El Pais (Uruguay)

Responsabi­lidad y rumbo definido

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Los partidos de la Coalición Republican­a están inquietos. La suba de precios en algunos productos y la realidad salarial los preocupa. Un sector del Partido Colorado (Ciudadanos) concurrió la semana pasada al despacho del presidente Luis Lacalle Pou para presentarl­e propuestas destinadas a controlar los precios de alimentos. Otros socios también trasmitier­on su interés.

En este contexto, el presidente de la República anunció la semana pasada un aumento en las jubilacion­es y sueldos de empleados públicos que empezará a regir en julio.

La suba de precios, la inflación, el costo de vida, la realidad salarial, son temas que preocupan a nivel nacional. Pero no se trata de una realidad exclusivam­ente uruguaya. Basta ver las noticias internacio­nales: país por país, cada uno enfrenta exactament­e los mismos problemas y las quejas se repiten.

Ello es resultado de la invasión rusa a Ucrania y su intento de conquista. Se desencaden­aron situacione­s que impactan sobre la economía mundial.

Los efectos ya se ven en Uruguay. Es que ni nuestro país ni el mundo han tenido tregua: cuando la pesadilla de la pandemia parece ceder, arranca este nuevo drama.

Afrontar los problemas que la guerra trae no será sencillo. Lo sabe el gobierno, la oposición y la población. Por más que surja un fuerte clamor para resolver estos asuntos, al estar encadenado­s a una realidad global su solución no será sencilla y no dependerá únicamente del esfuerzo que haga, por si solo, Uruguay.

Las propuestas que algunos sectores políticos (incluido el gobierno) están manejando son de corto alcance. Rebajar o eliminar el IVA a algunos productos básicos por un mes, puede dar un alivio transitori­o a la población. ¿Pero que se hace una vez vencido el plazo? En un mes esta tema no habrá pasado. El aumento salarial anunciado implicará un alivio, sin duda, pero no es una solución definitiva.

La guerra tiende a extenderse y aún cuando en algún momento termine, sus efectos, directos y colaterale­s, no cesarán por arte de magia. Ella provocó una gran distorsión en la economía mundial y nada volverá a lo de antes que, para colmo, ya había sufrido el gigantesco sacudón que produjo la pandemia.

Cuando los socios de la coalición analizan sus propuestas, necesitan entender una realidad que supera las fronteras de nuestro país y que no es pasajera: se quedará un largo rato.

La demagogia no sirve. Medidas que llenan el ojo pero son inconducen­tes, solo empeorarán las cosas. La idea de controlar los precios por decreto fue probada una y otra vez a lo largo de la historia (la del mundo y la de nuestro país) y nunca dio resultado. Quizás engañó por un corto período, pero luego vino el fracaso y el desabastec­imiento de los productos cuyo precio se quiso controlar.

Por lo tanto, ni demagogia ni improvisac­ión ni provincial­ismo. Para afrontar los tiempos que vienen, los partidos de la coalición deberán recurrir al aporte de sus mejores expertos y volcar en conjunto, sin perfilismo­s sectoriale­s, las mejores ideas para ir sobrelleva­ndo esta situación.

En esta crisis mundial habrá demanda de alimentos y Uruguay podrá responder a esa demanda. Pero la trama es tan compleja que si bien esa sería una buena salida, también el combustibl­e será más caro y quizás escaso, y la maquinaria y demás insumos que facilitan la producción de alimentos también lo serán.

Para afrontar esa realidad y lograr que la población sobrelleve la situación de la

Para afrontar los tiempos que vienen, los partidos de la coalición deberán recurrir al aporte de sus mejores expertos y volcar, sin perfilismo­s sectoriale­s, las mejores ideas para sobrelleva­r la situación.

mejor manera el gobierno deberá, una vez más, poner a prueba su temple, su visión y su capacidad de manejar bien las cosas.

Ya demostró que pudo hacerlo con la pandemia. Para este nuevo embate, con reglas diferentes, no sirven las mismas soluciones pero sí la misma sensibilid­ad y la claridad de ideas, objetivos y rumbos mostrados hasta ahora.

Habrá que ver como reacciona la oposición. Puede aportar con sensatez, puede ser un observador neutro, o puede trabarlo todo. Su actitud cuando estalló la pandemia indicaría que poco se puede esperar de ella. Su estrategia fue de crítica intransige­nte y nada indica que cambiará.

Por lo tanto, la mayor responsabi­lidad yace en la coalición de gobierno. Cada uno de sus partidos socios necesita reubicarse de modo rápido y profundo para navegar con éxito estos mares turbulento­s. No se puede estar al grito de la tribuna, como algunos han estado tentados de hacer. No se puede improvisar, hay que afrontar con espíritu de equipo y con la mayor seriedad.

La hora reclama de la coalición, una enorme responsabi­lidad y un rumbo bien definido.

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