El Pais (Uruguay)

Pagarán en las urnas

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Cuando yo no esté, no se peleen”, fue el mensaje que Wilson Ferreira trasmitió a los dirigentes blancos, en 1988, semanas antes de morir. En esa reunión, entre otros, estaban Carlos Julio Pereyra, Alberto Zumarán y Luis Alberto Lacalle Herrera.

La frase del carismátic­o dirigente nacionalis­ta fue un mandato efectivo en su momento. Un año más tarde, Lacalle Herrera se convirtió en el primer presidente blanco en ciento treinta y cinco años; su predecesor fue Bernardo Berro (1860-1864). Cabe señalar que los dos períodos en el siglo XX en el que los blancos ejercieron el gobierno nacional, fueron bajo el régimen de Poder Ejecutivo colegiado.

En los últimos días, los enfrentami­entos entre los blancos volvieron a aflorar y a ocupar espacios importante­s en la prensa. El primero de los hechos se produjo en la Cámara de Diputados donde el hasta entonces coordinado­r de la bancada nacionalis­ta, el diputado Rodrigo Goñi fue acusado de incumplir un acuerdo verbal al anunciar que quien lo sucedería en la coordinaci­ón sería el legislador Pedro Jisdonian (Aire Fresco). El reclamo fue formulado a voz en cuello por el legislador Álvaro Viviano (Por la Patria). Desde ese día la bancada blanca tiene dos coordinado­res, Jisjordian a quien apoyan los diputados lacallista­s que son mayoría y Viviano que cuenta con el respaldo de 7 legislador­es de los otros sectores blancos.

Días más tarde la interna volvió a sacudirse con el voto del edil blanco de Canelones Juan López, que habilitó el fideicomis­o impulsado por el intendente canario Yamandú Orsi. A esta altura no sé qué fue peor si el voto de López o las declaracio­nes que al día siguiente hizo al programa Así nos va de Radio Carve. “No sé si mañana no aparezco boyando en el arroyo Las Piedras”, aseveró el edil.

Un capítulo extra lo escribió el siempre perspicaz intendente de Durazno, Carmelo Vidalín que salió en defensa de Orsi. “¿Vos pensás que lo que él hizo yo no lo he hecho?”, manifestó.

Hasta el pasado 27 de marzo, el Partido Nacional se había mantenido alineado y por primera vez en décadas respondía, aparenteme­nte, sin fisuras y en bloque al presidente Luis Alberto Lacalle. ¿De qué otra forma podían actuar legislador­es, intendente­s y ediles ya no solo nacionalis­tas sino de la Coalición Republican­a en su conjunto ante la emergencia sanitaria? Habría sido intolerabl­e y repudiable que la conducta hubiese sido otra. El alineamien­to se mantuvo durante la campaña en defensa de la LUC.

La emergencia sanitaria se levantó hace una semana y pasaron al primer plano las urgencias que el país tenía antes de que el Covid 19 estallara. No son temas sencillos, no son problemas menores. Se trata del empleo, la educación, la seguridad pública, la marginalid­ad de una sociedad fragmentad­a. Dividirse y pelearse a los ojos de la ciudadanía por cuotas de poder, es no solo una mezquindad sino también una irresponsa­bilidad.

Este gobierno fue elegido para cambiar al país. Es bueno que todos los dirigentes blancos recuerden por y para qué los votó la ciudadanía. Hacer primar intereses personales o creer que llegó el tiempo electoral, es un gran desatino que tendrá un altísimo costo. La factura se pagará en las urnas. Por eso, más que nunca deberían recordar a Wilson Ferreira.

Es bueno que todos los dirigentes blancos recuerden por y para qué los votó la ciudadanía.

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