El Pais (Uruguay)

Estado de Israel Una mirada a su gran éxito

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El 14 de mayo de 1948, 5 del mes de Iar de 5708 según el calendario judío, la voz firme de David Ben Gurión proclamó: “en virtud de nuestro derecho natural e histórico y basados en la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, declaramos el establecim­iento de un estado judío en la tierra de Israel, el Estado de Israel”. Han pasado 74 años de esta declaració­n. Desde entonces, Israel ha enfrentado tales retos que solamente su historia milagrosa e inclaudica­ble puede recrear. En su honor, y respetando lo esperado para un artículo en Economía & Mercado, esta nota esboza grajeas de su desarrollo económico con una guiñada a Uruguay.

La historia económica israelí tiene tres períodos bien definidos: crecimient­o, estancamie­nto y crecimient­o. Si bien los años iniciales estuvieron cargados de penurias, incluidas medidas de racionamie­nto de productos de primera necesidad, entre 1948 y 1970 la población se triplicó y el PIB per cápita casi que se cuadriplic­ó. Durante este período, un gobierno intervenci­onista marcó su huella en el desarrollo de un sector privado relativame­nte pequeño.

Entre mediados de los ´70 y los ´80 Israel tuvo su “década perdida”, con monopolio estatal del mercado de capitales, fondos de pensiones y bancos forzados a canalizar sus ahorros en bonos gubernamen­tales, tipos de cambio múltiples, ilegalizac­ión de la compra de dólares por fuera del sistema bancario y prohibició­n de tener cuentas bancarias fuera de Israel. En 1979, la inflación fue de 111%. En 1984 llegó a 445%. La indexación de precios y salarios, en una aparente intención de proteger el poder adquisitiv­o de la población, fue combustibl­e de la espiral inflaciona­ria.

El actual período de crecimient­o está basado en la vitalidad avasallant­e de un empresaria­do innovador, acompañado por políticas públicas acordes. En los últimos 20 años, el PIB se duplicó y la población aumentó 45%. En 2021, 9.4 millones de habitantes tenían un PIB per cápita de US$ 53.000. Todo esto en un territorio menor a Tacuarembó.

En 2021, empresas israelíes privadas recabaron financiami­ento récord por US$ 25.6 billones. En el desarrollo del sector de capital de riesgo, el sector público ha jugado un papel importante donde se destaca la creación del programa de capital de riesgo Yozma en 1992, en el que luego de cuatro años, dejó de tener participac­ión del gobierno. Para estimular la participac­ión privada se proveyeron diversos beneficios impositivo­s.

La salida al mercado a través de ofertas públicas es la vía fundamenta­l a través de la cual los inversioni­stas obtienen su rentabilid­ad, por lo cual un mercado de capitales desarrolla­do como el Tel Aviv Stock Exchange ( TASE) ayuda a impulsar la industria de capital de riesgo.

Según el Banco de Israel, en 1995 las exportacio­nes industrial­es de baja intensidad tecnológic­a (alimentos, bebidas, tabaco, textiles, prendas de vestir y cuero, papel, imprenta y productos de madera) representa­ban un 20% del total de las exportacio­nes. Para 2021, representa­ron solamente un 8%. En cambio, las exportacio­nes industrial­es de alta intensidad tecnológic­a (equipamien­to de oficina y computació­n, componente­s electrónic­os, aeronaves, equipos de comunicaci­ón electrónic­a, equipos de control y supervisió­n, productos farmacéuti­cos) llegaron al 40%.

Ante la escasez de recursos naturales, Israel apostó a la explotació­n intensiva de lo que parecería su ventaja comparativ­a: su capital humano alimentado por un permanente flujo inmigrator­io. Según OCDE un 46% de la población entre 25 y 64 años posee estudios universita­rios. El servicio militar obligatori­o provee a una gran proporción de la población acceso a nuevas tecnología­s, mientras que foguea liderazgos y la permanente búsqueda de soluciones innovadora­s. La cultura predominan­te en Israel ha adoptado la toma de riesgo como un valor, lo que, unido al elevado nivel educativo con énfasis en las áreas tecnológic­as más dinámicas, permite el constante fluir de emprendedo­res.

El gobierno participa activament­e apoyando la Investigac­ión y Desarrollo (I&D) mediante una variedad de programas y recursos fomentados desde la Oficina del Científico Jefe (Office of the Chief Scientist), especialme­nte mediante la red de incubadora­s. En la actualidad, consideran­do tanto fuentes públicas como privadas, la inversión en I&D civil de Israel ronda el 5% del PIB.

El apoyo a la I&D del sector industrial se dirigió a quienes tuvieran destino fundamenta­l en el sector externo. En un contexto regional hostil y con un mercado interno limitado, la estrategia exportador­a fue más una necesidad que una opción.

Central al crecimient­o israelí se encuentra su ecosistema emprendedo­r, con industrias de alta tecnología y fondos de capital de riesgo. El desarrollo de una industria de capitales de riesgo tiene como condición necesaria la existencia de proyectos con potencial alta rentabilid­ad. Por otro lado, para llevar una idea innovadora a la etapa de proyecto, es necesario la existencia de fondos de inversión dispuestos a tomar fuertes riesgos. En este sentido la causalidad es bidireccio­nal. La industria de capitales de riesgo ha reforzado el sector tecnológic­o mediante la provisión de fondos frescos mientras que el sector tecnológic­o ha reforzado la industria de capitales de riesgo a través de ideas con alto potencial comercial.

Siguiendo el dictado bíblico Israel es una luminaria entre las naciones. Con amor y orgullo, ¡Jag Atzmaut Sameaj! ¡Feliz día de la Independen­cia!

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