El Pais (Uruguay)

EL FINAL DE UNA ERA TRAS LA MUERTE DE ISABEL II

- CLARA LUSSICH

El 8 de setiembre se produjo un quiebre. Una muerte que significó no solo un cambio institucio­nal sino también el fin de un era. Tres meses después de cumplir 70 años al frente de la monarquía más importante de Europa, la reina Isabel II falleció en una tarde de verano junto a su familia y sus perros corgis en el castillo de Balmoral. La presencia estoica de la reina era un símbolo de unidad y estabilida­d en un mundo de cambios constantes. La gran pregunta ahora es: ¿su hijo Carlos seguirá simbolizan­do lo mismo?

Lo que puede o no pasar con la monarquía y su continuida­d en medio de un siglo XXI que nada tiene que ver con el mundo de 1952 —cuando Isabel llegó al trono— es una incógnita, sobre todo en un país como Reino Unido en donde en tan solo tres meses han pasado tres primeros ministros del Partido Conservado­r y la economía enfrenta una situación compleja. Eso sumado a su alejamient­o de la Unión Europea y la crisis energética debido a la guerra en Ucrania. Lo cierto es que hoy estos problemas pasaron a ser asunto de Carlos III, a pesar de aún no haber sido coronado formalment­e.

Este hombre con personalid­ad, que dice lo que piensa y supo ser odiado por muchos británicos durante su separación de Lady Di, ya no es un joven adulto ni tampoco un simple adulto, de hecho, a sus 73 años se lo puede considerar mayor como para asumir el desafío. Su edad evidencia lo agonizante que ha sido la espera para una person a que comenzó a ser instruido para rey desde niño.

Una de las escenas que mejor pinta a Carlos y su vínculo con el pueblo británico ocurrió durante los días posteriore­s a la muerte de Isabel II. Se viralizó un video en las redes sociales en el que se veía al flamante rey enojado con una lapicera. Con una lapicera.

En el video Carlos dice, mientras trata de firmar documentos: “No puedo tolerar esta maldita cosa, por dios, ¡odio esto!”. Para la prensa inglesa el carácter de Carlos en ese momento se explicaba por su cansancio. Pero la prensa internacio­nal habló de la “poca paciencia” y “mal humor” del rey.

Al revés que su hijo, quien se preparó durante toda su vida para ser rey, Isabel Alejandra María supo que lo sería recién a los 10 años, cuando murió su abuelo Jorge IV y su tío Eduardo decidió abdicar, dejando el

Dentro de nuestro duelo debemos recordar y fortalecer­nos a partir de la luz del ejemplo que ha dejado mi madre”

Carlos III.

trono en manos del padre de Isabel, Jorge V. En ese momento la pequeña “Lilibet” se convirtió en heredera hasta que finalmente fue coronada a los 25 años tras la muerte de su padre.

Durante uno de sus primeros discursos en público la joven monarca pronunció unas palabras que de alguna manera se mantuviero­n presentes durante sus 70 años de reinado: “Declaro ante todos ustedes, que toda mi vida, ya sea larga o corta, la dedicaré a su servicio y al servicio de la gran familia imperial”.

La vida de Lilibet fue larga y dedicada íntegramen­te al servicio público. La reina se enfrentó a más de un momento crítico frente a los tabloides británicos, pero siempre se la vio estoica. La propia Isabel catalogó al año 1992 como annus horribilis, debido a que en ese momento se divorció su hijo Andrés de Sarah Ferguson y también el príncipe Carlos de Diana Spencer. El último fue el más escandalos­o con infidelida­des admitidas por ambos. Lady Di era adorada por los británicos, lo que provocó que la reina estuviera en el ojo de la tormenta cuando demoró en aparecer y no colocó la bandera a media asta en el Palacio de Buckingham tras su trágica y recordada muerte en un accidente de auto.

La sombra más reciente llegó en 2020 cuando el príncipe Harry —segundo hijo de Carlos— y su esposa Meghan Markle renunciaro­n a sus deberes reales y se mudaron a Estados Unidos. Ambos dieron una entrevista a la famosa Oprah Winfrey, donde acusaron a miembros de la realeza de haber hecho comentario­s racistas sobre Markle.

Más allá de los escándalos, lo cierto es que Carlos estará al frente de una institució­n única en el mundo con una popularida­d mucho más baja que la de su madre. El actual rey tenía el 54% de opiniones favorables en agosto de 2021, según una encuesta de Yougov, muy por detrás de la reina (80%), su hijo el príncipe Guillermo (78%) y su nuera Catalina (75%). A pesar de todo, uno de los últimos deseos de la reina Isabel fue que Camila Parker Bowles, segunda esposa de Carlos y su amante durante el matrimonio con Lady Di, sea nombrada reina consorte en el momento de su muerte. Así lo manifestó la monarca durante un discurso en febrero de 2022 con motivo de sus 70 años de reinado. Es el título que habían tenido su madre y su abuela.

En el nuevo capítulo que comenzó en la realeza británica, quedará en el pasado aquella imagen de la Reina Isabel II como líder absoluta y Carlos III, activista por el cambio climático y preocupado por la arquitectu­ra londinense, tomará las riendas de una institució­n que no dejará jamás de estar en el ojo de la tormenta.

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REINA ISABEL II/REY CARLOS III

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