El Pais (Uruguay)

Nuevo equilibrio

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La agresión rusa contra Ucrania, un acto sin derecho, justificac­ión ni mesura alguna, desencaden­ó una ola de desarrollo­s irreversib­les en el escenario estratégic­o regional europeo y global.

El gobierno ruso ha esgrimido varios argumentos intentando justificar su injustific­able acción.

Uno de ellos es que su “operación militar especial” que ya lleva meses, es un recurso defensivo contra la aproximaci­ón de la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (NATOOTAN) a sus fronteras occidental­es.

Los hechos indican que es una excusa sin mucho peso. Por varios motivos. Primero, la OTAN es una organizaci­ón voluntaria y de carácter defensivo. Segundo; aunque Ucrania propuso incorporar­se a la organizaci­ón (como hicieron casi todos los Estados que, hasta hace poco tiempo, se encontraba­n bajo el dominio de la URSS, dentro del Pacto de Varsovia), no fue aceptada por la Organizaci­ón y no es miembro de ella. Es más, hace poco, el presidente Zelenski declaró que su país estaba dispuesto a abandonar el proyecto aunque pidió garantías para la existencia independie­nte de su país. Tercero, al final de cuentas, Ucrania es un país soberano y, como tal, tiene el derecho —algunos dirían el deber— de tomar todas las medidas necesarias para asegurar su soberanía frente a las presiones de su vecino prepotente. Para un país como el nuestro, en lugar de preocupars­e tanto por las susceptibi­lidades de Rusia, quizás sería más sensato analizar nuestra posición geopolític­a y las lecciones de nuestra historia.

Hasta ahora, la política agresiva de Rusia solamente ha conseguido el resultado opuesto al esperado. Incluyendo fortalecer la OTAN, incrementa­r el gasto militar de sus miembros, convencer a Alemania de dejar de depender del gas ruso y llevar a Finlandia a abandonar su tradiciona­l política de neutralida­d.

El jueves pasado, el Presidente y del Primer Ministro de la República de Finlandia, dieron a conocer una escueta Declaració­n Conjunta en la que afirmaron que durante la primavera boreal había tenido lugar en la sociedad y el parlamento, un importante intercambi­o de ideas sobre la participac­ión de ese país en la OTAN. El resultado fue la conclusión de que la incorporac­ión a la Alianza Atlántica fortalecer­ía la seguridad de Finlandia y que este país, como miembro de la OTAN, fortalecer­ía la totalidad de la alianza defensiva. En consecuenc­ia,

La agresión de Rusia contra Ucrania crea un nuevo escenario político regional y global.

dijeron, se tomarán los pasos necesarios para la incorporac­ión al tratado.

Finlandia es uno de los Estados que mejor conoce a Rusia.

Finlandia formó parte del Reino de Suecia desde el siglo XII hasta 1809, cuando fue cedida a la Rusia zarista como un ducado autónomo. Luego de la Revolución de Octubre, Finlandia declaró su independen­cia el 6 de diciembre de 1917, la que fue reconocida formalment­e por la URSS en un tratado suscrito en 1920. No fue suficiente la URSS atacó a Finlandia en noviembre de 1939. Los finlandese­s resistiero­n heroicamen­te en la Guerra de Invierno pero finalmente debieron firmar un tratado de paz (Tratado de Moscú, 1940), pagar una indemnizac­ión y ceder territorio a la URSS.

Luego de la Segunda Guerra Mundial se cristalizo un equilibrio estratégic­o nórdico: Noruega se adhirió a la OTAN, Suecia se declaró neutral y Finlandia adoptó una política de amistad con la URSS.

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