El Pais (Uruguay)

De vendedor en la calle a empleado en una empresa

La informalid­ad disminuyó 3 % durante la pandemia y no ha aumentado desde entonces

- FABIANA CULSHAW

El país atraviesa una situación bastante inédita: la informalid­ad laboral disminuyó 3 puntos porcentual­s durante la pandemia (esto es, unas 50.000 personas aproximada­mente) y, a diferencia de otros países de la región, no ha vuelto a los valores prepandemi­a. Previo a la pandemia alcanzaba al 25% de los trabajador­es y ahora al 22%.

Esto surge de un estudio realizado en el ámbito de la Unidad de Estadístic­as del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y la Universida­d de la República (Udelar), en cooperació­n con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyas conclusion­es se presentaro­n ayer.

El ministro de Trabajo, Pablo Mieres, afirmó que “la baja de informalid­ad es una buena noticia”; y aclaró que no hubo una política de Estado de bajar la informalid­ad, pero se dio igual. No obstante, a su entender, sí ayudaron a ese fenómeno medidas adoptadas por el gobierno durante la pandemia para los formalizad­os (como seguros de paro y créditos). “La red de protección social que existe en Uruguay es de las mayores de América Latina. En la región solo 17% de los trabajador­es tienen cobertura por desempleo, en Uruguay casi las dos terceras partes”, señaló.

¿A qué se debe la caída de la informalid­ad? Según Matías Brum, economista a cargo del estudio, durante la pandemia se debió a la destrucció­n del trabajo informal, pero tras la pandemia se mantuvo el indicador en niveles bajos pese a la recuperaci­ón del empleo, por cambios estructura­les ocupaciona­les que ocurrieron y aún permanecen.

“Hubo gente que cambió de rubro, las empleadas domésticas casi desapareci­eron, algunos obreros o vendedores pasaron al supermerca­dismo, hay quienes decidieron vivir en el interior del país y no regresaron a Montevideo, también hay personas que no pueden volver al empleo que tenían porque ese tipo de trabajo ya no existe”, detalló Brum, al explicar el cambio de la estructura ocupaciona­l que se vive en el país.

El economista observó que existen “muchas personas” (no precisó cuántas) que dejaron de trabajar durante la pandemia y que actualment­e no están buscando reinsertar­se. En ese sentido, son considerad­as “inactivas”, no “desemplead­as”.

-3% es la variación

de la tasa de informalid­ad en el cuarto trimestre de 2021 versus el mismo período en la prepandemi­a. Hoy en día, se mantiene la diferencia.

22% es la informalid­ad

actualment­e, mientras que antes de la pandemia estaba en el orden del 25%, según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).

“¿Por qué no buscan trabajo, cómo están, qué está pasando con ellas?”, se preguntó.

Brum se respondió que, segurament­e, los mayores de 65 años, luego de dos años sin trabajar por la pandemia, probableme­nte no buscan reinsertar­se porque saben que sus posibilida­des se han minimizado, o que tal vez hay personas que decidieron irse al interior, viven del alquiler de sus viviendas de Montevideo y no quieren trabajar, o mujeres que reacomodar­on sus dinámicas familiares y prefieren quedarse en el hogar en vez de pagar a una empleada para el cuidado de los niños. “Son hipótesis o ejemplos de casos de lo que está pasando, pero hay que investigar más; lo que es seguro es que la composició­n de las familias también cambió”, afirmó.

Hubo cambios en la sociedad y en los comportami­entos de los consumidor­es, que afectaron el mercado laboral, por lo que se estima que el índice de informalid­ad no sufrirá una reversión (al alza), a menos que incidan factores no previstos. “Se trata de una caída genuina”, reafirmó el economista.

“Además, la pandemia puso en evidencia la importanci­a de la seguridad social, la población la valora más. La gente vio que era mejor un seguro de paro que una canasta del Mides”, ejemplific­ó.

ESTRUCTURA POSPANDEMI­A. El estudio arroja que actualment­e la estructura ocupaciona­l tiene una menor participac­ión de los jóvenes por debajo de los 25 años de edad y de los mayores de 65 años.

Han disminuido las microempre­sas y los cuentaprop­istas sin local (muchos pasaron a trabajar a empresas más grandes y formales), así como la participac­ión de los sectores doméstico, construcci­ón (en comparació­n con otras actividade­s), servicios turísticos y las artes. Asimismo han surgido actividade­s vinculadas a las aplicacion­es y deliverys, que marcan la modificaci­ón de la estructura ocupaciona­l tradiciona­l.

Brum afirma que las personas en la informalid­ad no son necesariam­ente las mismas que antes de la pandemia, y que la realidad es diferente según el departamen­to, siendo más complicada en la frontera.

 ?? ?? MTSS. Stefan Liler (PNUD), Pablo Mieres (MTSS) y Matías Brum (Udelar) en la presentaci­ón del estudio.
MTSS. Stefan Liler (PNUD), Pablo Mieres (MTSS) y Matías Brum (Udelar) en la presentaci­ón del estudio.

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