El Pais (Uruguay)

Seguridad laboral y disciplina

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Hoy 28 de abril se conmemora el día mundial de la seguridad y la salud en el trabajo. Uruguay, como en tantos temas vinculados a las relaciones laborales ha sido pionero en la materia.

Esto es así, porque casi todos los aspectos vinculados al trabajo remunerado tienen vinculació­n con la seguridad y la salud de las personas. Fijar el límite de la jornada laboral, fue en su momento un gran avance en materia de salud y seguridad; poner a cargo de los empleadore­s la responsabi­lidad sobre las debidas condicione­s de trabajo, resultó fundamenta­l, dar un marco institucio­nal a la actividad de contralor del trabajo creando la Inspección General del Trabajo primero, y luego el Ministerio de Trabajo fue fundamenta­l para garantía de todos.

Avanzado ya el siglo XX, la ratificaci­ón de diversos convenios internacio­nales reforzó el marco normativo del ya corpulento esquema de normas laborales del Uruguay. Así, una estructura jurídica de marco legal, reglamenta­rio, e internacio­nal, dotó al país de los excelentes instrument­os con que cuenta para la protección de estos derechos. Estructura que por cierto nos distingue del resto de las naciones de nuestro continente, y nos deja ubicados en los primeros puestos a nivel internacio­nal. Un orgullo, que además de ventajas acarrea responsabi­lidades. Responsabi­lidades para todos los actores sociales.

Entrado ya el siglo veintiuno, y sobre todo en esta coyuntura pandémica cabe plantearse nuevos desafíos. Evitar lesiones, muertes, y padecimien­tos físicos o sicológico­s en el trabajo es tarea de todos, así lo marca la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo,

y sobre esa responsabi­lidad conjunta es precisamen­te en lo que hay que trabajar. La modernidad nos plantea grandes desafíos. La pandemia nos dejó la enseñanza que este tipo de eventos potencian la tecnología pero impactan en las relaciones humanas. Cambian los modelos productivo­s, la innovación tecnológic­a provoca sismas, hay cambios sociales consecuenc­ia de todo esto que resultan determinan­tes en las realidades económicas, y las organizaci­ones buscan formas resiliente­s de sobreviven­cia que muchas veces entran en pugna con derechos pre establecid­os y que se considerab­an inamovible­s. Y es en este punto donde hay que concentrar los esfuerzos de dialogo sin duda.

No se construyen relaciones de trabajo sanas desde la imposición o la “conquista”, se cimientan sobre la base del entendimie­nto. El compromiso con la salud y seguridad en el trabajo abarca a todas las partes de la relación laboral. La vieja idea que la misma solo recae sobre las empresas es absolutame­nte anacrónica. El empleador debe proporcion­ar los medios para el trabajo seguro, pero el empleado debe ceñirse a los mismos, cuidarlos, y respetar las buenas prácticas.

Una adecuada y moderna evaluación de riesgos no puede obviar los ergonómico­s ni los sico sociales, pero tampoco puede ignorar que hay inconducta­s que generan riesgos y provocan desgracias. Necesariam­ente una política sana de salud y seguridad en el trabajo debe ir de la mano de una eficiente potestad sancionato­ria por parte del empleador hacia quien se expone o expone a otros al peligro. La ley es una sola, no puede haber privilegio­s para nadie que la incumpla.

No se construyen relaciones de trabajo sanas desde la imposición o la “conquista”.

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