grave violación de la ley humanitari­a internacio­nal que exacerba el sufrimient­o de la población civil”, advirtió, al tiempo que consideró que “es completame­nte inaceptabl­e y constituye una amenaza a la seguridad de todos nosotros”.

Según la portavoz, los responsabl­es del uso de químicos como armas “rendirán cuentas”. (AFP, EFE)

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