Historia de la basura
Qué le prometieron hace cinco años sobre la limpieza de Montevideo?, preguntaba en 1989, en un spot publicitario, Tabaré Vázquez, entonces candidato a la Intendencia de Montevideo. Y respondía: “Hoy las promesas son desagües tapados, aguas contaminadas, basurales en la esquina de su casa o en su propia puerta. Esto se arregla teniendo las manos limpias y la voluntad de hacerlo.”
Transcurrieron treinta y dos años desde que comenzó la era frenteamplista en la capital del país. Y todo sigue igual o peor. A Vázquez le sucedió Mariano Arana que en su campaña electoral proponía: “Montevideo una ciudad para querer”. Diez años estuvo en el Palacio Municipal Arana (1995-2005) y la basura siguió tapizando todos los barrios.
A Arana le siguió Ricardo Erlich. Su mandato estuvo signado por los conflictos con Adeom y lograr un acuerdo con sus trabajadores para pagarles el demagógico convenio salarial que su antecesor había firmado poco después que Argentina estallara en mil pedazos y cuando el huracán desembarcaba en nuestras costas.
A Erlich le sucedió Ana Olivera. La peor administración municipal desde que Daniel Muñoz se constituyó en el primer intendente de Montevideo en 1912, es decir en un siglo. En Youtube puede verse a una Olivera subida a la cabina de una barredora de calles, anunciando que era una “nueva forma de barrer”, así “podemos lograr la excelencia”(en la limpieza de la ciudad) “de aquí a fin de año”. Transcurría octubre de 2012.
En 2015, llegó Daniel Martínez, sí el hombre con problemas de memoria y en la Navidad de ese año, luego que Montevideo se inundó literalmente de basura, aseguró que lo que había sucedido era “una explosión de consumo”. Durante su mandato, desfilaron cinco directores de Limpieza y Medio Ambiente, algunos muy capaces como el ingeniero Fernando Puntigliano.
Fueron seis administraciones frenteamplistas desde 1990, hoy estamos en la séptima. Ninguna de ellas pudo solucionar el problema de la basura. De 1990 a hoy el presupuesto Municipal se multiplicó varias veces en dólares, hasta llegar a la actualidad en que el Palacio Municipal recauda por día U$S 2 millones.
En estas tres décadas y dos años (dos generaciones enteras), los montevideanos nos hemos acostumbrado pero no resignado a ver a la ciudad mugrienta, maltratada y malquerida.
En los últimos días, el tema de la limpieza volvió a captar la atención de los medios de comunicación. Sucedió cuando no se lograron en la Junta Departamental los votos necesarios para contraer un préstamo con el BID por U$S 70 millones. Conocido el resultado de la votación la intendenta Carolina Cosse sostuvo: “nuestra prioridad es la limpieza. Con la votación de hoy se demuestra a quiénes les interesa este tema y a quiénes no”.
Cosse, debería tener unos veintiocho años cuando Vázquez hablaba que limpiar la ciudad era un tema de “manos limpias y voluntad” Responsabilizar a la oposición porque la Intendencia no cumple con una de sus más básicas responsabilidades es infantil y ridículo. Querer convencer a los montevideanos que el malogrado préstamo del BID iba a solucionar la situación, es menospreciar la inteligencia de muchos compatriotas. Lo que en 32 años no se hizo, tampoco se iba lograr endeudando por 25 años a los montevideanos.
La era del FA en Montevideo comenzó hace 32 años; en la limpieza, todo sigue igual o peor.