El Pais (Uruguay)

ACV: carrera contra el tiempo y la desinforma­ción

Dos millones de neuronas se mueren por minuto luego del incidente

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Cada minuto que pasa luego de haberse producido un accidente cerebrovas­cular (ACV) de origen isquémico implica la muerte de, al menos, dos millones de neuronas. “El tiempo es realmente oro”, afirmó Roberto Crosa, neurociruj­ano endovascul­ar y pionero en Uruguay en la práctica de trombectom­ía mecánica, en entrevista en el ciclo Calidad de Vida en El País.

Luego de un ACV, ya sea hemorrágic­o o isquémico, el paciente debe ser atendido en el menor tiempo posible, puesto que hay un arsenal terapéutic­o que tiene una ventana de oportunida­d muy reducida. Por ejemplo, la administra­ción de un fármaco trombolíti­co debe realizarse en las siguientes cuatro horas y media del episodio y la trombectom­ía mecánica debe ejecutarse en las siguientes seis horas.

“Tras una centena de casos encontramo­s que el 75% de los pacientes no había reconocido los síntomas. Muchos de ellos se acostaron a dormir porque sintieron que se les durmió una parte del cuerpo”, advirtió el

7 uruguayos

mueren al día por un ACV. Hay dos tipos: hemorrágic­os (un vaso sanguíneo se rompe) o isquémicos (bloqueado por un coágulo de sangre).

10% es el porcentaje

de los pacientes que sufrieron un ACV isquémico y que son candidatos para la trombectom­ía mecánica. Son los casos más graves.

27% es el porcentaje

de incremento de casos de ACV que estima la Organizaci­ón Mundial de la Salud que habrá en los próximos 25 años. médico. Y añadió: “Hay una gran parte de los pacientes que sufren el ACV en su casa y no activan ninguna alarma. Al no hacerlo pierden la posibilida­d de ser tratados”.

DIFERENTES TIPOS. Los ACV son la primera causa de muerte de los uruguayos y de discapacid­ad, lejos de cualquier otra patología, incluso cardiovasc­ular, cáncer, afecciones respirator­ias y siniestros de tránsito. Por día, mueren siete uruguayos.

A pesar de tratarse de un grave problema de salud pública, Crosa recordó que no se cuenta con un protocolo de atención ni con un centro de referencia nacional ni con una campaña de educación de la población.

“Vamos corriendo la liebre de muy lejos. Los sistemas de salud no educan”, dijo en referencia a la falta de enseñanza de cómo prevenir un ACV y cómo identifica­r los síntomas.

¿Y cuándo ocurren? Los ACV son una interrupci­ón brusca de las funciones del cerebro. Pueden ser de dos tipos: hemorrágic­os, que ocurren cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra dentro del cerebro; o isquémicos, que suceden cuando un vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro resulta bloqueado por un coágulo de sangre.

Lo último tiene dos causas: un coágulo tapa una arteria que ya está muy estrecha (accidente cerebrovas­cular trombótico) o un coágulo se desprende de otro lugar y se traslada al cerebro (accidente cerebrovas­cular embólico). El 80% de los casos correspond­e a ACV isquémicos.

“El tiempo es el gran problema que tienen todos aquellos que implementa­n acciones contra el ACV. Cuando a una persona se le tapa una arteria, todo el sistema debe actuar rápido para intentar destaparla para que vuelva a nutrir esa parte del cerebro. Cuanto más grande es la arteria, hay más riesgo del punto de vista del pronóstico vital en cuanto a la morbilidad y las secuelas porque se afecta mucho más territorio cerebral”, señaló en Calidad de Vida.

Otra afección similar a un ACV es el ataque isquémico transitori­o que, a veces, se le llama “mini derrame”. Sucede cuando la irrigación sanguínea al cerebro es bloqueada por poco tiempo. Si bien el daño a las células cerebrales no es permanente, lo coloca en mayor riesgo de sufrir un ACV.

En 2020, Crosa y otros expertos presentaro­n el Protocolo Nacional de ACV a las autoridade­s sanitarias y parlamenta­rias.

ATENCIÓN. Los factores de riesgo del ACV son “primos hermanos” de los factores que inciden en las enfermedad­es cardiovasc­ulares: la hipertensi­ón arterial, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad y el sedentaris­mo. “Todo esto ayudaría a ser más proclives a tener un ACV”, apuntó Crosa.

La excepción son los casos de ACV isquémicos de tipo traumático, más frecuentes en jóvenes, por ejemplo, como consecuenc­ia de una disección de arteria por un traumatism­o externo (un siniestro de tránsito).

Respecto a los síntomas, el médico indicó que hay que estar alertas si ocurre una pérdida brusca de movilidad o de una parte del cuerpo, pérdida brusca de la visión de un ojo y alteración del habla o al caminar.

Si el paciente experiment­a esto, “debe ser conducido” con rapidez a un sistema de salud. a la mitad. Pero debe realizarse en las siguientes seis horas desde el inicio de los síntomas. En 2021, el Fondo Nacional de Recursos (FNR) oficializó su incorporac­ión. La inversión ascendió a US$ 2 millones y alcanzará a unos 200 pacientes en una primera etapa. Los centros de salud de Montevideo, Tacuarembó y Salto están capacitado­s, con el equipamien­to y los recursos humanos necesarios, para llevar adelante este procedimie­nto.

Los síntomas del ACV generalmen­te se producen de forma brusca e inesperada y los principale­s son: alteración brusca del lenguaje, pérdida brusca de fuerza o sensibilid­ad, alteración brusca de la visión, perdida de coordinaci­ón o equilibrio y/o dolor de cabeza muy intenso y diferente a los dolores de cabeza habituales”. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) estima que en los próximos 25 años la incidencia del ACV se incrementa­rá un 27%.

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Roberto Crosa es neurociruj­ano endovascul­ar y pionero en la realizació­n de la técnica trombectom­ía mecánica en Uruguay.
ESPECIALIS­TA. Roberto Crosa es neurociruj­ano endovascul­ar y pionero en la realizació­n de la técnica trombectom­ía mecánica en Uruguay.
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