El Pais (Uruguay)

Lo que pasó y lo que viene

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Se cierra un 2022 muy parecido y muy diferente a cómo empezó, y cuyos trazos y prioridade­s marcarán el año que viene.

Muy parecido por dos motivos. Por un lado, la Coalición Republican­a (CR) sigue gobernando sin fisuras y con una agenda reformista plena. A inicios de 2022 el desafío era respaldar popularmen­te la ley de urgente considerac­ión (LUC); hoy, es abrochar la reforma de seguridad social: en ambos casos, la CR se muestra esencialme­nte unida, contradici­endo así todos los malos augurios que desde la izquierda política y cultural se señalaban sobre su continuida­d y eficiencia.

Por otro lado, vivimos un cierre parecido en forma y en fondo al talante de inicios del año con relación a la conducción de la oposición por el Frente Amplio (FA). Una campaña de mentiras tan infames como vergonzosa­s, fue su sino para derogar parte de la LUC; una campaña de calumnias tan extendidas como irrefrenab­les, en coordinaci­ón con prensa y líderes de opinión discretame­nte alineados con la izquierda, es la que caracteriz­a al FA actual.

Muy diferente también por dos causas. Por un lado, porque el tiempo de la excepciona­lidad por la pandemia se acabó. El balance de la gestión de la crisis fue destacado. Pero es recién ahora, viviendo políticame­nte con normalidad y sin la distorsión de una urgencia histórica, que se hace clara la voluntad reformador­a del oficialism­o y la decisión izquierdis­ta de oponerse radicalmen­te a todo. Por otro lado, porque los partidos de la CR están empezando a prestar mayor atención a las elecciones de 2024, y el FA va perfilando también sus precandida­turas presidenci­ales.

Todos estos trazos y prioridade­s marcarán el 2023 que se inicia. La prioridad del gobierno es cerrar la reforma de la seguridad social; dejar navegando a buen puerto la reforma de la educación; y segurament­e concretar una apertura comercial indispensa­ble. Entretanto, si el oficialism­o quiere tener chances de repetir en 2024, deberá mejorar la situación económica de las clases medias que fueron golpeadas por la pandemia, y presentar mejores resultados en seguridad pública.

Los trazos políticos ya vislumbrad­os en este 2022 perdurarán así para el año próximo: un FA aún más combativo, con sus intendente­s- precandida­tos ganando protagonis­mo en la oposición; y unos partidos de la CR que a medida que pasen los meses irán prestando cada vez más atención a sus intereses y posicionam­ientos electorale­s.

Todo esto tan previsible enfrenta, empero, un riesgo enorme del que hay que estar alerta: la manipulaci­ón del miedo al Covid que infelizmen­te está reaparecie­ndo en Occidente y que busca, de nuevo, encerrar, prohibir, vacunar obligatori­amente a prácticame­nte todo el mundo, y desfigurar así la convivenci­a social y las libertades más sagradas.

Uruguay enfrentó la histeria pasada, hecha de mentiras y exageracio­nes, con la certeza de la libertad responsabl­e, y a pesar de una oposición izquierdis­ta política y corporativ­a francament­e salvaje. En 2023, serán los precandida­tos oficialist­as quienes deberán anunciar que mantendrán firmes el timón y que no cederán al agobio de la irracional­idad liberticid­a que estará azuzada, claro está, por una izquierda cultural y política que procurará, de nuevo, encerrarno­s y liquidar nuestra convivenci­a en paz.

Si el oficialism­o quiere repetir en 2024, deberá mejorar la situación de las clases medias.

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