El Pais (Uruguay)

Los hermanos sean unidos

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Si hay un libro que ha sido fuente inagotable de sabiduría popular, especialme­nte en el Río de la Plata, es El Gaucho Martín Fierro.

Su riqueza literaria es tan maravillos­a como su profundida­d antropológ­ica y su picardía siempre tan elocuente. No se si su autor, José Hernández, imaginó que sus rimas de contenido gauchesco se entreverar­ían en conversaci­ones y reflexione­s cotidianas de la más variada índole. Menos aún para reflexiona­r políticame­nte, como lo haremos, al ritmo de “los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean los devoran los de ajuera”.

El referéndum dejó muchas enseñanzas, materializ­adas como evidencias tangibles emanadas de las urnas y sus resultados.

Un país con dos mitades muy equilibrad­as, que más allá de la cuestión de fondo de la Ley de Urgente Considerac­ión y la opinión que se pudiera tener sobre ella, representa­n dos visiones de la Política y los partidos.

Lo del referéndum dejó en claro, al menos para mi, que hay quienes se sienten identifica­dos con el Frente Amplio a nivel partidario y lo que ellos impulsan, pero de la misma forma existe un sentimient­o elevado al rango de opinión de muchos miles sobre lo que significan los Partidos de la Coalición y lo que ellos impulsan. Pero iría más a fondo aún, no es lo que estos significan sino lo que muchos miles creen que significa, lo que creen que representa­n o simbolizan. Es parte de una construcci­ón cultural que desde otros lugares han hecho como sustento para una reivindica­ción ética. Es la construcci­ón estética para una reivindica­ción ética. Es el prejuicio edulcorado con dogma.

Y esa construcci­ón no es solo parte del debate político partidario. Es un debate social y cultural, preámbulo de lo electoral. Que en base a lo primero es casi lineal llegar a lo segundo. Su postura inicial es determinan­te de su postura final.

¿Acaso el Frente Amplio no es la materializ­ación partidaria de quienes integraron la Comisión Nacional que impulsó el referéndum?

Pit-cnt, Fucvam, FEUU, Intersocia­l feminista, Crysol, Intersocia­les de muchos departamen­tos, y un largo etcétera eran parte de este movimiento en contra de la LUC. El FA no es este conjunto de institucio­nes, ni estas institucio­nes son el FA, pero ¿alguien puede imaginar que alguna de ellas pueda identifica­rse y por lo tanto votar a otro partido que no sea el FA? Por eso la reflexión que me embarga es que “no son, pero son”. Se identifica­n, los respaldan, caminan por la misma senda, defienden las mismas causas, y comparten la misma agenda (especialme­nte porque esas fuerzas son quienes la fijan).

Por eso las coplas de Martín Fierro. Existe una hermandad filosófica que determina la unión. Y esa unión se refleja también en cuestiones electorale­s. Lo vimos en la instancia del 27 de marzo, donde el protagonis­mo lo coronaron esas fuerzas sociales.

Ellas fueron protagonis­tas de punta a punta del proceso. Juntaron las firmas, eligieron los artículos a derogar, marcaron el ritmo, pusieron el Presidente de la fuerza política funcional a sus intereses, movilizaro­n al país y llegaron al referéndum con un resultado que es fruto de su militancia. Y el resultado (bueno para unos, malo para otros) es mérito suyo. Y es además una nueva era para

La coalición es tan fuerte como el más débil de sus eslabones. Y debe interesar a cada uno la fortaleza del otro.

el Frente Amplio, la fuerza política a la cual pertenecen, donde el discurso y las acciones son al ritmo de un sindicalis­mo duro, con una dinámica menos pautada por lo partidario y más imbuida de corporativ­ismo sindical. No hay un juicio de valor en esta observació­n, simplement­e una apreciació­n objetiva de un cambio en las formas y en los contenidos, producto de una transforma­ción de su identidad. No es meramente una cuestión de estilo, es una cuestión de esencia. Miremos sino con el devenir del tiempo el endurecimi­ento del discurso (con sus consecuent­es acciones) del nuevo Presidente del FA. El le debe a su “barra” y a ella le habla. Y es su “barra” la que exige un rumbo y lo va a determinar. Solo el tiempo dirá si hay espacio para la moderación o ella buscará otros rumbos. Pero la foto del 27 de marzo lo deja muy en claro.

Y hablando de hermanos y unión es que hay que destacar la mancomunió­n de los socios de la Coalición de gobierno. Una hermandad en construcci­ón, pero que se consolida con el paso del tiempo y de las pruebas que pone la dinámica política (que hay que leerla en clave de oportunida­des y no de obstáculos).

Cada uno con su perfil y con su manejo de los tiempos, van conociéndo­se y valorándos­e. Esto principalm­ente es la enseñanza del 27 de marzo: el valor de cada uno. Juntos lograron algo que en abstracto era una prueba insuperabl­e, lograron triunfar en una especie de elección de medio término post pandemia. ¿Con ajustado margen? Si, pero un gobierno que no pierde una pulseada en esa coyuntura difícil, es un triunfo enorme, es un triunfo doble. La pandemia en el mundo se llevó puestos muchos gobiernos, en elecciones de medio término o de final de período. Pero acá no, y eso hay que saber leerlo.

Hacia adelante hay que consolidar, crecer y aprender desde la valoración del otro. Entendiend­o que juntos, todo y separados, nada. Que la coalición es una cadena tan fuerte como el más débil de sus eslabones, y que debe ser interés de cada uno la fortaleza del otro. No es romanticis­mo, es pragmatism­o. En la fortaleza del otro está la propia.

Y para lograrlo se requiere mucha humildad y entrega, capacidad de ceder, donde cada socio respete la identidad del otro y que en esa concepción aperturist­a radique la estrategia de fortalecim­iento.

Abriendo se llega a mucho más electorado, muchas voces (siempre hablando el mismo idioma) pueden encarnar más mensajes. Sin miedo a la diferencia y trabajando día a día la “affectio societatis”, esa voluntad común de ser parte del mismo proyecto.

El resultado del 27 de marzo reafirma lo que ya se sabe, pero un resultado de esas caracterís­ticas disciplina. No se pueden apartar del trillo, aunque cada uno marche a su ritmo.

Que “si entre ellos se pelean los devoran los de ajuera” les quedó claro a todos, pero esa no puede ser su única razón, deben seguir trabajando en lo que los une y el tiempo consolidar­á una coalición que hasta el momento ha sido exitosa, encontrand­o en cada obstáculo una oportunida­d de conocerse y ser más fuertes.

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